1.

16 5 0
                                    

Es increíble lo que un mensaje puede hacer. En este mundo hay gente que espera durante años para obtener cirugías, transplantes y seguir viviendo. Hay gente que espera años para poder casarse. Hay gente que espera años para prepararse y trabajar en lo que le apasiona. Pero todos, sin excepción, en algún punto de nuestra vida nos emocionamos al esperar un sólo mensaje de un ser querido.

Dos o tres palabras pueden definir nuestro día en menos de un minuto, he ahí el poder del siglo XXI. Y algunas veces puede ser tan fantástico como aterrador.

°°°

Jinho: ¡Hey! Buenos días, ¿Videollamada? ;)

Mi corazón da un vuelco al leer el mensaje, me muerdo el labio con nerviosismo y me apresuro a responder para después encender mi computadora.

Yo: ¡Claro! Espero tu llamada :D

Les presento a Jinho, lo conocí en internet y ya hace casi 8 meses que hemos estado hablando casi a diario. Es coreano, y a decir verdad, muy guapo.

Bien, me atraparon, me gusta desde hace ya unos meses, no pude evitarlo. Es lindo y, a diferencia de otros extranjeros que he conocido, es un tipo decente y él nunca me ha buscado para algo más allá de una amistad. Y ese es el problema.

"Vídeo llamada entrante de Jeon Jinho"

¡Hola! Hacía tiempo que no hacíamos videollamada.– Saludó, usaba una sudadera gris y estaba en su habitación. Podría reconocerla incluso si vuelvo a nacer.

¿Muy raro? Bien, me detendré.

–Es cierto, ya habían pasado... ¿Dos semanas y media?

Dos semanas. El fin de semana pasado te llamé por teléfono.

–Eso no cuenta, no ví tu cara.

Dos semanas y media entonces.–Reí y me acomodé en la silla del escritorio.–¿Qué haces? ¿Tarea?

–Se supone que debería de estar estudiando para una presentación. En serio, odio administración de empresas.

¿Si lo odias tanto porque lo estás estudiando?

–Mi madre me inscribió antes de que pudiera terminar el bachillerato, ya estaba pagada la inscripción y los primeros dos semestres de colegiatura. No pude negarme.–Un mensaje llegó a su celular, lo leyó, soltó una leve sonrisa y me miró.

Oye, ¿Nunca has pensado en venir?

¿Cómo? ¿Irme a... Corea?

–Sí, ¿Nunca lo has considerado?

Bueno, lo llegué a pensar un par de veces pero nunca lo consideré como una posibilidad.

¿Y porqué no? Odias tu vida allá, ¿No? Tu madre te controla, tu padre los abandonó y estás estudiando algo que literalmente odias ¿No te gustaría tener algo más? ¿Tomar tus propias decisiones?

–Tengo una familia aquí y lo sabes, nunca me permitirían irme.

Tu familia sólo piensa en ellos mismos. ¿Nunca te han preguntado qué es lo que tú quieres? ¿Lo que quieres hacer con tu vida? No lo han hecho, ¿Verdad?

–Jinho...

De acuerdo, lo siento.– Suspiró, con pesadez. Iba a hablar pero algo detrás de él se movió, me pareció haber visto un brazo que después desapareció en un instante. Parpadee un par de veces, debí haber visto mal. Centré mi atención de nuevo en Jinho–No quería presionarte a nada, sólo... Sólo pensé que sería lindo que estuvieras aquí, conmigo, saldríamos a comer, al cine y... No sé.–Soltó una pequeña risa sin humor y mi corazón se conmovió con sus palabras. Su celular volvió a sonar y me miró con tristeza.– Lo siento, debo irme, te llamo luego, ¿De acuerdo?

The Day I Ran AwayWhere stories live. Discover now