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12 de mayo del 2019.

"El día tan esperado fue ayer, no pude escribir ni plasmar las emociones ayer al llegar a casa, mi mente no deja de reproducir lo ocurrido.

Estaba tan nerviosa y pensando en él que casi pude sentir con mis pupilas tenían forma de corazón. Pero a ver, te cuento mejor. Fui a su casa a eso del medio día, obviamente yo estaba lista desde que amaneció con la piel erizada. ¡Iba a estar en su casa! En fin, llegó el momento y solo tuve que cruzar la calle para llegar, tuve que caminar lentamente para no parecer una loca desesperada. Fui con un vestido amarillo, unas zapatillas a juego y mi cabello suelto por los hombros. Traté de arreglarme lo mejor que pude aunque siempre termino siendo un desastre.

Su madre me recibió y ella si me reconoció a primeras, hablamos durante unos minutos preguntando por mis padres y demás hasta que lo ví, bajar de las escaleras del segundo piso con esa actitud serena que siempre tiene, su cabello negro desordenado y sus ojos verdes, oh... Sus ojos verdes como las esmeraldas escudriñando mi apariencia, seguramente quedé como una cereza vestida de amarillo.

Me dijo que lo siguiera y fuimos a la sala, su madre nos ofreció bocadillos y luego de aceptar, los trajo y desapareció por las escaleras no sin antes guiñarme un ojo sin que su hijo se diera cuenta.

En ese momento estaba que explotaba de lo sonrojada y avergonzada que estaba. Estamos hablando del chico que me mueve el piso desde los ocho años.

Sin hablar mucho, hicimos el trabajo repartiendo ejercicios, ayudándonos mutuamente mientras varias veces nuestras miradas chocaban, había un ambiente lleno de tensión, mi cuerpo se mantenía tenso, estaba tan nerviosa, mis manos sudaban logrando que mi lápiz se resbalara varias veces. En resúmen, era una gelatina andante.

Él me preguntaba si estaba bien y como toda tonta respondía asintiendo. Apenas podía pronunciar una oración sin enredarme.

Afortunadamente, o para mi desgracia, terminamos el trabajo en pocas horas. Entre los dos recogimos todos y limpiamos un poco el desastre que habíamos causado en el salón. Al final estaba tan nerviosa que no sabía cómo actuar, él solo se quedaba quieto, desde la otra punta del sofá, mirándome de una manera que pensé que me derretiría hasta quedar echa un charco en el suelo.

No sé muy bien que pasó, no sé que me pasó, no recuerdo bien. Todo está tan borroso en mi mente que apenas pude procesar lo que hice. No entiendo si fueron las ganas que estuve guardando durante años, la emoción de verlo de nuevo o mi creciente gusto pero, de un momento a otro me lancé sin pensarlo y lo besé.

Ayuda, apenas puedo escribir esto sin esconderme bajo las mantas de mi cama y no salir durante años."


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Nota de la autora (2022): Antes de que empiece el desmadre, les invito a que se fijen en las fechas, por algo están ahí. Para que luego no digan que fue muy rápido, recordemos que Mak es una chica que tiene un crush con Iam desde niños, cuando lo vió de nuevo se flechó por segunda vez y de eso ya han pasado cuatro meses. (La historia empieza en enero y acá ya están en mayo). Además, es una historia narrada por medio de páginas de un diario, obviamente nadie (o quizás si) escribe todos los días lo que les pasa y tampoco a detalle (con diálogos y pensamientos), para que tengan eso en mente.

Canción del capítulo:
STAY - The Kid LAROI ft. Justin Bieber. (No tiene mucho que ver pero la escuchaba mientras escribía el capítulo)

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† Dato curioso †

“En la ciudad de Los Ángeles, hay más automóviles que personas.”

Nuestra estrella perdida | EN EDICIÓN | ©Where stories live. Discover now