Capitulo 14 "Notas perfectas"

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Effie

La cena de hoy es muy poco animada. Todos están en silencio y el único sonido que se escucha es el tintineo de los cubiertos.

— Bueno ¿Como les fue en las sesiones privadas? — comienza la conversación Haymitch.

Katniss y Peeta intercambian miradas, pareciese que se esconden algo. 

—Tú primero — le dice Katniss a Peeta —. Tiene que haber sido algo especial, porque tuve que esperar cuarenta minutos para entrar.

Definitivamente esconden algo. Peeta apenas y hace un esfuerzo por contar de sucesión.

—Bueno, hice... hice lo del camuflaje, como me sugeriste, Katniss — responde, vacilando—. Aunque no del todo camuflaje. Es decir, usé los tintes.

—¿Para hacer qué? —pregunta Portia.

—Pintaste algo, ¿verdad? Un cuadro.

—¿Lo viste?

—No, pero intentaron taparlo con todas sus fuerzas.

—Bueno, es la normal, no pueden dejar que un tributo sepa lo que ha hecho otro tributo — comento intentando parecer tranquila —. ¿Qué pintaste, Peeta? — pregunto, algo llorosa, ya me imagino lo que hizo. —¿Era un retrato de Katniss?

—¿Por qué iba a pintar un retrato mío, Effie? — replica Katniss.

—Para demostrar que va a hacer todo lo que pueda por defenderte. Eso es lo que esperan todos en el Capitolio. ¿Acaso no se presentó voluntario para ir contigo? — insisto. Es que es algo obvio.

—En realidad pinté a Rue —interviene Peeta—. La pinte con el aspecto que tenía cuando Katniss la cubrió de flores.

Todos guardan silencio, asimilándolo.

—¿Y qué pretendías con eso, exactamente? —pregunta Haymitch, controlando la voz.

—No estoy seguro, sólo quería hacerlos responsables, aunque fuese por un momento —responde Peeta—. Responsables de la muerte de esa niñita.

—Eso es terrible — digo ya al borde de las lágrimas — Pensar así... está prohibido, Peeta. Del todo. Sólo te buscarás más problemas para ti y para Katniss.

—Ahí tengo que darle la razón a Effie —añade Haymitch. Portia y Cinna guardan silencio, aunque están muy serios.

—Supongo que no es el mejor momento para mencionar que colgué un muñeco y le pinté el nombre de Seneca Crane — dice Katniss, logrando dejarnos a todos estupefactos.

Después de un instante de incredulidad, todos comenzamos  analizar los hechos de los chicos.

—¿Que... colgaste... a Seneca Crane? —repite Cinna.

—Sí, estaba demostrando mis nuevas habilidades con los nudos y, de algún modo, él acabó colgando de la soga.

— ¡Oh, Katniss! — digo en voz apenas audible. — ¿Y cómo te has enterado de eso? — nadie en el Capitolio, salvo Cinna y yo sabíamos que la muerte de Seneca fue un suicidio forzado y no una muerte natural como le hacían creer a los demás.

—¿Era un secreto? El presidente Snow no actuaba como si lo fuera. De hecho, parecía estar deseando contármelo — responde Katniss tranquilamente.

Me levanto de la mesa y tapo mi rostro con la servilleta de lino e intento reprimir mis sollozos. Todo esta mal,mis niños ahora corren más peligro que antes.

Siento que alguien toma mi mano y poco a poco bajo la servilleta hasta ver qué Cinna intenta animarme. Vuelvo a mi lugar pero no vuelvo a emitir ni una palabra.

—Ni que lo hubiésemos planeado —comenta Peeta, esbozando una sonrisa velada.

—¿No lo hicisteis? —pregunta Portia, que se aprieta los párpados cerrados como si se protegiese de una luz muy brillante.

—No — responde Katniss, mirando a Peeta —Antes de entrar, ni siquiera sabíamos lo que íbamos a hacer.

—Y otra cosa, Haymitch — dice Peeta.— Hemos decidido que no queremos otros aliados en la arena.

—De acuerdo, así no seré responsable de la muerte de mis amigos cuando empiecen a hacer estupideces.

—Eso es justo lo que estábamos pensando —le dice Katniss

Terminamos la comida en silencio, y cuando terminamos Cinna propone que esperemos a ver todos juntos las puntuaciones.

Nos reunimos alrededor del televisor e intento calmarme porque durante todo lo que resto de la cena solo llore disimuladamente soltando lagrimitas esporádicas. Aparecen los rostros de los tributos, distrito a distrito, y sus puntuaciones surgen debajo de las imágenes. Del uno al doce. Cashmere, Gloss, Brutus, Enobaria y Finnick obtienen puntuaciones altas, como era de esperar. El resto, de bajas a medias.

—¿Alguna vez han dado un cero? —pregunta Katniss.

—No, pero siempre hay una primera vez para todo —responde Cinna.

Llega nuestro turno, pero la conmoción de la cena es poco cuando en ambos puntajes aparece un doce. Los chicos hacen historia teniedo por primera vez en los juegos una puntuación perfecta.

—¿Por qué lo han hecho? —pregunta Katniss.

—Para que los demás no tengan más remedio que ir a por ustedes — responde Haymitch, sin más—. Váyanse a la cama, no puedo ni mirarlos  a la cara.

Después de tantas sorpresas y de reprimir las lágrimas por fin entro a mi habitación y dejo salir un llanto amargo. No puedo creer lo que han hecho los niños, si antes corrían peligro ahora más. La idea de sacar al menos a uno de ellos de ahí se esfuma.

— ¿llorando por los rincones princesa?— Haymitch entra en la habitación con la cara un poco roja señal de que ha bebido. — ven aquí — ofrece abriéndome sus brazos. Estoy tan deshecha que su cálido abrazo apenas y es un pequeño aliciente para el dolor que llevo dentro.

— ¿Es el final verdad? Ellos no volverán — digo entre sollozos.

— ¡Ey! No nos daremos por vencidos antes de tiempo, haremos hasta lo imposible por sacar al menos a uno de ellos de ahí. — su respuesta me hace caer en cuenta, Cinna dijo que había un plan rebelde.

— Cinna... él me dijo...

— Si — me corta la oración. — Ya está todo listo. — responde a mi sospechas. Hay un plan rebelde en marcha. — Se verán espectaculares en la entrevista. — añade para despistar. —ahora vamos a dormir, mañana toca entrenamiento para las entrevistas aunque pensándolo bien no lo necesitan.

— Les daremos el día libre. — respondo. — Un día solo para ellos. Los he observado desde la gira, hay algo más que simple amistad entre ellos es como una complicidad, se complementan el uno al otro, es amor, lo sé. Con tantas sombras a su alrededor es difícil de ver, quizá este último día, libres, en tranquilidad les ayude a ver más allá de lo que les atormenta.

Haymitch hace silencio y después de unos segundos de pensárselo asiente. Ambos nos recostamos pero no dormimos, ni siquiera hablamos, solo hay un silencio reflexivo. Por mi mente pasan todos esos recuerdos felices con Haymitch, con los niños (que ya no son tan niños), las pocas veces que Katniss me sonrió de forma sincera y las veces que pude ser un apoyo para Peeta. — Somos un equipo— me repito mentalmente una y otra vez hasta que el sueño me vence.

Carbón y Perlas: El fuego de la victoriaWhere stories live. Discover now