• Capitulo 02 •

953 106 36
                                    

Después de tu encuentro con la tortuga trayendolo a tu casa, tratas sus heridas e hipotermia

Después de tu encuentro con la tortuga trayendolo a tu casa, tratas sus heridas e hipotermia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escuchas la dificultad del aliento del extraño mientras giras la llave. Esperas que tu lógica y tu razón hablen, que suenen campanas de advertencia acerca de invitar a extraños a tu casa, pero a medida que acompañas a tu compañero al departamento, te sientes más aliviado por su compañía que preocupado.

Han aceptado tu ayuda. Pronto llegará del frío. Bajo tu cuidado, no sufrirá más daños. Miras a los personajes pintados en su caparazón cuando pasan y te preguntas por qué la seguridad de esta persona es tan importante. Te preguntas por qué es tan importante para ti .

Mientras se apoya torpemente contra la pared, esperando alguna indicación tuya, sabes que está tratando desesperadamente de ocultar su vulnerabilidad. Piensas que una persona como ellos, un guerrero, debe obtener cierta sensación de consuelo al sentirse en descontrol. Se sienten más cómodos cuando son los más fuertes de la sala. Lo dejas un tiempo para que se centre en esa extraña creencia pero el ha perdido mucha sangre. Es probable que haya estado solos, desafiando las temperaturas bajo cero, durante horas. Se balancea donde están parados. Justo cuando sus ojos se encuentran con los tuyos, desenfocados e inyectados en sangre, tu aliento queda atrapado en tu pecho con cierto temor presente.

Mantienes tu mirada más de lo que pretendías junto con él.  Es imposible resistir el tirón que tiene sobre ti. Te pierdes en el dolor y la confusión transmitidos a través de los iris verdes. Pasa un período de tiempo indeterminado, donde el extraño ser mutante parece hablarte solo a través de sus ojos.

Sus ojos dicen: corre.
Dicen: Deberías haberte alejado.
Dicen: no soy digno de esta amabilidad.
Dicen: por favor, no te vayas, envíame de vuelta para morir.

No es hasta que rompes el contacto visual para cerrar la puerta detrás de ti que encuentras las palabras para romper el silencio.

-- La cocina está pasando la sala de estar -- Te sorprende escuchar un temblor en tu voz cuando transfieres tu teléfono al bolsillo de tus pantalones.

Pero la picazón del miedo debajo de su piel no se debe a la preocupación por su propia seguridad. Es preocupación por la de el.

Al ver la marcha inestable de la tortuga y la forma en que hacen un inventario silencioso de la habitación, crees que está más asustado que tú.

Es una tontería colgar la chaqueta empapada de sangre en el gancho junto a la puerta, en lugar de tirarla directamente a la pequeña lavadora al lado de tu habitación, pero de todos modos lo haces por costumbre. Puedes lavarlo más tarde. Ahora, hay asuntos más importantes a los que debes atender

En la cocina, encuentras a la tortuga de gran tamaño sentada en un taburete, luchando por respirar por mucho tiempo. Parece ser un intento de meditación aunque bufa ligeramente por no lograrlo con facilidad.

Maybe Later •Raphael x Reader• 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora