Nadie podría hacerlo

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Eran las dos y media de la mañana pasadas, y yo apenas podía contener el aliento. Estábamos cara a cara, jadeantes, sudorosos y a oscuras. Pero no podíamos parar, no ahora que habíamos conseguido las dos cosas que más deseábamos: cámaras apagadas y soledad.

- Podríamos parar un poco, aunque solo sea para beber agua - me susurró Alfred. Estaba tan cerca de mí que el aire que salía de su boca chocaba directamente con mis labios.

- Vale, pero un traguito de agua y volvemos - respondí frustrada.

Estaba harta de que no nos saliese el número. Pero, como que me llamo Amaia Romero, que para la gala de este lunes lo íbamos a dominar.

Nos encaminamos lo más silenciosos que pudimos hasta la cocina. Allí nos bebimos el agua y después, Alfred me cogió la mano y guió nuestros pies hasta la puerta de la terraza. Decidimos salir para recuperar el aliento que ya habíamos perdido en el duodécimo ensayo.

Bueno... Cinco minutos no nos iban a hacer ningún daño.

- Aún no entiendo en qué estaban pensando Manu y Noe cuando nos dieron esta canción - murmuró Alfred cabizbajo.

- Nadie lo hubiese dicho cuando pegaste ese grito de emoción al escuchar el nombre de "Prince"- respondí guiñándole el ojo.

- Ya bueno... eso fue antes de ser totalmente consciente del lío en el que nos habían metido - me rebatió.

No puedo culparle, cuando escuché la canción Kiss de Prince, seguida de nuestros nombres, me hizo mucha ilusión. Primero, porque es un artista que a los dos nos gusta mucho. Y segundo y más importante, porque volvía a cantar con él en el concurso.

Aunque creo que la ilusión se fue bajando cuando vimos la versión de la canción que íbamos a hacer, aquella que hicieron en su día Gwyneth Paltrow y Matthew Morrison en la serie de Glee. Y no era difícil adivinar por qué.

Aparte de las posibles complicaciones que pudiese tener la canción, no nos quedó ninguna duda que lo que se esperaba de nosotros era un número excitante, con baile de pareja perfectamente sincronizado y una continua provocación al espectador. Y con ello una continua provocación a nosotros mismos.

- Quizá pensaron que como en teoría ya estamos salvados, no pasaba nada por darle un reto con baile a los dos patos mareados que les quedan en la academia - comenté enfurruñada.

Alfred soltó una fuerte carcajada, y me tocó ponerle la mano en la boca para no despertar a ninguno de nuestros compañeros. Aunque supo cómo deshacerse de mi mano con un lametón. A modo de respuesta, me limpié la mano en su camisa y le saqué la lengua.

- A ver, que tú tuviste la semana del So What y yo la de Bajo el mismo sol, pero supongo que tienes razón.

- Pero Alfred, esos números no tienen ninguna complicación con el baile si los comparas con el Cabaret o La negra tiene tumbao de Ana - le recordé.

- Cierto, por no hablar del I wanna dance with somebody o Dramas y comedias de Miriam - añadió él.

- Y Aitana tuvo también Bajo el mismo sol contigo, New Rules y Can't stop de feeling con Ago, que tampoco se queda atrás, con Eloise o Without you estuvo trabajando muchísimo con Vicky- dije concluyendo así con nuestros compañeros que seguían concursando.

- Si eso está claro, pero... - inició dubitativo - No sé, siento como que, aunque seamos ya finalistas y estemos salvados de nominaciones en la gala del lunes, esta es una prueba de fuego.

- ¿A qué te refieres?

- Es que no quiero que nadie ponga en duda por qué ocupo una plaza en la final yo y no otra persona - confesó con cierta inseguridad.

Pero no pasa nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora