Capítulo 7: Operación Pulgoso

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Durante un receso, Adrien tuvo que ir a los baños para hablar con su kwami, ya que este le había insistido que algo grave podría sucederle a Marinette si no actuaban rápido.

-¿Estás seguro de lo que dices Plagg? –el kwami con sus patas cruzadas, asintió serio.

-No hay duda, perfectamente escuché que Lila está buscando la oportunidad de quedar a solas con Marinette y hacerle daño, porque la muy loca está convencida que Marinette es la culpable de sus "desgracias" actuales.

-¡Pero Marinette es incapaz de hacer algo así! –dijo furioso el modelo, y Plagg se sorprendió del fuego en los ojos de su portador-, el solo pensar que degrade a Marinette a su nivel, me da repulsión –Adrien chasqueó los dientes, y Plagg suspiró por su actuar, ¿Cuándo se iba a dar cuenta? ¿Acaso debía pasar algo realmente grave a Marinette para que Adrien abriera los ojos de que ella es más que "una buena amiga"?

-Por eso tenemos que adelantar las operaciones y acabar definitivamente con esa mentirosa, ¿Tienen clase de arte al aire libre, cierto? –preguntó Plagg, ya volviendo a la realidad de la situación.

-Sí, iremos al parque a dibujar elementos naturales, es parte de un proyecto escolar –respondió decidido el rubio-, ¿Qué necesitas?

-Un tocino, no muy pequeño pero tampoco muy grande, lo suficiente para que pueda colocarlo en el cabello de la mentirosa, también, que te asegures que Marinette esté en un grupo todo el tiempo, ya sea contigo o tus amigos, si está cerca del profesor mejor todavía, y lo más importante, que concuerdes con la morena del Ladyblog para hablar a solas más tarde –a sus indicaciones, Adrien asintió resuelto.

Por lo que durante el inicio de la clase especial de arte, Adrien no se separó de ningún momento de Marinette, mientras que sus amigos siempre estaban con ellos. Más que el modelo insistía en colocarse en donde el profesor podía verlos sin problemas. Todo esto encendió aún más la ira de Lila, la que ahora estaba sin su chaqueta y con el sol pegando fuerte en su espalda, sin mencionar, que nadie le dirigía si quiera una mirada de compasión, ya que era claro que no confiaban en ella.

De esa forma, Plagg, con el tocino entre sus patas, aprovechó de revolotear con cuidado por los callejones de París, atrayendo a cuanto perrito se encontrara en su camino.

-Te juegas la cola por tu terroncito, Plagg, no lo olvides –se dijo a sí mismo el kwami, volando discretamente por los árboles del parque, hasta llegar donde Lila, y con mucho cuidado, colocó el pedazo de carne en su larga cabellera, para luego salir disparado a la arboleda cuando se escuchó los ladridos caninos a lo lejos.

-¿Qué sucede con esos perros? –preguntó una extrañada Mylene, al ver como una jauría de unos 9 perros llegó al parque, olfateando todo a su alrededor.

-¡KYA! ¡Largo, pulgosos! –exclamó Chloé, colgándose de Adrien, mientras que Marinette se quedó junto a Alya y Nino, al ver como esos perros pasaban entre ellos, buscando algo.

-Estudiantes, no hagan nada que pueda alterar a estos animales, recuerden que son callejeros y pueden morderlos si los provocan–les ordenó calmadamente el profesor.

Todos los alumnos asintieron, para luego evitar contacto visual con los perros, y cuando parecía que la jauría iba a irse del parque. Tres perros se voltearon hacia Lila, gruñéndole por lo bajo y acercándose a ella peligrosamente.

-Señorita Rossi, conserve la calma –le dijo preocupado el docente al ver como todos los perros rodeaban a la chica, mientras se relamían.

-¿Qué sucede? ¡No les hice nada! –exclamó asustada Lila, y luego corrió por su vida, cuando la jauría empezó a perseguirla.

One-shots- La Lista del gato negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora