4: Mi pequeño Ángel.

74 6 0
                                    

"Para mí pequeño ángel, el amor de mi vida...

Aún mis ojos no dejan de aguarse al recordar aquella tragedia que arrebató tu corta e inocente vida. Mentiría si te dijera que no siento una culpa inmensa por lo ocurrido, a fin de cuentas eras mi responsabilidad. Tu madre nunca lo ha querido admitir, pero he de saber que ella no cree en las palabras que pronuncia, pues desde ese día nada fue igual. La tía Sally, el tío Joe, tus abuelos maternos, tus primos, en fin, todos lo que tuvieron la dicha de conocerte dijeron que fue un accidente, aunque ninguno de ellos me ha vuelto a ver a los ojos de la misma forma. Es evidente que dentro de sí mismos existe la gran duda de cómo y en qué momento sucedió, de si realmente tuve la culpa o algo más pasó; no tuvieron la valentía de hacer preguntas como lo hubiera hecho yo, de haber estado del otro lado de la situación. Sigo cuestionando el porqué de todas las cosas que pasaron aquel mediodía tan caótico que terminó en catástrofe; la lavadora rebalsándose e inundando el cuarto de lavado, el horno quemando la carne con papas y dejándolo incomible, el perro subiéndose al sofá con las patas llenas de lodo, mi encargado teniéndome en la línea telefónica desde temprano a causa de unos documentos mal redactados... ¡Maldición! El día estaba siendo largo, tu madre tenía una junta médica importante, Katy nos había cancelado a último momento y no pudimos conseguir otra niñera a tiempo. Yo debí haber prestado atención cuando tú y tu hermano salieron de la casa, debí haber cortado aquella llamada, debí bajar la temperatura del horno, destapar el desagüe del lavadero, alimentar al perro y cerrar la puerta trasera con llave. Todo era nuevo para mí, siempre estuve más pendiente del trabajo que de mi familia y ya no puedo remediarlo. Si tan solo hubiese prestado atención hoy estarías aquí con nosotros... Conmigo. El paramédico dijo que cuando te saqué del agua fue tarde, tus pulmones estaban llenos, por más que lo hubiera intentado no lograría traerte de vuelta, ya te habías ido. Te pido perdón, hijo mío, como en todas mis cartas. No hay un día que no piense en ti, tu partida me duele en lo profundo del alma, porque eras lo que más amaba y todavía no sé cómo afrontar este dolor -no creo poder- más que escribiéndote a diario, como si me leyeras, como si estuvieras aquí a mi lado, como lo hacías cada noche antes de irte a dormir. Más de una vez he soñado contigo, algunas de veces fueron pesadillas sobre tu muerte de las cuales quería despertar, solo para caer en la realidad de que no estabas, en otras te veía sonriendo, estabas vivo, y mi mayor temor era que aquel sueño se acabe; en ocasiones eran recuerdos, en otras solo ilusiones. Te podía ver en cada etapa, te parecías a tu hermano y a mí de joven, y éramos felices. Lamento que mi descuido te quitara toda una vida por delante. Cada vez que veía a tu hermano crecer, pensaba en ti; cuando aprendía algo, te imaginé aprendiendo, en su primer día de escuela, te visualicé con tu mochila, te vi jugando, conociendo, explorando... Te imagino hasta el día de hoy, ya se me ha vuelto un hábito que no quiero dejar. Nunca fui un creyente, pero hace unos días pasé frente a una iglesia, muchas personas salían de ella y una mujer me interceptó en la acera, tenía que decirme algo. No estoy seguro de que lo que me haya dicho sea verdad o no, pero elegí creer. Te extraño más que ayer, cada día, con cada átomo de mi cuerpo, con cada pedazo de mi ser. Y realmente espero que me perdones, porque yo no puedo. Te amo, mi niño, este libro es en tu honor. Feliz cumpleaños.

PD: No te preocupes por mí, voy a estar bien. Ya no sobre protegeré a tu hermano como solía hacerlo, cuando lo mantuve en una burbuja de cristal por el miedo que me generaba no tenerlo a la vista, porque no quería perderlo también. No te recuerda tanto, me hubiera gustado que sí, pero piensa en ti tanto como yo. Gracias a él sigo de pie; después de mucho tiempo volví a sonreír, con cada cosa que hacía me sentía orgulloso y feliz, por más pequeña fuera la razón. Siempre que estuve a punto de rendirme, caer y desistir, tu otra mitad sostuvo mi corazón y me demostró que no podía, por los tres: mi pequeño Ángel y mi gran Salvador.

-Papá".

-Papá"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(N/A. Género drama/tragedia).

Los géneros mencionados son más teatrales que narrativos, pero no sabía qué poner.

Este relato, como la mayoría, empezó siendo una cosa horrorosa y terminó por encantarme. Es bastante triste el contexto, aunque siento que no lo llegué a transmitir bien.

Los últimos meses, por no decir el último año, vi muchos casos (esos de tipo Paulette y Dinosaur Vlogs) sobre desaparición y/o muerte de niños/bebés. Cada vez que veía esos documentales sentía rabia por dentro, tanto por la incompetencia o maldad de los padres, como de los policías/gente de alrededor. Y no lograba entender a la gente que no le ponía el ojo encima a sus hijos cada diez segundos, a aquellos que, viendo/habiendo tenido a un ser tan hermoso, los asesinaban como si estuviesen matando a un mosquito, o a la gente que les daba igual sus vidas y no querían buscarlos o buscar justicia para ellos como realmente merecían. Simples inocentes, ángeles que no sabían qué habían hecho para acabar así.

No quiero extenderme porque esto abarca muchas cosas de las que no quiero hablar como enfermedades mentales, trata de niños y pedofilia, además de que voy a llorar. Algún día quisiera formar parte de aquellas búsquedas de niños perdidos y conseguirles la justicia que merecen. Aunque lo que más deseo, es que esta maldad acabe de una vez.

¿Qué te pareció? No olvides darle una estrellita si te gustó y no dejes de comentar tu punto de vista u opinión. Realmente la aprecio. <3

¡Gracias por leer!

By Jess G.

By Jess G

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ADCYF: El guardián del laberinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora