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Capitulo Siete

Nuestra Señora de Paris

...


En Florencia, Giovanni daba indicaciones a los sirvientes que escoltarían a Camile hasta París.

-Todos estarán bajo órdenes de César-   Giovanni presentó al general de la familia Medicci.

César era un hombre alto de cabello castaño y quebradizo, vestia un traje  azul, llamando la atención de  toda  mujer en Florencia, con sólo mirar sus ojos y aquella sonrisa ladina.

-Te confió a Camile- Giovanni advertía a su general.

- Señor, no lo defraudare.- César hizo una reverencia y subió a su gran caballo  blanco .

-Avanza Hiperion- César chasqueo la lengua, indicando a su gran caballo avanzar.

-Señorita- César extendió la mano a Camile esperando que subiera.

-César- Camile subió al caballo, César la sostuvo con fuerza.

...

En las calles de Florencia se encontraba Leonardo intentando calmar junto a Maurizio a su amigo Flavio.

-¡Sueltame Leonardo!- Flavio dio un golpe a Leonardo, empezaría a correr hasta Camile, pero Maurizio lo derribo y lo sostenía con fuerza del cuello.-¡Maurizio, déjame idiota!

- ¡No te quedes ahí Leonardo!, ¡amarralo antes de que se suelte!- Leonardo hizo caso a Maurizio y lo ató de pies y manos.

-¡Par de bastardos, sueltenme malditos!- Flavio gritaba con furia a Leonardo y Maurizio.

Leonardo saco un pañuelo de su bolsa y lo metió a la boca de Flavio para callarlo.

No había pasado ni una semana desde aquel acuerdo entre Giovanni y Alonzo.
Cuando Leonardo le contó lo ocurrido a Camile, extrañamente su amiga no se molesto, al contrario, parecía feliz.
No podía entender el motivo de su felicidad, ¿Sería por estar más cerca de su meta?, ó  quizá por estar junto a ese hombre que tanto la enloquecia.

Giovanni había sido muy claro el día de ayer, no quería que Flavio irrumpiera en el viaje de Camile. Era por eso que Maurizio y Leonardo debían de atarlo para evitar algún percance.

-Leonardo, ¿Crees que esto está bien?- Maurizio pregunto a Leonardo, mirando con un destello de culpa e impotencia.

-Camile lo decidió así, no podemos hacer nada, tú - Maurizio miro con enojo a Leonardo, haciéndolo callar.

-Sabes muy bien que lo hace por capricho, desde el  Año Sangriento se ha quedado estancada  en lo que sucedio- Finalmente Maurizio grito con desesperación.

-Maurizio no sigas.- Leonardo advertía a su amigo.

- No, ¡tú muy bien sabes que tengo razón!- Retó con la mirada a Leonardo.

Leonardo no fue capaz de sostener aquel encuentro visual, haciendo que Maurizio enfurecida aún más.

-Y aún así te callas, ¡no haces otra cosa más que mirar como un inútil!- Maurizio le grita  a Leonardo. - Ahora mismo se va con ese hombre, ¡a saber que le hará!.

LA CODICIA DEL MINISTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora