Parte VII

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Maya comenzaba a despertar, cuando lo hizo soltó un sonoro bostezo, iba a estirarse, pero al sentir que la abrazaban con fuerza por la cintura no pudo hacerlo, luego decidió abrir por completo los ojos y se encontró con Sebastián quien la miraba fijamente con una sonrisa plasmada en su rostro, ella se sentía terriblemente feliz estaba acostada junto a la persona de la cual se había enamorado profundamente, la persona que la había salvado y defendido hasta ese día, por primera vez se sentía feliz de verdad, por primera vez podía sonreír con sinceridad.

-Buenos días pequeña-dijo dándole un beso en la frente

-Buenos días-respondió con un sonrisa

-¿Dormiste bien?

-Sí ¿Y tú?-dijo acurrucándose en su pecho

-Igual ¿Quieres desayunar?-preguntó

-Me gustaría-decía sin dejar de sonreír

-Entonces vamos-dijo Sebastián mientras comenzaba a levantarse

-Bajaré enseguida-dijo estirándose

-Te espero-respondió dándole un beso en los labios antes de salir de la habitación

Maya se levantó con algo de esfuerzo, se colocó las bragas y la camisa de Sebastián que estaba en el suelo, antes de bajar se dirigió al baño para lavarse la cara, pero antes de salir del todo se miró al espejo, en su cuello habían quedado las marcas de los colmillos y un gran chupón...

-No era necesario ser tan bruto, vaya colmillos tiene...-susurró para sí misma con algo de desgano al ver la marca que él le había dejado

Cuando terminó de verse bajo la escaleras para desayunar. Sebastián paralelamente preparaba el desayuno para ella, iba a llamarla para decirle que estaba listo, pero al ver a Maya bajar las escaleras con su camisa puesta, el pelo alborotado y aún refregándose los ojos no puedo evitar sonreír, se veía hasta adorable con la camisa puesta (n.a: para ahorrarles las molestias de pensar la camisa le quedaba MUY grande, supongo que no tengo que explicar el por qué xD) y la veía como a alguien que debía proteger por lo frágil que era.

-Ven aquí-dijo indicándole un puesto en la mesa a lo cual ella simplemente asintió y se acercó como él la había pedido, iba a sentarse en la silla de al lado de él, pero se lo impidió.

-¿Eh?-lo mira confundida

-*Se sienta e indica su regazo* Aquí-volvió a decir

-Jaja sabes que no es necesario, no soy tan pequeña

-Lo sé, pero que te sientes aquí-dijo con tono autoritario, pero sin dejar de sonreír

-Está bien, está bien-dijo riendo mientras se acercaba a él

La mañana fue muy agradable y relajada para ambos, no podían separarse ni por un minuto, se necesitaban mutuamente, ella antes por miedo y timidez no quería decirle nada y él no aceptaba sus sentimientos por ser un demonio. La duda de repente lo invadió ¿Cómo decirle a Maya que él no era humano? y lo más importante ¿Cómo se supone que iba a reaccionar? no quería que ella tuviera miedo, no quería, no, no podía perderla. Para pasar la tarde más rápido y pensar con más claridad Sebastián propuso una idea....

-¿Quieres ir a dar un paseo?-preguntó

-Sí! Sí quiero-dijo con entusiasmo mientras sonreía

Nunca la había visto así, se sentía tan bien al verla sonreír de esa manera que no aguanto las ganas y la beso de forma apasionada, ella al principio se sorprendió un poco, pero correspondió al beso, Sebastián la abrazaba de forma posesiva, como si no quisiera que se escapara nunca y ella lo abrazó de igual forma, lo amaba demasiado, no quería por nada del mundo que la dejara, él se convirtió en su razón de vivir para ella. Luego de unos momentos se separaron por la falta de aire

Solo eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora