Capítulo 6

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Llegamos a la habitación y empezamos a prepararnos. Vamos escogiendo nuestros looks mientras nos pedimos consejo las unas a las otras. Aunque Trinity al parecer no necesita consejo, ella misma se vale como estilista personal. Creo que se ha probado ya alrededor de 9 tops diferentes en tan solo 10 minutos, pero ninguno le convence. Abro mi armario y me pongo a mirar en los cajones. La verdad es que no tengo ningún outfit pensado. Y teniendo en cuenta que metí en la maleta casi todo mi armario para solo 3 semanas de viaje, no me acuerdo ni de la mitad de lo que eché. Encuentro uno de mis tops favoritos: una blusa de satén lencera negra, con tirantes, y encaje bordado en el escote. Decido combinarla con una mini falda de tubo negra. Cuando ya tengo escogido mi outfit, me cambio el sujetador por uno color carne y sin tirantes, y me pongo la ropa.

-Guau... Bree estás impresionante- dice Dakota con la boca abierta. Ella ha sido la más rápida en escoger su look y cambiarse. Lleva puesto un bralette de encaje negro conjuntado con unos pantalones ceñidos. No se ha hecho nada en pelo, pero obviamente no le hace falta. Su pelo corto, negro, y completamente liso, ya tiene un brillo natural precioso de por sí.

-Gracias- respondo tímidamente y un tanto sonrojada por su piropo. Cuando me doy cuenta, Beck también está ya vestida. Se ha puesto una blusa blanca que tiene la espalda completamente abierta, y unos vaqueros negros. A Beck es muy difícil convencerla de que hay fiestas es las que los vaqueros son demasiado "casual", pero le da bastante igual. Creo que eso es lo que más me gusta de ella, no le importa en absoluto lo que la gente piense. Y eso incluye a los vaqueros. Siempre ha tenido esa percepción del mundo, nunca basa sus decisiones en los prejuicios ni opiniones de nadie. A veces me gustaría ser un poco más como ella... Aunque en el fondo nos parecemos mucho, al fin y al cabo las dos tenemos una ida de olla bastante notable. Ella dice que somos raras, sin embargo a mí me gusta pensar que somos... "excepcionales".

-Vale, lo mismo de siempre ¿verdad?- me pregunta. Antes de darme cuenta estoy sentada en el suelo en el centro de la habitación con Beck sosteniendo una tenacilla detrás de mi cabeza. Lleva siendo mi peluquera personal desde que éramos niñas, y gracias a Dios a ido mejorando con los años... Se le da bastante bien esto, pero hay que admitir que me ha hecho algunos estropicios memorables.

-No. Hoy me apetece algo más natural. No sé... como si me acabara de secar el pelo- le digo. Soy absolutamente horrible dando descripciones, y más cuando se trata de mi pelo. Pero de alguna manera, ella siempre consigue entenderme.

-Okey, entonces pasamos de los rizos de supermodelo. A ver... vale, me va a hacer falta la plancha.- se dice a sí misma pensativa mientras desenchufa la tenacilla y empieza a buscar la plancha en uno de mis neceseres de baño. Mi pelo natural sí es liso, pero no tanto como el de Dakota, ella parece que lo lleva recién planchado las 24 horas del día, el mío en cambio, está ligeramente ondulado en las puntas y tiene alguna que otra onda suelta por ahí. Beck siempre dice que aunque tenga el pelo castaño, los rizos que me hace quedarían estupendamente si la dejara teñirme de rubia, algo que sabe que no le dejaré hacer jamás. -¿Y si solo le doy un poco de volumen?- me pregunta.

-Perfecto- digo y ella se pone manos a la obra con mi pelo. Ni siquiera me había dado cuenta de que alguien había puesto música en la habitación, pero al parecer llevaba sonando más de lo que yo creía. Escuchamos un largo repertorio de una de las listas de Spotify de Trinity, que principalmente son canciones de Taylor Swift, Fifth Harmony y One Direction.

-¡Lo tengo!- grita Trinity excesivamente alto. Creo que me acabo de quedar sin  mi tímpano izquierdo. Nos quedamos quietas mientras la vemos salir del baño y dirigirse al espejo que hay al lado de la puerta. Da una vuelta sobre sí misma echándose un vistazo de arriba abajo. -Vale, lo tengo. Ya tengo el outfit, ahora me faltan los zapatos- murmura abriendo la puerta de su armario. Al final se ha decidido por un vestido corto de satén rosa. Es absolutamente precioso, y se ciñe a su cuerpo marcando todas sus curvas con delicadeza, parece que está hecho completamente a medida para encajar en su silueta. Además, ese tono de rosa le favorece más de lo normal. Está absolutamente guapísima. Se ha arreglado el pelo en perfectos rizos rubios, que junto con el vestido, hacen que el color celeste de sus ojos resalte más todavía.

-Guau...- susurra Beck boquiabierta.

-Trinity, estás... guapísima- digo claramente desconcertada. Trinity es muy mona, y parece una princesita sacada de una película de Disney, pero esta noche está despampanante.

-Muchas gracias- dice ella sonrojada. Probablemente esté más que acostumbrada a piropos así, pero su reacción es un claro ejemplo de lo dulce que es, a pesar del estereotipo físico al que obviamente pertenece. -¿Cuáles me pongo?- nos pregunta mientras sujeta dos pares de tacones en sus manos. Ambos son abiertos, con una cinta en el tobillo. Lo único que los diferencia es el color, y que los rosas tienen un lazo de satén en la parte de atrás.

-Creo que los plateados quedarán mejor- opina Dakota con la mano en el mentón, entrecerrando los ojos analizando ambas opciones.

-Estoy de acuerdo- digo con seguridad mientras asiento ligeramente con la cabeza.

-¿Y tú Beck?¿Cuáles opinas?- pregunta Trinity levantando ambas manos aún sujetando los zapatos.

-Sí, definitivamente los plateados. Pero para próximas referencias, yo que tú me fiaría más de sus consejos de moda- dice señalándonos a Dakota y a mí con la cabeza. -que de los míos. Solo es una recomendación eh.- le guiña un ojo a Trinity y luego levanta las manos, para dar a entender que no se hará responsable de lo que pueda causar. Aunque no tenga demasiada gracia, empezamos a reírnos. Empezamos a reírnos como si llevaramos años sin hacerlo. Trinity se cae sobre uno de los pufs, Dakota se tira al suelo, y Beck me aplasta cuando se avalancha encima mía. En la habitación reina un jaleo interminable, y lo único que se distinguen son nuestras risas, hace rato que dejé de distinguir la voz de Taylor Swift por encima de las nuestras. Abro los ojos y capturo esta imagen: nosotras juntas, desperdigadas por la habitación, riéndonos como si no hubiera un mañana, olvidándonos por un segundo de quiénes somos. Y en este instante, lo sé. Sé que este será un momento que guardaré conmigo para siempre. Y sé, que estas serán personas que ocuparán para siempre un pequeño hueco en mi corazón.

Dispuesta a sentirWhere stories live. Discover now