Kazue.

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El día del parto, todos estaban realmente nerviosos

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El día del parto, todos estaban realmente nerviosos.

Sakura y Tsunade se encontraban con ella. Apolo y Artemisa se habían unido poco después.
Kakashi en realidad nunca se había despegado de su lado, tomaba su mano y ella creía que parecía que en cualquier momento se iba a desmayar.

Los tres médicos se encontraban gritándose los unos a los otros, hasta que Artemisa los calmó con una sola mirada.

Cuando le entregaron a su hija, Percy daba gracias a todos los dioses que aquello por fin hubiera terminado. 

Puedo haber sido nuestro hijo —dijo Apolo entonces, en griego. 

Artemisa lo miró con cara de pocos amigos mientras que a Percy solo le dio gracia.

—¿Cuál va a ser su nombre? —preguntó Tsunade entonces, mientras miraba a la pequeña bebé en los brazos de Percy con ternura.

Kakashi y Percy se miraron un momento a los ojos.

—Kazue —respondió el peliplata—. Kazue Hatake-Jackson.




Al pasar de los años, Kazue demostró ser idéntica a su padre en varios aspectos.

Para empezar, el físico.
Tenía su cabello largo del mismo color que Kakashi, platino pero no desordenado como su padre pues su madre siempre se encargaba de cepillarle el cabello. Los ojos oscuros, igual de su padre.
Incluso había heredado el lunar en la barbilla de Kakashi.
A los cuatro años, comenzó a usar una máscara, tapando la mitad de su rostro.
Si se iba a parecer a su padre, ¿por qué no hacerlo por completo?

No solo eso, si no que había demostrado ser un prodigio también.
Se graduó de la academia cuando tenía 7 años, se volvió Chūnin a los 8 años y Jōnin a los 13 años.

Su infancia había sido como cualquier otra, o eso creía.
Al ser su padre el Hokage, apenas y lo veía.
Cuando ella tenía 10 años, su tío Naruto relevó a su padre en el puesto, por lo que desde esa edad pudo pasar más tiempo con él.
No hay necesidad de decir que Kakashi amaba a su hija y desde que había dejado de ser Hokage, pasaba casi todo su tiempo con ella, y con sus otros dos hijos.

—¡Mamá, ya me voy! —gritó Kazue desde la puerta, mientras se ponía rápidamente sus zapatos.

Escuchó los pasos de su madre dirigirse hacia ella.

Según Kakashi, Percy no había cambiado casi nada desde que la había conocido. Su cabello era incluso más largo que antes, cuando le molestaba solía atarselo en una coleta baja, con un par de mechones fuera.

Kazue estaba feliz con sus rasgos físicos, pero a veces pensaba que le hubiera gustado tener los ojos de su madre y haber tomado algo de sus demás genes, como la forma de su cuerpo.
A pesar de tener 31 años y haber tenido tres hijos, su madre se mantenía muy bien.

—Recuerda que tienes que pasar por tu hermana —le dijo Percy mientras también se sentaba a su lado y comenzaba a ponerse sus zapatos—. Voy a ir a despertar a Naruto, por los viejos tiempos.

Una sonrisa burlona pintada en sus labios, sonrisa que le contagió a Kazue.
Percy podía haber crecido y madurado en algunos aspectos pero en otros no tanto.

Aquel era el día en que Naruto Uzumaki se convertía en Hokage.

Percy pasó una mano por el cabello de su hija para después despedirse y tomar caminos separados.

Había estado bastante nerviosa con todo el asunto de ser madre, pero al final había escuchado el consejo de Poseidón y le había pedido consejos a Sally, su madre.
No era que estuviera presumiendo, pero Sally era la mejor madre y abuela del mundo.
Para Kazue a veces era gracioso pensar que su tía Estelle tenía apenas dos años más que ella, por lo que en general se llevaban bastante bien.

No conocía demasiado la otra parte de la familia de su madre, alguna que otra ves una mujer rubia de ojos grises los iba a visitar, parecía muy cercana a su mamá, podría decir que incluso más que su tía Temari.
Otras iba un chico con muletas y una gorra muy colorida, a Kazue le caía bien, era gracioso y le gustaba escuchar las anécdotas que contaba de la juventud de su mamá.

El Sol aún no salía, pero de igual manera apresuró el paso hasta que llegó a la Mansión Hokage.
Entró a la oficina sin siquiera tocar la puerta para encontrar a su padre caminando de un lado a otro mientras murmuraba cosas que ella no lograba comprender.

—¿Papá? —llamó su atención, mientras cerraba la puerta.

Su padre dió un brinco en su lugar y volteó a verla.

—Ah, Kazue —dijo Kakashi mientras se acercaba a ella y ponía una mano en su cabello, despeinandola—, ¿qué haces aquí?

—Mamá te manda el desayuno —dijo mientras le daba el paquete que le había mandado su madre, al instante vió como el rostro de su padre (o por lo menos sus ojos) cambió, alegrandose. No era un secreto que amaba la comida de Percy.

Cuando Kakashi tomó el desayuno y le dió la espalda, Kazue tomó esa oportunidad para volver a peinarse con sus dedos.

—¿Qué estabas haciendo? —le preguntó Kazue mientras miraba la oficina, había varios papeles en el escritorio.

—Es solo que estoy pensando en si todo está listo para que Naruto se convierta en Hokage —dijo Kakashi mientras comenzaba a comer.

—Si sabes que hoy es la toma de poder, ¿cierto? —le preguntó Kazue mientras alzaba las cejas—. Ya no tienes de que preocuparte, en unas horas Naruto será Hokage y tú estarás libre.

Kakashi terminó de comer, Kazue ni siquiera había visto cuando daba los bocados.

—Tienes razón —dijo él, mientras dejaba caer su rostro en sus manos—. Después de hoy, iremos todos de vacaciones, las merecemos.

Kazue asintió, emocionada por la idea.

—Bueno, me voy —dijo ella, mientras comenzaba a caminar a la puerta—. Tengo que pasar por Nyoko a la casa de Sakura-san.

Su padre se despidió con una mano, y Kazue salió por la puerta.

Una Semidiosa perdida en Konoha.Where stories live. Discover now