Capítulo 18

5.4K 295 14
                                    

Amelia POV

Natalia y Lourdes se fueron a la cama antes de que me despidiera de Luisita y, menos mal, porque me costó muchísimo dejarla ir y habría tenido que aguantar sus comentarios por detrás. No me podía creer lo que había pasado esta noche. Por fin había dejado salir mis emociones y Luisita me había correspondido.

Me pegué una ducha fría para poder dormir, porque con solo recordar a Luisita encima de mí moviéndose y gimiendo mientras le besaba el cuello me mojaba tanto, que no hubiera podido dormir sin ayuda extra de mi mano, pero preferí despejarme y esperar a poder sentir su cuerpo desnudo al completo.

Cuando me desperté a la mañana siguiente me dio miedo salir de la cama y darme cuenta de que todo había sido un sueño, pero cuando miré mi móvil todas las dudas desaparecieron.

No puedo parar de pensar en tus labios...

Mi sonrisa en ese momento no podía ser más grande.

Me encantas...

Salí del cuarto y me encontré a mi hermana y cuñada esperándome en el sofá con un café en la mano para llenarme de preguntas.

Estuvimos hablando durante al menos dos horas, nos arreglamos y nos pusimos a trabajar.

Tenía que volar a LA en tres semanas para hacer los conciertos que Natalia y Lourdes habían cerrado y para ello había que ensayar canciones, coreografías, vestuario, etc. Suponía que ya que volaba a Estados Unidos, Lourdes se encargaría de ponerme el mayor número de eventos porque sabía que no iba a volver en un tiempo largo.

Los días fueron pasando y el poco tiempo que tenía libre lo aprovechaba para mandar mensajes a Luisita, practicar las canciones que iba a tocar en el King's o para escabullirme y quedar con ella para darnos algunos besos. La tensión entre nosotras cada vez iba a más. Cada día nos costaba más controlarnos y parar antes de llegar a más, porque nos veíamos en la calle o en el almacén del bar. Luisita solamente le había contado lo nuestro a su hermana María y a Marina, quienes estaban encantadas de vernos tan bien.

Esta semana volvería a tocar en el King's el jueves y el viernes, así que aproveché la buena relación que tenía con María para pedirle el favor de que le diera el fin de semana libre a Luisita para poder hacer planes con ella. No le hizo mucha gracia porque el sábado es uno de los días que más gente tienen, pero la convencí diciéndole que la semana siguiente tocaría tres días en lugar de dos en el bar.

***

El viernes llegué al King's unos pocos minutos pasados las ocho, y Luisita ya me estaba esperando preocupada. Me acerqué, le dije que estaba preciosa y le di un beso en la comisura del labio antes de subir al escenario a arreglar todos los cables. Pareció ser suficiente para que no me dijera nada más sobre mi tardanza.

Cuando terminé de cantar y de recoger, me acerqué por fin a mi rubia, que no me quitaba los ojos de encima.

-¿Te has dado cuenta de que esta semana solamente estás tocando canciones romanticas? - me dijo riéndose.

-Es que estoy conociendo a una persona que me está volviendo loca últimamente y solo puedo cantar lo que siento - le contesté jugando.

-Ah, una persona... ¿y qué persona es esa? - me siguió el juego.

-Ah, ¿no te he hablado de ella?

-Creo que no... pero, tal vez cuando acabe me podrías contar todo sobre esa persona misteriosa que te vuelve loca, ¿no? - me dijo acercándose a mí para susurrarme en el oído.

-Pues no voy a poder...

-¿Qué? ¿Por qué? - ahora parecía que el juego se había terminado.

-Pues tengo que terminar de hacer unas cosas, pero te compensaré, te lo prometo. Ahora me tengo que ir... - y me acerqué a darle un beso en la mejilla.

Todavía no le habíamos puesto nombre a lo que teníamos y no quería que Luisita se sintiera presionada al darle un beso delante de todo el mundo. Al ver que de verdad me estaba despidiendo me cogió de la camiseta para que no me pudiera separar y me miró con cara de duda.

-Toma anda, aquí empieza mi recompensa.

Le di un sobre y aproveché que me soltó la camiseta para irme. La carta que leería Luisita ponía:

"Te pienso dar todos los besos que no te he dado hoy, este fin de semana. Si los quieres, estate mañana por la mañana a las 8:00 en la puerta de tu casa, paso a buscarte. María te ha dado el fin de semana libre.

Adoro la carita que debes de estar poniendo ahora mismo.

A-.

P.D. No te pienso soltar hasta el domingo."

Me fui corriendo a casa a terminar todo para la sorpresa para Luisita. Quería estar el máximo tiempo posible con ella antes de que tuviera que irme a LA porque sabía que la iba a echar muchísimo de menos.

Estaba un poco nerviosa porque Luisita se sintiera presionada y no quisiera venir, pero un mensaje disolvió todas mis dudas:

Te pienso cobrar intereses de todos esos besos que me debes.

Mañana a las 8:00 estaré más que lista esperándote.


A las 8:00 aparecí en la puerta de su casa con un Jeep que había alquilado para el finde. Luisita estaba esperándome tal como me aseguró. Por la cara que puso al verme, no se esperaba esto para nada. Estaba preciosa y supe en ese momento que podría hacer cualquier cosa por esa mujer. Cargamos el coche con sus cosas y empecé a conducir. Durante las dos horas que duró el viaje, Luisita no separó su mano de mi muslo y a mí me tenía loca con solo su tacto.

-Abre la guantera, porfa. ¿Ves ese pañuelo? Cógelo. - Dije en un momento determinado del trayecto.

-Es muy bonito. ¿Tienes frío? ¿Quieres que te lo ponga por el cuello?

-No, es para ti. Póntelo tapándote los ojos.

-¿Qué? Es una broma, ¿no?

-Para nada, aunque seguro que va a ser gracioso verte con los ojos tapados - reí.

Me miró dudosa, pero accedió. Estábamos llegando y quería que cuando estuviésemos allí pudiera verlo todo a la vez.

Paré el coche y le pedí que siguiera con los ojos tapados. Me acerqué a abrirle la puerta y bajó del coche.

-Quítatelo - dije estando a su lado.

No dijo nada, pero no hizo falta. Su mirada de asombro lo decía todo. Estábamos delante de una casita encima de un árbol. Alrededor nuestra había un bosque y se podía oír un riachuelo cerca. Para entrar a la cabaña había que subir una pequeña colina que había detrás del árbol y encontraríamos un puentecito para cruzar.

-¡Wow! - dijo cuando le pudieron salir palabras por la boca - ¡Wow! No sé qué dec... ¡WOW! Pero... ¿y esto?

-Bueno, Natalia y Lourdes han venido aquí alguna vez y me lo recomendaron. Lo ví tan perfecto, que no pude evitar reservarlo para el fin de semana.

Saltó a mis labios, literalmente. Esta mujer me volvía loca. La abracé por la cintura y me abandoné a su beso.

La cantante y su musa || LUIMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora