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Capítulo Diez

La rosa de Florencia

...

Con la intervención de Santiago, el viaje a Francia fue más corto de lo esperado, cabalgaron sin descanso por unas cuantas horas, finalmente llegaron a orillas de París.

-¿Deseas ir con Claude de inmediato?-  César oculto el desagrado en sus palabras, esperado la orden de Camile.

-Preferiria descansar y comer algo antes- Camile respondió con cansancio.-Estoy segura de que los muchachos también están agotados.

Entraron a una posada, Camile se encontraba con César esperando lo que habían ordenado.

- Camile, ¿Desde hace cuanto conoces a Claude?- César pregunto a Camile mientras bebía de su copa.

-Desde hace un año- Camile mintió para evitar a su amigo.

-Visitaras Florencia de vez en cuando, ¿cierto?-

Las palabras de César hicieron sentir mal a Camile, no había pensado en alejarse de sus amigos, sentía la tristeza en la mirada del Capitán.

-Los visitaré de vez en cuando.

Camile continuo hablando con César, los guardias tomaban vino y comían con mucho alboroto, aún con todo el ruido no pudo evitar mirar a César, perdiéndose en su cabello rizado y castaño, esos ojos azulados y de mirada calmada le hacían recordar los momentos que pasaron juntos.

Aparto la mirada al darse cuenta de su error, ella no debía relacionarse con César, ahora no podía, ella sería la esposa del ministro, debia comportarse como tal, todo debía ser perfecto, y no permitiría que un error emocional rompiera sus planes.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un guardia de los Cortázar, que traía el equipaje de Camile.

César recibía el informe del guardia, mientras que Camile se encontraba en una habitación vistiendo algo más apropiado, salieron directo a París, las miradas inquietas se posaron en ellos.

-Visitare la Catedral- Camile anunció a su escolta.

Los guardias miraron con duda a César, esperando alguna orden.

-Desplieguense, yo acompañare a nuestra señora-  César cabalgo detrás  de Camile, cuidaba sus pasos y analizaba su entorno con detenimiento.

Al llegar a la Catedral, Camile pudo apreciar el caballo imponente de Claude, eso significaba que él estaría con Quasimodo.

-¿Sucede algo Camile?- César pregunto con tensión al mirar a Camile pensar con detenimiento.

-Solo espera afuera,tengo que hablar de asuntos privados con el padre- La voz autoritaria de Camile impedio a César replicar.

Con mucho cuidado, Camile descendió del caballo, saco de entre sus cosas una pequeña caja de madera, dio una última mirada a César  y entro con tranquilidad.

Los últimos rayos de sol que entraban por las rosas de la Catedral le daban un toque brillante y tranquilo. Camino con lentitud hasta el campanario, podía escuchar el cantar de las palomas y sentir el frío subir por su cuerpo, estaba nerviosa de llegar con Quasimodo, ó era él ministro que la hacía sentir aquello.

LA CODICIA DEL MINISTRO Where stories live. Discover now