𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝓸 12: día de los corazones rotos.

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Hay cosas que quiero decirte

pero dejaré que te vayas

Porque si me abrazaras sin lastimarme;

serías el primero en hacerlo
















































Afuera del museo, Cole mantenía los brazos cruzados, en un intento para disminuir el frío que su piel experimentaba. Se miraba los zapatos, o de vez en cuando alzaba la mirada, para verificar que el lugar seguía cerrado; la impaciencia lo carcomía. Tomó de sus bolsillo el tiquete de entrada, verificando que efectivamente era real, se emocionaba mucho sabiendo que podría visitar el elegante  y majestuoso museo. Por sí solo no hubiera podido pagar la entrada, fue un regalo de cumpleaños que hace dos semanas sus amigas le habían obsequiado. Se puso su mejor traje, limpió sus zapatos y arregló su cabello. 

El  lugar le traía muchos recuerdos, era en esa misma ciudad donde acudía a la academia de artes y residía en la mansión de la tía Jo. En sus tiempos libres, Josephine lo llevaba a parques, restaurantes  y galerías; recorría los rincones más interesantes y descubría los secretos de la ciudad. Fue ahí donde conoció a alguien que llevaba en su corazón hasta ese día; casi un año después. De hecho, era esto último lo que lo tenía tan terriblemente ansioso; cuando descubrió que tendría la oportunidad de ir hasta allá, le escribió una carta; contándole, y añadiendo que estaría más que feliz si se presentara, tan solo para charlar sobre el tiempo que ha pasado.  Para  su desilusión, no obtuvo respuesta, aún así, algo muy dentro de Cole  dejaba despierta una pequeña esperanza de que apareciera.

Unos 20 minutos después, pudo entrar, apenas eran unas 7 personas, él no conocía a nadie, los demás parecían haber llegado en parejas y grupos. Le gustó que no hubieran muchas personas. Comenzó su recorrido observando algunas pinturas en cuadros pequeños, no solo le gustaba admirar los colores y la profundidad de cada obra; para él, hasta el lugar era parte del arte. 

Las paredes azul ópalo, con rodapiés de madera clara y una luz tenue; era muy temprano y los rayos del sol que lograban colarse por las ventanas eran ligeros. Todo formaba parte de sus sentimientos, ese cosquilleo que sentía brotando por su cuerpo, una euforia rápida y poco intensa, pero suficiente. Se sentía pleno estando ahí, un instante en su vida que coleccionaría en su memoria para siempre, pensando en lo bien que está todo: su ser, el mundo que vive, el aura de las almas rodeándole, el arte que trasciende a niveles más allá de esta realidad. 

Le llamó la atención en especial una pintura en la pared derecha, era una hermosa silueta femenina, no muy detallada; estaba en una góndola, navegando a través de un río verduzco. Tenía el cabello oscuro, le hacía juego con su piel bronceada y el vestido blanco que usaba, con flores rosadas. Cole se preguntó cómo sería vivir dentro, cómo sería revivir ese eterno momento y observarla desde abajo, verla sonreír y a la brisa desacomodarle el cabello tan negro. 

~Las Flores Del Invierno~  ShirbertWhere stories live. Discover now