Estoy aquí

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La batalla contra Muzan había terminado. Gompanchiro, mi amigo y compañero, había sido rescatado de ser convertido en demonio.

Todo había salido bien, o al menos eso yo creí.

Cuando recordé que Shinobu, la pilar del insecto y amiga mía había muerto, entendí que la noticia no me afectaría solo a mi, el rey de la montaña, si no también a todas las personas que la apreciaban, como las niñas que me rompían los ligamentos en los entrenamientos de recuperación y ella.

La enana que siempre cuidaba de mi cuando venía herido de alguna misión.

Cuando desperté luego de haberme desmayado, estaba postrado en cama cubierto de vendajes como si fuera una momia.

-¿Que demonios estoy haciendo, vendado? Yo soy el rey de la montaña y no necesito esto! - grité

-Silencio Inosuke, no estamos solo, a nuestro costado se encuentran los pilares, Kanao y Zenitsu

-Débiles, a mi nada me puede hacer daño - grité

Al levantarme y querer irme, sentí como el cuerpo se me adormecia, me sentí débil, como si me hubieran succionado toda la fuerza que tenia.

-Que demonios haces tirado ahí?! - gritaron

Al alzar la mirada me encontré con unos conocidos ojos azules, esa mirada de chica gruñona.

-Pues estoy descansando o ¿que no vez enana? - respondí

-Te deje en tu cama regresa ahí por favor - dijo mirando al suelo

Cuando me di cuenta de eso, sabía que algo no andaba bien. Por lo general siempre discutía con ella. Era nuestra forma de tratarnos, pero que me pidiera algo tan amablemente, me hizo recordar aquello que sucedió en la batalla, la muerte del Pilar del insecto.

-Ahora regresó a mi cama, lo siento - respondí lo más calmado posible

Solo se fue, no me respondió, llevaba una caja de vegetales en los brazos, sabía que debía ayudarla, pero con todos estos vendajes ni siquiera podía tocarme la cara.

Pasaron unas 4 semanas para que por fin decidieran quitarme estos vendajes.

Cuando pude caminar libremente por la finca, me di cuenta de que desde las 5 de la tarde la enana de coletas desaparecía. Algo muy extraño, puesto que ella estaba a cargo de la recuperación de los pilares, de Monitsu y Gompanchiro.

Un día, sin que ella se diera cuenta la seguí. Quería saber a donde se iba o que hacía, quizás también encontraría mi máscara de jabalí que ella me había quitado al descubrir que trataba de ponermela.

La seguí al rededor de 10 minutos caminando, cuando de pronto la encontré arrodillada frente a una especie de tumba de piedras.

-Se que estas ahí, ¿para que has venido? - preguntó sin voltear

-Quería saber donde esta mi máscara - respondí muy sorprendido

-Esta sacando en la parte detrás de la finca, ahora largate! - dijo muy fastidiada

-Lo siento - dije acercándome

-Te dije que te largarás! - volteó con brusquedad agarrando una piedra

Al verla me di cuenta de todo lo que pasaba, ella estaba llorando, lloraba a lo que era la tumba de mi maestra.

La abracé, fue algo que hice como si fuera una reacción.

-¿Porque tuvo que irse? - dijo entre lágrimas

-Ella dio su vida para que yo y Kanao pudiéramos vencer a esa luna - dije secando las lágrimas que caían por esos orbes azules

-Ella fue la única que me ayudó, la única que me ofreció su apoyo, de ser por ella de seguro hubiera muerto en alguna misión - dijo sollozando

-Pensé que no ibas a misiones - respondí

-Yo de suerte sobreviví a la selección final, pero por miedo no quize salir a alguna misión, por eso Shinobu-sama me ofreció su finca para que cuidara de ella, ella me dio un hogar, ¿ahora que haré sin ella? - lloraba desconsoladamente

-Tienes a Kanao y a esas mocosas

-Lo sé, pero no será lo mismo sin Shinobu-sama

-También me tienes a mí - dije sintiéndome muy raro

-¿Qué? - preguntó muy sonrojada

-Pues esa mujer, era mi amiga y si es que tu estabas a su cuidado, pues tengo cuidar de ti

Su cara era inexpresiva. Yo solo quería ser de ayuda, puesto que yo consideraba a esa mujer mariposa una gran amiga.

-Tranquila Aoi, yo estoy aquí - dije para que cambiara esa expresión que daba mucho miedo

-Lo sé - dijo para enterrar su rostro en mi cuello, abrazandome mucho más fuerte

No entendí por que hizo eso, su llanto cesó y eso me alegraba mucho.

Al regresar la noté algo nerviosa y no entiendo porque tomó mi mano, sujetandola muy fuerte.

No lo entendía pero al fin y al cabo no me desagradaba, su mano era cálida y suave.

Tal vez no pude proteger a mi amiga, la mujer mariposa, pero ahora sabía que debía proteger con mi vida a esta chica que sujetaba mi mano fuertemente.

Al fin y a cabo sabia que ella era mi chica mariposa.

Pues ando bien sad y que mejor para desahogarse que escribir.
Nos leemos en la próxima.

One Shot's ~InoAoi~Where stories live. Discover now