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Rubén se levanta de un salto, y presiona el botón rojo con el que se llama al personal médico.

Las manos del ojimorado siguen tibias cuando las toma entre las suyas, con las lágrimas volviendo a sus ojos.

No podía estar pasando, no... no podía estar pasando.

- Samu, Samuel. - murmura, presionando sus manos. - Despierta, joder. No puedes hacerme esto... no vas a hacerme esto... - tenía la voz rota mientras le hablaba. - Samuel. Sino despiertas en este... este maldito momento... te juro que te mato... ¿me oíste? No te atrevas a morir, maldita sea.

>> Samuel, bebé, no puedes morir... no cuando te voy a pedir que te cases conmigo, no puedes morirte... te amo... joder, te amo como no he amado nunca a nadie... y sino abres los ojos... sino... - los sollozos le saturaron la garganta, y tuvo que detenerse un momento. - Samu... puta madre, Samuel... cásate conmigo... pase-pasemos la vida juntos... pero no me dejes... - las lágrimas estaban rodaron por sus mejillas como si fuese un río. - por favor... no me dejes...

Tomó la cajita que llevaba en uno de los bolsillos de la sudadera y lo sacó, con dedos temblorosos lo puso en el dedo anular de la mano derecha del mayor. E inclinó la cabeza, llorando desconsoladamente, con el corazón hecho mil pedazos.

Vet // RubegettaWhere stories live. Discover now