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-- No estoy ...-- Rafael sacude la cabeza mientras su barbilla cae sobre su pecho. -- Ese no soy yo --, dice en voz baja. Y luego se está moviendo.
Él cruza la habitación antes de que abandones los platos en la mesa para seguir. -- No estas que? -- preguntas mientras la tortuga se posa en el borde del sofá. -- No tienes ningún sentido--
Sus hombros anchos se desploman mientras se sienta con los codos sobre las rodillas. La posición debe ser incómoda, pero la mueca que retuerce sus rasgos no parece responder al dolor físico.
-- Tal vez no pienso en las cosas -- murmura. -- Y me dejo llevar-- Las manos de Raphael se cruzan en un patrón suave pero nervioso. Una risita tranquila rompe la explicación de Rafael; tiene más pena que alegría. -- Intrépido, Lo llamé así a veces, ¿sabes? Comenzó como una broma cuando asumió el papel de nuestro líder. Pero ... se lo ganó. Se lo ganó todos los días, nosotros ...--
-- Le pasó algo? -- Al escuchar a Raphael hablar en tiempo pasado, sabes que eso no puede significar nada bueno.
Raphael lanza un suspiro y fuerza otra risa ante su elección de palabras. -- No nos separamos exactamente amigablemente --.
Puedes ver que Raphael está tratando de mantener las cosas ligeras, pero quieres que sepa que no tiene que hacerlo. No contigo. --mis hermanos...--
Tu mano se posa sobre la suya mientras te sientas a su lado y le das un suave apretón. Él gira su palma debajo de la tuya, abierta para recibir tu toque. Tus dedos se curvan alrededor de los suyos y él no lo suelta. Te preguntas, no por primera vez, si recuerda haber tomado tu mano mientras dormía. Te preguntas si se da cuenta de cuán perfectamente encaja tu mano en la suya.
-- Luchamos -- continúa. -- Siempre estábamos peleando. Me siguió de arriba abajo. Luego, a los tejados donde nos mezclamos con algunos desagradables. Probablemente cree que lo abandoné. Probablemente por qué les dijo a los muchachos que no vinieran a buscarme. --
-- Raphael --. No hay duda de tu afecto cuando dices su nombre. Con su mano en la tuya, no parece que esta cosa entre ustedes sea unilateral. --No creo por un segundo que tus hermanos no quieran buscarte--
--No son los que me sacaron de ese callejón. No me han encontrado aquí. No tiene idea de cuán malas han sido las condiciones climáticas.--
-- Hay un pie de nieve en el suelo y una gruesa capa de hielo encima -- explicas con el ceño fruncido. -- Nadie está buscando a nadie. Intrépidos o ardientes, dudo que alguno de ustedes, tortuga, maneje bien el frío --
-- Je, claro --
Golpear tu hombro contra él no tiene ganas de chocar con una pared. Hay que dar a los músculos ondulantes del brazo de Raphael. Hay una calidad lúdica en la forma en que se balancea, junto con tu acción.
-- Raph -- le recuerdas, -- estuviste entrando y saliendo de la consciencia toda la noche. Tan pronto como la temperatura se eleve por encima de cero, te llevaré a casa --
Su mano libera suavemente la tuya y tu corazón se hunde ante la pérdida, pero luego vuelve. La almohadilla del pulgar de Raphael se arrastra sobre tus nudillos mientras se sienta pensativo. Cada pasada de su pulgar alivia su ansiedad. Su quietud te convence de que está tomando en serio tus preocupaciones.
-- Debería llamarlos -- dice vacilante, como si fuera una responsabilidad que sabe que ya no puede postergar. -- ¿Dónde está mi telefono? --
Arrastras el labio inferior entre los dientes, sabiendo que deberías haber buscado antes. -- No había uno. Tenía que asegurarme de que ibas a estar bien antes de revisar el callejón --
Aunque dejar el lado de Raphael no es algo que te sientas listo para hacer, sabes que es hora de mostrarle lo que has encontrado.
Desde la credenza en la puerta principal, recuperas el arma bifurcada y el dispositivo de comunicación roto.
Raphael acepta a ambos en un silencio aturdido antes de dejar a un lado el sai. Los restos del teléfono cáscara yacen en pedazos en sus manos.
--Debe haberse dañado durante su caída desde el techo--
La reticencia de Raphael a hablar con sus hermanos es reemplazada por la urgencia. -- Tengo que volver a salir. Si alguien robó ese paquete ...-- En su apuro por ponerse de pie, las rodillas de Rafael se doblan y suelta un gruñido de dolor.
-- Fácil.--
-- Mis hermanos podrían estar en problemas -- Inestable sobre sus pies, extiende la mano para encontrar apoyo. Su mano se aferra a tu hombro con un agarre lo suficientemente fuerte como para sostenerlo, pero te maravillas de su control. El no te hace daño. Incluso cuando hubiera sido fácil para él perderse en su propio pánico y dolor, olvidar lo frágil que eres en comparación, tiene en cuenta tu seguridad.
Estoy de vuelta, han pasado de,asiadas cosas desde mi retiro de la app. Solo dire que no vuelvo del todo, vi sus comentarios y unas personas que me escribieron por privado que siguiera la historia. Me encanta y me pone feliz que les guste mucho enserio!! Nunca pense que fuese a ser así. Gracias a todos los lectores por apoyar este libro que seguira hasta el final. Aunque este capitulo no sea como los otros de largo si que tiene su encanto.
