Capitulo 4 "El Capitolio"

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Effie
Apenas llegamos al Capitolio y Peeta me dio la noticia de que le propondría matrimonio a Katniss.

— Peeta ¿No crees que es algo precipitado? Ustedes son muy jóvenes. ¿Tu si me dirás que tanto se traen y por qué toman esas decisiones tan radicales?— Peeta solo desvió la mirada, su silencio era más que suficiente. — Entiendo, Haymitch no quiere que me digan nada. No te preocupes yo te conseguiré el anillo de compromiso más hermoso que hayas visto.

— Gracias Effie, por todo. — respondió sin más y se retiró a su habitación. El amor no correspondido era lo peor que le podía pasar a una persona, y mi niño está viviendo en carne propia esa desdicha.

Está misma noche, durante la entrevista con Caesar, todo Panem fue testigo de la propuesta de matrimonio más dulce y romántica que se haya visto. La gente en el Capitolio está eufórica, felices de que sus vencedores, "los trágicos amantes del distrito 12" tengan su final de cuento de hadas.

La celebración del fin del Tour de la Victoria es en los jardines de la mansión presidencial. Todo ha sido dispuesto para una fiesta por todo lo alto, las personas más importantes están aquí. Gente saluda a los chicos, buscan conversar con ellos y por supuesto llevarse una fotografía.

Me separo de ellos y a lo lejos puedo ver a Plutarch que me sonríe y levanta su copa de vino en forma de saludo.

— Señorita Trinket — me saluda formal. Ahora que es vigilante jefe no quiere que piensen que habrá favoritismo solo por que somos amigos. — me encantaría conocer a sus vencedores.

— Claro Señor Havensbee, será un placer presentarle a mis niños. — contestó alegre.

Lo condusco hasta la pista de baile donde se encuentran los chicos. Tras una breve presentación Plutarch solicita un baile con Katniss y mientras eso sucede yo bailo con Peeta.

Es casi medianoche y no he visto a Haymitch por ningún lado. No me sorprende ya que lo usual es que se la pase bebiendo.

— ¡hora de dar gracias y despedirnos! — Les digo a mis niños y veo a Cinna regresar con un par de agentes cargando a Haymitch borracho.

Nos despedimos de la gente importante y nos retiramos en un par de camionetas con los vidrios entintados. A la una de la mañana en punto estamos saliendo de la estación del Capitolio rumbo al distrito doce.

Me voy a mi habitación ya que Haymitch está tan borracho que ni siquiera se dará cuenta que no pase la noche a su lado.

Me sorprendo al entrar en mi habitación creo que Haymitch le ha mentido a todo el mundo porque está en mi cama esperándome como si nada.

— ¡¿Que haces aquí?!— le susurro molesta. — ¿Estas seguro que nadie te vio entrar?

— seguro princesa, mientras ustedes tomaban el té y creían que estaba demasiado borracho me vine para acá. Es nuestra última noche juntos, no me perdonaría pasar esta noche inconsciente por el alcohol, cuando tengo a mi princesa tan cerca.
Amo que me diga princesa, así que sonrío y me acerco a él para besarlo.

Haymitch
La falsa propuesta de matrimonio había sido todo un éxito entre los ciudadanos del Capitolio, pero no con nuestro presidente Snow. En su aparición en la entrevista de los chicos pude ver cómo sutilmente le respondía a Katniss un no. No, el no creía en el amor de Katniss hacia Peeta, y era de esperarse ni yo lo creía.

Las cosas se estaban complicando, ningún distrito se tragaba el cuento de "los trágicos amantes" y una reunión con Plutarch, para darle los reportes de nuestras vistas, era demasiado peligrosa.

Milán siendo ciudadana del Capitolio y que nadie la relacionaba con nosotros fue la que nos puso en contacto.

— Mitch cariño un gusto de verte — la voz melosa y seductora me sobresalto. Volteo a verla y ahí está con un vestido rojo de infarto, su cabellera rizada recogida en un gran moño con tirabuzones.

— ¿Te gusta jugar verdad? — la pregunta de siempre. Ella se comportaba como una capitolina atraída por mis encantos y yo como un vencedor que se deja comprar por unos pesos.

— Ya lo sabes dulzura— se acerca a mi desabrochando mi saco y deslizando su mano hasta el bolsillo interior dejando un pequeño cuadro de plástico. — si eres bueno conmigo tendrás tu recompensa. Te espero en el jardín norte. — me guiña un ojo y se va contoneando las caderas.

Si Effie hubiera visto esto me mata, pero no hay más opción. Tardó unos minutos en encontrarla, los jardines son inmensos y ella está en lo más alejado de la fiesta posible.

— ¿y bien? — le digo apurado, es casi medianoche y necesito regresar pronto.

— Lo que tienes en el bolsillo es un Intercomunicador.  Este codifica y decodifica mensajes, podrás comunicarte con seguridad con nuestros "amigos", tienes una lista de ellos ahí mismo. Otra cosa, espero y logres controlar a la chica, no puede seguir cometiendo estupideces como las del once.

— ¿Qué sabes de eso?

— el jefe — Plutarch — tiene ordenes de controlarla o controlarla — eso suena muy mal, y sabiendo cómo trabaja Snow no la  mataría a ella, empezaría por los que más quiere.

Me despedí de Milán y camine dando tumbos como si estuviera lo más de borracho. Dos ayudantes del Capitolio me tomaron por los brazos llevándome hasta el auto donde ya estaban Effie y los chicos.

En el tren me escabullo hasta la habitación de Effie, es de nuestras últimas noches juntos y deseo que sea especial. La veo entrar y se sorprende, lo supuse bien, ella se creyó el cuento de que estaba borracho.

Primero me regaña por entrar así a su cuarto pero después de una vaga explicación acepta mi compañía con un beso largo que me hace recorrer cada rincón de su boca.

— No debiste dejar que se comprometieran — dice alejándose un poco de mi.

— No había otra opción. Además los dos estuvieron de acuerdo.

— ¡Siempre hay otra opción! — me echa pleito.

— ¡Basta Eff! No vamos a discutir otra vez esto, lo que hagamos los chicos y yo es nuestro problema. — odio gritarle pero parece que no entiende que solo quiero protegerla.

— yo solo quiero ayudar — murmura triste.

— Lo se princesa pero no es seguro. Ya has hecho mucho por nosotros. — susurro abrazándola ya que está al borde de las lágrimas. — ven, te tengo una sorpresa.

La conduzco hasta el cuarto de baño donde nos espera una tina con burbujas y flores aromáticas. Este tipo de detalles se que le encantan y ahora con tanto ajetreo le vendrá bien relajarse.

Nos metemos en la tina y comienzo a enjabonarle el cuerpo con una esponja. La siento relajarse al sentir que se recuesta sobre mi pecho, da pequeños suspiros cuando le masajeo la espalda y comienzo a dejarle besos por el brazo subiendo poco a poco hasta su cuello.

— Tenemos algo pendiente Eff — menciono casual.

— ¿así? — responde levantando el rostro para que continúe besándola hasta su mentón.

— Hace años te pedí que hiciéramos el tueste. La propuesta sigue en pie, si tú quieres podríamos hacerlo antes de que regreses al Capitolio. — me pongo nervioso al no recibir ninguna respuesta, el silencio es sepulcral durante unos minutos.

— ¿De verdad?... yo.... digo... si, si me encantaría. Sabes que te amo y, y... esto me emociona mucho. ¡Claro que sí, hagámoslo! — la emoción en su voz me trae el alma al cuerpo, pensé que aún no perdonaba del todo por lo que pasó con Milán hace un par de años.

Después de nuestra relajante ducha nos recostamos abrazados, sintiendo el calor de nuestros cuerpos, expresándonos con palabras nuestro amor y a través de las caricias reforzando con hechos la veracidad del amor correspondido.

Bueno como dije en el cap anterior hubo un fallo en la publicación y publiqué primero este cap, ya arreglé eso y esperen unos días y tendré listo el 5to. Ya saben que se viene algo emocionante 🥰🥰🥰

Carbón y Perlas: El fuego de la victoriaWhere stories live. Discover now