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"Tus cicatrices revelan una historia que se junta como una constelación."
-R. Mia
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Harry estaba sentado en una pared cuando Louis llega al punto de encuentro en Noe Valley. Las puntas de su Converse brillan a la luz del sol de la mañana, patean la pared donde terminan sus piernas desgarbadas y lleva gafas de sol que ocupan una buena parte de su rostro. Una vez que ve a Louis, salta de la pared y muestra una sonrisa gloriosa y ganadora.
"Viniste."
"Te dije que lo haría". Louis dice, vacilante, mil preguntas que ya invaden su mente.
Están parados torpemente uno frente al otro, las manos de Harry detrás de su espalda, Louis luchando contra el incesante impulso de huir. En algún lugar, en el fondo de su mente, hay una voz que le dice que todo es un engaño, y está tratando muy duro de no escucharla.
Harry niega con la cabeza y se encoge de hombros. "No estaba seguro."
Suena áspero, pero no es tan malo como lo hizo la última vez que se encontraron. De hecho, todo lo que Louis parece estar viendo es una mejora en la fiesta: la piel se ve cálida, los labios no dibujan una mueca, las piernas no están por todas partes.
De hecho, esas piernas. Los jeans que lleva Harry son tan ajustados que algunas personas podrían decir que se ven pintados. Debe estar en contra de algún tipo de regla. Tiene que estarlo.
"¿Cómo conseguiste mi número, de todos modos?" Louis pregunta. La pregunta surge, en contra de su voluntad, mucho menos agresivamente de lo que hubiera sido hace unas semanas. Malditas piernas lo que distraen.
"Sam". Harry se encoge de hombros, y cuando Louis le lanza una mirada escéptica, "puedo ser muy persuasivo, cuando quiero serlo."
"De alguna manera, no lo dudo". Louis se ríe entre dientes. La sonrisa de Harry se ensancha.
"¿Deberíamos empezar?"
"Harry. ¿Por qué estamos aquí?"
Harry comienza a caminar, haciendo un gesto a Louis para que lo siga. Lleva una mochila, una azul marino que parece demasiado pequeña para sus hombros. Louis intenta no mirar la forma en que está presionando su camiseta de béisbol mientras caminan, y falla.
"Pensé que podríamos explorar la ciudad un poco". Harry explica. "¿Encontrar el lugar perfecto para la tarea de Boyle, tal vez?"
"Pero ... se supone que debemos hacerlo en los muros de la universidad."
Una sonrisa tira de un borde del labio de Harry. "¿Siempre juegas según las reglas?" Louis se detiene en seco, casi tambaleándose.
Él siempre juega con las reglas. Las reglas literalmente controlan su vida, por el amor de Dios. Desde que era pequeño, ha sido: orden, regulación, un lugar para todo y todo en su lugar. Así es como tiene que ser. Todo el jodido tiempo. No hay lugar para la improvisación como un niño mariposa, y ciertamente tampoco puede soñar con eso.
¡Mierda!
Está harto de eso. Harto de todo. Se supone que la universidad es una aventura. Y Harry le está ofreciendo una en bandeja de plata.
Él mira a Harry, inseguro de lo que se espera de él. Él quiere intentarlo. Él quiere. Simplemente no sabe cómo hacerlo. Va en contra de su naturaleza, todos sus instintos.
"Venga." Harry insiste, empujando su cabeza y luego guiñando un ojo. "Podríamos ser socios en el crimen."
"Bueno." Louis dice, subiéndose las mangas sobre los guantes. "Pero para que lo sepas, ninguno de nosotros sobreviviría un día en la cárcel, así que mejor que sepas lo que estás haciendo."
