Cincuenta y dos.

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Habían saltado dentro de Kurama y observaban atentos y desde primera fila el enfrentamiento entre los tres Bijū.
Los chicos habían formado un plan pero la habían dejado afuera, Kakashi insistía en que tenía que descansar tanto como pudiera pues ya se había esforzado demasiado. 
Guy se quedó con ella pues él también necesitaba descansar.

Pero, ¿a quién engañamos? 
Percy Jackson no se iba a quedar quieta mientras sus amigos corrían peligro.

Sacó su espada, Anaklusmos bajo la atenta mirada de Guy y de Naruto. Miró su reflejo y sonrió al ver a las dos diosas que podía usar, aunque solo iba a escoger a una pues aún tenía el poder de Hefesto. Se mordió un dedo y manchó su espada de sangre sin tiempo que perder.

—Kami no Kuchiyose no Jutsu! —dijo y su espada comenzó a cambiar de forma, al igual que su apariencia. 

Se colgó el arco plateado en su espalda, acomodándolo bien junto al carcaj que tenía lleno de flechas. 

Naruto la observó, su cabello ahora era de un café rojizo y sus ojos cafés ahora también eran plateados.

«Demuéstrales el poder que tienes a todos esos hombres, Perceia» le dijo Artemisa en su cabeza, haciendo sonreír a la semidiosa, la luna era llena pero estaba roja por lo que no tendría mucho tiempo con el poder de la diosa así que tenía que aprovecharlo.

Antes de que Naruto pudiera decirle algo, Percy saltó directo al Jūbi, estuvo en posición exactamente cuando vió que el Jūbi le regresaba su ataque a Killer B y al Hachibi con únicamente sus dedos. Apagó su chakra en el camino, tomó su arco y una flecha, con solo pensarlo la prendió en fuego y aumento el calor del fuego.

Cuando disparó la fecha, era prácticamente una bola de pura energía y calor, directo al ojo del Jūbi quien la vió hasta que fue demasiado tarde. Rugió y se hizo hacia atrás por el impacto, Percy había pensando en aumentar el golpe pero recordó a Leo y a como calentó tanto su fuego que cuando explotó, fue prácticamente una supernova pero recordó también que aquello lo había matado y no estaba para eso en ese momento. Obito y Madara recibieron parte del calor pues se encontraban bastante cerca y aparte de eso la explosión logró deslumbrarlos lo suficiente para que Percy pudiera atacar otra vez. Tomó dos flechas ahora, otra vez en fuego y las lanzó una a cada uno de ellos. 

La de Madara dió justo en su pecho y explotó deshaciendose de la mitad de arriba de su cuerpo, Obito utilizó su Kamui en el último momento y la fecha pasó sin hacerle nada por su hombro.

Kurama la atrapó mientras caía al suelo y la volvió a meter junto con los demás.

—¡¿Podrías dejar de hacer eso?! —le preguntó Kakashi al tenerla a su lado, su ceño fruncido.

—¿Hacer qué? —preguntó Percy con inocencia mientras volvía a activar su chakra.

Antes de que Kakashi pudiera responder, el chakra de Kurama desapareció, dejándolos caer. 
Percy fue la más rápida en actuar por lo que atrapó a Guy y cayó de pie.
Había sido su prioridad pues sabía que aún seguía exhausto después de abrir la séptima puerta interna, lo dejó con cuidado en el suelo. 
Percy miró a sus amigos en el suelo y ella cayó a su lado igual, tal vez Kakashi tenía razón y se estaba exigiendo demasiado, deshizo el jutsu de invocación divina de ambos dioses, de todas maneras ya sentía como el poder comenzaba a atenuarse y sabía que su tiempo estaba por acabar.

A pesar de que Kakashi se encontraba respirando de manera pesada, aquello no detuvo su sermón hacia Percy.

—¿Podrías dejar de ponerte en peligro así? —le dijo mientras volteaba a verla—, no puedo perderte.

Una Semidiosa perdida en Konoha.Where stories live. Discover now