7.

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-Escúchame bien, Elizabeth Stone Edwards, me niego a olvidar ese beso.

Lloré. A mares.

Jinho liberó mis manos y se levantó confundido, y si él estaba confundido, imagínense cómo debo estar yo.

Inmediatamente me senté en la esquina del sofá y abracé mis piernas aún sollozando en un intento de "lugar seguro"

-¡Eres un idiota!-Grité con fuerza.-¡Me rechazaste! ¡Evidentemente lo hiciste! ¡Frente a todos! ¡E intenté olvidarte! ¡¿Y qué haces?! ¡Apareces y me confundes!-Me levanté y le lancé un cojín.-¡Idiota!

-Lizzie... Yo...-Esperé a qué hablara, esperé varios minutos, pero Jinho sólo se quedó en silencio.

-¿Es todo?-Reí irónica.-Ni siquiera te molestas en inventar una excusa.-Asentí comprendiendo todo. Me dí la vuelta y estaba a punto de retomar camino a mi habitación pero regresé y le dí cara.-Hiciste tanto alboroto, ¿Por esto?-Suspiré cansada.-Si no ibas a decir nada hubiera preferido quedarme con Seokmin, era un buen tipo y merecía la oportunidad.

Y me encerré antes de que pudiera ver sus ojos de nuevo.

Lo único que pude escuchar fue el portazo que dió al encerrarse en su habitación al igual que yo.

Al día siguiente tenía que ir al trabajo, y esta vez era verdad así que me levanté y me puse un traje negro con blusa blanca y botas negras. Tomé mi bolso con ciertas cosas indispensables en él, estaba a punto de salir pero me detuve en la puerta. Jinho estaba en casa, podía escuchar la televisión desde donde estaba.

Al diablo, no me voy a detener por él.

Salí de la habitación y me dirigí a la cocina para después tomar una manzana y guardarla en mi bolso.

-¿A dónde vas?- Preguntó Jinho al verme.

-Al trabajo.

Jinho rió sarcástico.-Sí, claro. Eso dijiste ayer y estuviste coqueteando con ese perdedor.

-No tengo porqué darte explicaciones a tí.-Tomé una botella de agua del refrigerador y la guardé de igual manera.

-Lizzie.

-No.-Interrumpí. No quería seguir escuchándolo, él no tenía derecho a interferir.

Simplemente salí de casa y seguí mi camino.

La reunión con el escritor resultó bastante bien, nos esforzamos tanto en la presentación del libro que el escritor quedó fascinado con nosotros y firmó un contrato por tres libros.

-Esa reunión fue un éxito, ¿No lo cree, señorita Stone?-Preguntó el señor Park al salir de la reunión.

-Estoy de acuerdo, señor.-Asentí. Salimos del edificio dando con el estacionamiento y me detuve para despedirme del señor Park.

-¿Te vas en autobús? ¿Con esos tacones?-Miré mis botas, no eran muy altas pero sí cansaban un poco, a esta hora los estudiantes salían de clases así que era probable que no hubiera asientos. El señor Park negó con la cabeza.-Te llevaré a casa.

-No, no, está bien, no es necesario, el autobús está bien para mí.-Me apresuré a decir, no quería ser una molestia.

-Vamos, señorita Stone, es poco caballeroso dejar a una mujer en transporte público sola.-Oh, vaya, deja .-Permítame ser caballeroso, señorita Stone.

Sonreí y finalmente asentí. El señor Park hizo lo mismo y me guió a su auto, un convertible hermoso. ¿Lo mejor de todo? No presumió de dónde lo consiguió, cuanto le costó, o lo bien que le combina con su tono de piel. Eso era lo que hacía Harold y era verdaderamente frustrante.

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⏰ Última atualização: Feb 02, 2021 ⏰

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