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Capítulo Catorce:

Dominique Leroy

...

Desde hace días  los planes de Camile avanzaban con sigilo y rápidez, ganarse la confianza del ministro fue cosa fácil, un par de caricias y palabras dulces habían sido suficientes para hacerlo caer.

Claude había mandado a los sastres confeccionar el más hermoso vestido, un vestido digno de un ángel. Dedicaba las tardes para estudiar a su mujer, paseaba junto a ella cada vez que podía en los jardines e incluso Camile se había ofrecido a ayudarle en su oficina, a veces sólo aparecía  para leer en silencio y hacerle compañía.

Camile se encontraba en su habitación, Claude había salido en compañía de Alonzo hasta Nantes, regresaría mañana al atardecer. Durante todo el dia no se atrevió a salir de su habitación, un golpe suave en su ventana llamo su atención, dejo el libro en la mesa y se dirigió hasta la ventana. Al abrirla un pequeño gorrión entro con un papel atado a una de sus patas. Mientras Camile leía el mensaje aquel gorrión se permitió descansar en la cornisa.

Media noche , torre izquierda.

-Leroy


Espero con impaciencia la hora acordada, Chiara le había acompañado a cenar, por esta ocasión aprovechando la ausencia de Frollo, ceno en la cocina junto a la ama de llaves, las pláticas entre ambas mujeres hicieron pasar rápidamente el tiempo. Las campanas de Notre Dame  anunciaron las once en punto, Camile llego hasta su habitación, cerró la puerta con seguro y cambio su vestido por un pantalón que traía oculto entre sus maletas, recogió su cabello y se cubrió con una gruesa capa azul.

Abandonó la habitación con mucho cuidado, los guardias estaban muy al tanto de los movimientos en el Palacio, por ello ideó algunas distracciones como arrojar pequeñas piedras a los arbustos.

El recorrido debía ser más rápido de lo usual, evitando los puntos iluminados llego hasta el ala este, faltaba poco para llegar hasta la torre, freno abruptamente al encontrar a un  guardia en la esquina,  se oculto entre una de las chimeneas.

¿Qué se supone que debía hacer?

-Hey, tranquila que soy yo.-

Camile escuchó una voz divertida, al salir de su escondite miro al guardia frente así. Reconoció la voz del joven Galés, quitándose el casco mostró su rostro.

-Dominique, crei que estarías en la torre- Camile pregunto con incertidumbre.

-Esa era la idea, pero me encontré con guardias en los techos.- Dominique respondió frustrado-  ¿Cómo vas con el plan?.

-He avanzado demasiado, pero no estoy convencida del todo.- Camile respondió con sinceridad.

-Tenemos hombres infiltrados, será pan comido llegar a Clopin.- Dominique dio un golpe al hombro de Camile.

-De eso no tengo duda, pero, hace tiempo no hay alboroto, me preocupa que este tramando algo- Camile dejaba notar su preocupación.

- Se que han pasado meses desde su último asalto-Dominique dio un suspiro-  Todos se están cansando de que Francia los reciba con los brazos abiertos.

-Te aseguro que Francia no piensa de ese modo-  Camile respondió con molestia, sabía a donde quería llegar con esas palabras.

- Pues eso no parece, Francia sólo ha solapado su conducta- Dominique apretó con fuerza la mandibula- Será mejor acabar con todos.

- No puedes hacer indiferencias- Camile sentenció molesta.- ¿Me dirás los avances?

-Tan directa como siempre Camile-  Dominique replicó con gracia.

-Quiza en otro momento pueda invitarte a tomar el té- Camile respondió sacarronamente- ¿Y bien?.

Dominique le extendio dos cartas, Camile las tomo con rápidez y comenzó a leer.

-Sicilia y Venecia reportaron esto en las últimas semanas.- Dominique repuso-  Como notarás, sólo falta Francia.

Dominique no mentía al hablar, si bien Camile no era la única que deseaba "vengarse" de los gitanos, había más personas con la misma ira y resentimiento que ella, muchos de ellos habían recibido con los brazos abiertos a esas personas, sólo para obtener una apuñalada por la espalda.

-¿Carina y Geronimo?- Camile pregunto de inmediato.

-En Roma, esperando tu respuesta- Dominique respondió inmediatamente- ¿Y bien?.

-Empezaremos después de mi boda - Camile contempló el cielo despejado.

-¿Puedo saber la razón?, o me dirás que eso no es de mi incumbencia- Leroy intentaba persuadir a Camile.

-Por esta vez tendrás que conformarte- Camile sentenció dando a entender que no se hablaría más.

- Muy bien, nos mantendremos en contacto Camile- Leroy comenzó a caminar por los tejados- Espero que el ministro logre quitarte el humor de perros que tienes, deberían trabajar en conjunto.

LA CODICIA DEL MINISTRO Where stories live. Discover now