Cenizas de libertad.

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VI.
Cenizas de libertad

1975.

Si hubiera podido tomar la lechuza de su madre para enviar un par de cartas a sus amigos, lo habría hecho. Le habría enviado una carta a Remus para preguntarle qué eran los objetos de las fotos que Airam le había enviado en Año Nuevo. Sólo reconocía los autobuses, motocicletas y letreros de luces.

Mató el tiempo pegando algunas de las fotos de motocicletas en su pared con hechizos de procedencia dudosa. Si iba a estar confinado en su habitación la haría menos oscura, más suya. Iba a burlar a Walburga, le mostraría lo orgulloso que estaba de él mismo, que le daba igual la noble y ancestral casa de los Black. Incluso iba a arrastrar a Regulus en su burla. «Porque soy peor que él ¿No?» Mataría dos pájaros de un tiro. No colgó ningún letrero que restringiera la entrada a su habitación sin su permiso «Vamos, madre, sé que te encantaría despedazarla por completo», no, Sirius puso una placa con su nombre. Solo Sirius. «No eres como ellos» «No eres de ellos». Sin Black.

Walburga se permitió golpear su puerta en un intento por arrebatar la placa. Claramente no logró nada «Te alegraba que leyera sus libros oscuros, te enorgullecía que me interesaran, pedías que no juzgara el conocimiento ¿Has cambiado de idea, madre?».

Se escabullía de su habitación cada que tenía oportunidad, se lanzaba a la biblioteca por libros que lo ayudaran con el mapa del colegio y buscaba el mejor hechizo para cortar su cabello por sí solo. Tomó el corte que le había hecho su madre por despecho en el verano «por maldad» y lo repitió él mismo junto con su mantra "Es solo cabello". «Estoy orgulloso ¿Eso querías?». Walburga lo observó con la mandíbula rígida durante su ridícula inspección, Sirius estaba segurísimo que Kreacher le había dicho sobre su pared cubierta de "inmundas atrocidades deshonrosas en la casa de mis padres". Nunca se le permitió compartir la mesa con ellos "Tu actitud es repulsiva ¡Regulus es menor que tú y se comporta mucho mejor!" «también le gustan las malas artes» «cierto, es eso lo que te hace mejor». Necesitaban mucho más para detener su insolencia. Estaba harto. «¿Que pueden hacer?» «Ya te han mancillado y magullado de mil maneras distintas» «¿Matarte? No se atreverían a derramar sangre traidora en su propia casa»

Él no creía merecer nada de esto. Perdió a su padre, perdió a su madre y perdió a su hermano, no tenía nada más que a él mismo. Quizá ese fue su error, creer desde el principio que los tenía cuando en realidad ellos lo tenían atrapado a él.

Ya no hay caricias, honor ni paciencia. No tiene nada que perder. «Destroza»

Dos días antes de volver al colegio Walburga dejó su puerta sin conjurar, dejando a Sirius salir de la habitación con total libertad, supuestamente. Escucha que su madre está a punto de desaparecer con destino al Callejón Diagon, Sirius no pierde tiempo, toma todos los galeones que su tío Alphard le ha dado en cada cumpleaños y esconde su varita en su abrigo antes de bajar ruidosamente por la escalera saltándose un par de escalones.

— ¿Puedo ir contigo? —preguntó desvergonzado. Walburga lo fulminó con la mirada y se acercó a él con furia.

— Lárgate de mi vista —masculló bajito. Sirius suspiró frustrada y rascó su cabeza.

— He estado encerrado sin hacer alboroto —intentó con ademanes exagerados. La vena de la frente de Walburga comenzaba a brincar, Sirius notó con asombro que la dichosa vena ya no le provocaba miedo.

— Has destruido la casa de mis padres, humillando el linaje y actuando como un vil canalla ¡Deberías estar implorando perdón y no pidiendo! —exclamó con colérica incredulidad, Sirius mordió el interior de su mejilla.

Sirius Black © [Wolfstar]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ