Capítulo 6

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Enero de 2000

Narra Aradia

Después de ese día todo cambio para mi. La verdad era lo que esperaba, un cambio. Quería que toda mi insignificante existencia pasara a ser distinta, mejor. Es irónico pensar que fue un demonio quien me ayudó. Habían pasado unas pocas semanas desde el pacto y con ello las fiestas por la Navidad. No era muy fan de ellas, pues al no tener familia las pasaba sola en casa viendo la televisión. Pero ya terminadas significaba que tendría que volver a clase. Así podre ponerme a prueba.
Durante este tiempo Alastor ha sido mi mentor. Me ha enseñado a controlar mis poderes y la sed de sangre. No ha sido fácil, y no ayudaba el hecho de tener rasgos de un caníbal. Aún sigo sin poder controlar la transformación, pero la sangre del ciervo ayuda.

Respecto a lo demás la convivencia no es mala. Es raro tener a alguien en mi casa además de mi. Me cuesta acostumbrarme. Con el tiempo he descubierto algunas manías de Alastor. No le gusta para nada la televisión, a veces creo que la mira con odio. No le gusta nada que no sea de su época y adora el jazz. Todos los días me recibe poniendo música. Al menos me alegra el ambiente. Es divertido a su manera... Menos cuando cuenta chistes. Otra cosa que odia es que le toquen. Lo aprendí por las malas el primer día.
Ya se estaba haciendo de día y con ello un nuevo semestre. Vuelta a la rutina.

Sonó un ruido horroroso, el de la alarma de mi despertador. Con un movimiento brusco lo estampé contra la pared rompiendolo un poco. Me levanté perezosamente y cogí el reloj para tirarlo.

-Buenos días- salude al demonio. Este se encontraba en el sofa desperezándose. Por obvias razones no iba a dormir en mi habitación, bastante tengo con que viva en mi casa.Me miro sonriente y señalo el reloj.

-¿Otro reloj?- asentí-. Ya van 7.

-¿Qué quieres que haga? Odio que me despierten. Aunque si me hicieras el maravilloso favor de levantarme por las mañanas...

-Ni loco.

-¿Te asuste la última vez o que?- dije riéndome. Si, Alastor madrugaba. Demasiado para mi gusto. Un día al ver que no me levantaba le dio por despertarme. Digamos que no tengo buen despertar, no si lo hacen de forma brusca.

-Querida, a mi nada me asusta-dijo divertido.

-Y voy yo y me lo creo.

Me dirigí a la cocina para prepararme un desayuno rápido. Solo podía pensar en que con mis nuevas habilidades cerraría muchas bocas. Cogí las dos tazas de café y las deje en la mesa. Una de mis manos empezó a temblar, eso significaba una cosa. Mi cuerpo no aguantaba. Busque el frasco de sangre y lo bebí de un trago. Alastor me miró pensativo mientras el frasco se rellenaba solo.

-No deberías ir.

-¿Como dices?

-No deberías ir a clase. Tu cuerpo no se ha acostumbrado a tu nueva forma. Necesitas durar más tiempo sin beber sangre.

-Lo se de sobra. Pero esta vez no pienso hacerte caso- me miro confuso-. Tengo que ver si puedo estar alrededor de una multitud de personas para ver cuanto aguanto. Además, tengo que demostrar cuanto ejercicio he hecho para hacerme fuerte- dije entre risas.

-Di que lo que quieres es ver a esa niña- escupí mi café en la taza.

-Lo que tu digas.

-El amor, vaya cosa más estúpida a mi parecer.

-Nadie pidió tu opinión.

Me levanté y con un chasquido ya tenía todo listo. Esto me encantaba. Estaba apunto de abrir la puerta para irme cuando Al me llamó.

-¿Esta noche saldremos a cazar?- me mordí levemente la uña del dedo pulgar pensativa.

-Claro. Si no me salen otros planes.

***

En todo el día no he visto a Salma. No ha aparecido por clases y eso me preocupaba bastante. No era de las que faltaban. Hoy no hubo educación física por la que no pude demostrar nada, pero no era algo de que preocuparme. Lo que me comía la cabeza era que me costaba estar entre tanta gente. Podía oler la sangre de todos los presentes. Y tuve que beber sangre en el recreo para calmarme. Esto no iba a ser sencillo.

Fuí a casa de Salma preguntando por ella. Su madre me dijo que estaba con mucha fiebre y que por ello no había ido a clase. No pude verla, al menos no aún. Al llegar a casa me recibió la típica música de Al.

-Pensé que nunca llegarías. No sabía que tus clases duraban tanto.

-No fue por eso, estuve haciendo otras cosas- me quite las botas y la mochila.

-¿Qué cosas?

Y ya esta aquí el cotilla del barrio. No hay nada que se le escape.

-Visitando a alguien.

-La chica, ¿no?- asentí y me mordí la uña-. Deja de hacer eso- dijo apartándome la mano de la boca.

-Es una manía que tengo, dejame- dije alejándome de él-. Por cierto, necesito más frascos. Con uno no me es suficiente- al instante hizo aparecer dos más del mismo tamaño.

-Te dije que no estabas lista.

-Lo se. Pero quería comprobar mi comportamiento. Esta noche no vamos a cazar.

-¿Qué? ¿Por qué no? Te recuerdo que aún tienes que practicar.

-Tengo asuntos que tratar. No preguntes. Me voy ya, no quiero perder más tiempo.

Ya había oscurecido y aproveche la noche para llegar al edificio en cuestión y no levantar sospechas. Llegue hasta la ventana y la ví a ella. Estaba tumbada en la cama con muchas sábanas y un trapo mojado en la frente. No paraba de jadear y me mataba verla así. Entre a la habitación juntándome con las sombras hasta quedar a su lado. La tome suavemente de la mano. Estaba teniendo pesadillas. Coloque la otra encima de su frente quitando el paño. Una luz rojiza se acumuló en esa zona. Dejo de jadear y su expresión se volvió relajada. Puse la mano en su pecho sin tocar nada de forma indebida e hice lo mismo. Con esto debería estar recuperada en unas horas.

-No dejaría que nada malo te pasase- susurré en su oído. La di un pequeño beso en la frente y me fuí de allí. Ya fuera del edificio una sombra con cuernos me miraba-. ¿No puedes estar solo en casa?

-Estoy aquí para observar el espectáculo querida. No pretenderás que me quede encerrado todo el día.

-No sería mala idea- gruño mirándome mal-. Es broma.

-Estas mejorando- esas palabras me animaron-. La has curado de un resfriado común- dijo riéndose. Ya se estaba burlando-. Pero algo es algo. Por lo menos aprendes rápido. Aún falta mucho para el amanecer ¿Que te parece si vamos a hacer lo nuestro?

-Di que estas deseando cazar y ya. Venga, vamos-dije acercándome a él para que me llevará a la zona que usaríamos hoy para escoger presa. Creo que se me olvido mencionarlo, cazamos humanos. Es una forma de practicar mis habilidades y de que Al menos enseñe. Además el se come la presa, yo solo me quedo la sangre.

-Hoy quiero verte en acción humana-dijo contento para después llevarnos a cualquier parte de la ciudad.

Todo por ti (Alastor y tu)Where stories live. Discover now