Capítulo 4

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Hideyoshi había ido al médico para un chequeo. Le sacaron sangre, pesaron, e incluso una ecografía le hicieron. Al parecer todo estaba bien, pero que claro como toda persona embarazada tenía que tener cuidado. Le había hablado acerca de comer carne humana a medida que se acerquen los días para dar a luz.

Esa noticia lo palideció, pero mostró una pequeña sonrisa mientras acariciaba su barriga. Todo estaría bien, se marchó luego de sacar otra cita dentro de dos meses más. Cuando salió del hospital, ahí le vio.

Kaneki

No pudo no esconder una sonrisa, pero cuando dio unos pasos hacia el frente para acercarse, varias personas caminaron frente a él y cuando volvió a mirar, Kaneki no se encontraba. ¿Lo habrá imaginado? Llevó sus manos hacia su cabello rubio, ya con algunas raíces castañas y lo revolvió.

Tomó el autobús para ir directo al trabajo. Rumores habían llegado a sus oídos de que el CCG estaba más ajetreado que nunca estos días. Agradecía que ya no trabajaba ahí, y mucho menos ahora que espera un bebé de un ghoul. Se bajo en su parada y camino hacia el pequeño edifico de correo. Sacó la gorra de su jacket color verde, esta vez, y se la puso.

— hide que bueno que llegas -suspiro pesadamente uno de sus compañeros ahí presente- tienes que ir al distrito 23 y llevarás esto -señaló una caja en el suelo-

Hideyoshi sonrió amablemente y asintió.

— cuenta conmigo, senpai

Fue hacia la sala de atrás y cambió su ropa por un pantalón caqui, la camisa roja de botones, sus tenis negros y la gorra con la que había llegado de color negra. Solo sea por un poco más de dinero. Salió y se colocó un bolso crema sobre sus hombros, habían cartas dentro, para luego tomar la caja en brazos. No se despidió, sabía que era descortés, pero también sabía que Hide no era de su agrado del todo.

Camino hacia la estación, sacó su tarjeta para pagar y pasar. Hizo la línea como todos los demás ahí, ¿Qué estará haciendo Kaneki? Sus mejillas se tiñeron de rosa al pensar en su amigo otra vez.

Solo te hizo un favor ...

Se montó en el tren y sentó con la caja sobre su regazo. Miró a su alrededor y no vio nada raro. Extrañaba visitar Anteiku, y recordaba que iba ahí todos los días para preguntar sobre Kaneki cuando este desapareció. Algo lo detuvo de seguir haciéndolo, y que pensara en sí mismo. Había ido el día del cumpleaños de Kaneki, estaba nevando y hacía mucho frío ¿Cómo no recordarlo? Medio sonrió y la muchacha que estaba al frente suyo le miró raro y se movió de asiento.

Se había detenido frente a la puerta, cuando escuchó la risa de su amigo y la de los demás. Se asomó un poco para ver por el ventanal y ahí les vio. Había un pastel cortado ya, tasas de café regadas en las mesas junto con la decoración. Y detrás del mostrador estaba Touka, Hinami, Kaneki, Tsukiyama, Nishio, Yomo y otras dos personas que había visto antes, pero no sabía sus nombres. Eso le hizo derramar unas cuantas lágrimas, y recordó que su pecho dolió demasiado.

Antes de que descubrieran que estaba ahí, se marchó. Sacó su teléfono y le mando un mensaje a Kaneki felicitándole en su día.

Levantó la cabeza cuando escuchó al tren decir su parada y las puertas se abrieron. Agarró la caja otra vez y salió del tren. Camino hacia la dirección que estaba escrita sobre la caja y llegó media hora después. Sintió una mirada encima suyo, pero no le dio importancia. Se sintió seguro bajo esa mirada. Entregó la caja a una señora de mediana edad que le sonrió.

— cuidado al regresar -le gritó-

Hide sonrió ante la preocupación y volvió a caminar por donde había venido. Sintiendo esa mirada encima suyo otra vez. Los vellos de su nuca se erizaron y avanzó su andar. Su estómago rugió cuando pasó por una tienda de bizcochos y dulces.

¿Cómo hacer un bebé? Où les histoires vivent. Découvrez maintenant