Cuarenta y uno.

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Percy veía a Naruto con la boca abierta y no pudo evitar acercarse a él y tocarlo con un dedo.

—¿Qué haces? —preguntó el viendo a Percy.

—Bueno, cuando usas el chakra del Kyūbi parece como si estuvieras en llamas —le dijo ella encogiéndose de hombros—. Quería saber si me quemaba si te tocaba.

Yamato miró a Percy con los ojos entrecerrados, a veces demostraba ser bastante lista pero otras no tanto.

Naruto soltó una pequeña carcajada ante el comentario de Percy pero se detuvo y se puso serio de repente.

—¿De verdad pensabas que puedes esconderte? —dijo amenazadoramente mientras miraba la espada de Killer B.

Percy la había reconocido de antes, era la Samehada, la espada que le había pertenecido a uno de los miembros de Akatsuki, Kisame.

Y entonces la espada se separó de Killer B y de ella salió Kisame soprendiendo a todos.

—Parece que puedes sentir el odio y los sentimientos de maldad, las limitaciones de los tipo sensorial no se aplican en ti. ¿Es este el poder de un Jinchuriki que ha dominado al Kyūbi? —dijo Kisame.

Dicho eso, comenzó su escape, tenía más de la mitad de su cuerpo aún dentro de la Sahemahada por lo que se veía bastante raro mientras huía, como una insecto azul enorme.

Percy entonces vió a Naruto encima de Kisame, dándole un puñetazo.
Había sido increíblemente rápido.

Kisame igual logró escaparse y Naruto se había quedado atascado en la pared, aún no podía aprender a controlar bien su fuerza.

Percy y Yamato corrieron hacia él mientras Killer B iba detrás de Kisame.
Después de unos segundos de intentar sacar el pie de Naruto, Yamato suspiró.

—Percy, ve a alcanzar a Killer B-sama, yo ayudaré a Naruto.

La azabache los miró a ambos para después asentir y después salir corriendo. 

Cuando salió de la cascada, vió a Kisame salir volando dentro de un tiburón. 
Percy apretó los labios mientras controlaba el agua a su alrededor para impulsarse y ser lanzarla hacia él. Guy la seguía de cerca por si necesitaba ayuda.

Al llegar, uso el agua para reducir el impacto. Sacó su espada Anaklusmos, había visto a Kisame darle un pergamino al tiburón. 

—No te dejaré escapar —le dijo Percy a Kisame mientras lo veía a los ojos amenazadoramente.

—No estoy seguro de eso, tengo la ventaja geográfica —dijo él mientras señalaba a su alrededor.

Percy sonrió, era obvio que no sabía nada de ella.
Se mordió un dedo y manchó su espada de sangre.

—Kami no Kuchiyose no jutsu! —dijo mientras enterraba la punta su espada en el mar, la cuál brilló un momento en sus manos para después cambiar de forma, ahora se encontraba sosteniendo un tridente—. Este es mi terrotorio —le dijo con una sonrisa de suficiencia en su rostro.

Kisame frunció el ceño y llevó una mano al agua.

—Suiton: Senshoku same! —dijo y al instante apareciero una ola con 100 tiburones, todos iguales.

Percy únicamente sonrió divertida. Levantó su tridente y tocó el agua con la punta. Las aguas y los tiburones se cambiaron, reconociendo el mar en sus venas.
Sin los poderes prestados de su padre, aquello se le hubiera complicado un poco más pero ahora era mucho más fácil.

Los tiburones nadaban tranquilos a sus pies.

—¿Cuál de ustedes es el que tiene el pergamino? —preguntó mirando a los animales un instante, a los segundos un tiburón salió a la superficie a su lado.

«Yo lo tengo, princesa» le dijo el tiburón mientras abría la boca y se lo enseñaba.

Kisame miraba la interacción con la boca abierta, pero no por eso se iba a dar por vencido.

—Suiton: Daikōdan no Jutsu! —dijo mientras un tiburón de agua enorme aparecía.

La chica tendría que defenderse y dependiendo de la fuerza del jutsu que usara el tiburón se haría más fuerte.

Un escalofrío lo recorrió cuando vió a la chica sonreír aún más grande. Levantó la mano que estaba vacía y únicamente hizo un pequeño gesto con su muñeca.
El tiburón desapareció en una pequeña explosión de agua.
Volvió a mover su mano y ahora varias cuerdas de agua habían atado a Kisame y lo habían inmovilizado por completo.

Miró a la chica con miedo y admiración mientras se acercaba al tiburón que tenía el pergamino y lo tomaba para después darle la orden a todos de que se fueran.
Percy le lanzó el pergamino a Guy, quien miraba la escena desde cerca.

Entonces se acercó a Kisame.

—¿Quién eres? —preguntó él cuando la chica estuvo frente a él—, ¿Cómo es que tienes tal poder?

—Mi nombre es Percy Jackson —le respondió Percy mientras levantaba uno de sus puños—, y soy una hija del mar.

Entonces reunió chakra en su puño y le dió un golpe a Kisame en el pecho, dejando salir su chakra de golpe.

Tendría unas cuantas costillas rotas pero así por lo menos se mantendría quieto.

Deshizo el jutsu de invocación divina y cayó de rodillas, en un instante tenía a Guy a lado de ella.

—Estoy bien —le dijo mientras regulaba su respiración—, hazte cargo de él, los alcanzaré en un momento.

Guy asintió mientras tomaba a Kisame y se lo cargaba al hombro, el pergamino estaba en otra de sus manos.

Percy caminó por la isla poco a poco hasta el lugar donde estaban sus amigos.
Invocar el poder de su padre le había costado bastante, ella era una semidiosa y había llegado al nivel de poder de un dios por un momento, su cuerpo no estaba hecho para eso.
Se detuvo en el camino a beber un poco de néctar sintiéndose mejor al instante.
Cuando llegó con sus amigos y los vió encerrados en bolas de agua con tiburones lo único que pudo hacer fue suspirar.

—Idiotas —murmuró mientras se acercaba—. Váyanse —les dijo directamente a los tiburones mientras iba deshaciendo las prisiones de agua una a una.

El tiburón con el pergamino ya había salido de su alcance por completo. 


Una Semidiosa perdida en Konoha.Where stories live. Discover now