Nueva York

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La primavera en Tokio suele ser con días soleados, temperaturas suaves y una fresca brisa del océano, es una ciudad enorme, con alrededores agradables que se extienden por las colinas y con el centro lleno de torres de cristal y acero, donde el tráfico bulle intenso. La población es muy cosmopolita, con residentes latinos, extranjeros y europeos casi en mismo número que los asiáticos. A Izuku le gustaba llamarlo su hogar, ya que allí fue donde nació y se crió, ese mismo lugar en donde había estudiado y donde trabajaba; la ambición de viajar lejos había sido fuerte en su momento, pero no había podido hacerlo cuando estudiaba y sólo había estado en L.A y Fiji de vacaciones con unos amigos, luego, no había tenido oportunidad de hacerlo más.

Consecuentemente, la perspectiva de viajar a Nuevo York le resultaba excitante. El colegio y las lecciones le ocuparon la mayor parte de los días de espera, junto con las visitas a su padre en el hospital y por las noches estaba Bakugou; se negaba llamar "hacer el amor" a lo que estaban haciendo, solo dos personas que se quisieran realmente hacían el amor. Entonces... ¿qué era lo que tenían? Un trato, lo que tenían era solo eso.

Nueva York era increíble. Le encantó el frenético ritmo de la ciudad, el ruido de las calles, la espontaneidad de la gente y ni hablar hotel era impresionante, la suite magnífica y el servicio para morirse. Bakugou le había dicho que en un momento dado, estaría ocupado por negocios todo el día, pero nada podía bajarle a él el buen humor y la excitación, por lo que respondió que iría a ver la Galería de Arte; se podría pasar allí el día entero y luego estaban los museos y varios otros lugares de interés, eso por no mencionar los enormes almacenes.

Bakugou le dio un teléfono móvil y le dijo: — Llévalo contigo y utilízalo para ponerte en contacto conmigo cuando quieras. Usa los taxis y no te metas en el metro ¿de acuerdo?

— Yo he vivido toda mi vida en una gran ciudad. — Respondió él y la expresión del rubio se endureció

— Nueva York no es Tokio — dijo, ofreciéndole un fajo de billetes — Y usa también esto —

— Yo tengo dinero — El de su sueldo, que había cambiado en dólares americanos

— Tómalo — insistió el mayor

— No lo necesito — remarcó

— Puta madre Deku —exclamó — ¿Por qué tenemos que discutir? —

— ¿Por qué lo haces tú? No soy tonto y no saldré del hotel sin dinero suficiente para los taxis y para comer. Si me quedo sin dinero, te llamaré ¿de acuerdo? —

Él metió el dinero en la caja fuerte de la suite y le dio la llave — Esto lo pone más fácil —

— Gracias —

Katsuki miró su reloj —Tengo que marcharme ¿Te vas a quedar un rato aquí o vas a empezar ya a explorar la ciudad? —

— Me voy ya mismo — dijo Izuku sin dudarlo y lo hizo empezando por un museo.

Bakugou lo llamó al móvil a mediodía, justo cuando él se estaba comiendo un perrito caliente con cátsup y mayonesa. Tenía demasiadas cosas que ver y no iba a perder el tiempo comiendo en un restaurante

— Deberás estar de vuelta en el hotel a eso de las cinco y media, saldremos fuera a cenar — le dijo

— Muy bien —

— ¿Dónde estás? —

— En un puesto de perritos calientes — respondió inocente

— Pero ¿dónde? — habló con voz dura

— Estoy en... No puedo ver el nombre de la calle —

— Deku... — Pero lo interrumpió antes de que pudiera decir nada más

Amantes por contratoWhere stories live. Discover now