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Tengo pocos recuerdos de mi padre, se fue cuando tenía 5 años así que recuerdo pocas cosas de él. Recuerdo haberlo visto discutir con mamá en las noches cuando creían que ya estaba dormida, recuerdo cuando me llevaba al parque cuando mamá tenía juntas del trabajo.

Recuerdo en particular una noche, me había quedado dormida en el sillón tras ver mi serie favorita y papá me cargó en brazos y me llevó a mi cama, me tapó, besó mi frente y acarició mi cabello. Cuando desperté a la mañana siguiente, papá no estaba, mamá se había ido a trabajar y había un broche para cabello con forma de moño color rojo en mi mesita de noche. Papá se había ido.

"Eres igual a tu padre"

¿Mamá?

"Buenas noches, Lizzie"

¿Papá? ¿Eres tú?

-Lizzie... Despierta... El desayuno está listo.-Abrí los ojos y lo primero que pude ver fue la cara sonriente de Jinho.

Luego recordé la noche anterior.

"Eres igual a tu padre"

Y fue ahí cuando lo solté. Comencé a llorar descontroladamente frente a Jinho como si fuera una niña pequeña que se perdió en el parque.

–¿Lizzie? ¿Qué pasa? ¿Te duele algo?–Jinho se sentó en la cama preocupado. Negué con la cabeza, intenté decirle que estaba bien pero ni siquiera podía hablar.

Pegué mis rodillas contra mi pecho y cubrí mi cara con mis manos. No quería que Jinho me viera así, no en mi primer día oficial en Seúl.

–Shh... Tranquila... Todo va a estar bien.– Jinho se recostó a mi lado y me abrazó, acarició mi cabello y susurró cosas lindas en mi oído. Estuvimos varios minutos así hasta que pude calmarme un poco.

Me separé de Jinho y me senté en la cama contra el respaldar, abracé mis piernas contra mi pecho y fijé mi mirada en mi celular, las llamadas habían parado. Jinho me trajo un té de manzanilla y lo tomé en mis manos sintiendo la calidez de la taza.

–Hablé con mi madre anoche.–Susurré con un nudo en mi garganta.

Jinho suspiró,–Tenía que pasar tarde o temprano.

–Lo sé.–Me encogí de hombros.–Pero ni siquiera se preocupó. Cualquier otra madre preguntaría cosas como "con quién estás" "estás bien" "te duele algo". Pero no tengo cualquier madre, mi madre se preocupó más por las estúpidas prácticas.

–Lo siento mucho Lizzie.–Y me volvió a abrazar. Tenía que dejar de hacerlo o mi corazón tendrá problemas.–Tenemos que animarte.–Me separó y limpió mis mejillas suavemente.–No puedo permitir que pases tu primer día oficial en Seúl así.

–¿Y qué haremos?–Pregunté con algo de timidez.

–Vamos a ir al centro, te voy a comprar ropa, comeremos algo delicioso, iremos al karaoke, volveremos a comer algo delicioso e iremos a un club a beber y bailar.

–¿Y la ropa porqué?

–Sólo porque sí.–Se encogió de hombros con una sonrisa en la cara.–Es divertido.

–¿Gastar dinero es divertido?

–Así es.

Reí.–Ustedes los coreanos son raros.

Jinho me miraba, había algo distinto en su mirada.–Es bueno verte sonreír.

Ambos nos levantamos y luego Jinho salió para que pudiera vestirme. Usé un short de mezclilla y una playera blanca.

The Day I Ran AwayWhere stories live. Discover now