Dia 18

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—¡Por favor, solo ábreme la puerta! — oí un susurro desde el otro lado.

—No lo haré, Derek. Solo vete —respondí, firme, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Derek golpeó la puerta suavemente. "Solo déjame explicártelo, te pido que me escuches", rogó. Sus palabras resonaron en mi mente, luchando por encontrar un lugar entre la confusión y el dolor que llenaba mi ser.

—Derek, ya no quiero escuchar nada de ti —hablé tras la puerta, tratando de no dejar que mis emociones me dominaran. Pero cada palabra que decía parecía tambalearse sobre un abismo de incertidumbre.

—Juliet, te amo. Por favor, escúchame —su voz temblaba, y en ese momento, me di cuenta de que también estaba luchando, luchando por mantenerse a flote en medio de la tormenta que había desatado.

—Solo vete —repetí, aunque mis palabras ya no sonaban tan seguras como antes. La duda se filtraba en cada silencio entre nosotros.

—Juliet, te amo, y eso no es una mentira. Pasé los días más bonitos a tu lado, eso tampoco es una mentira —sí, él estaba llorando. Sus lágrimas resonaban en mi corazón, rompiendo las barreras que había construido para protegerme del dolor.

—Solo fueron días, Derek. ¿Qué otra persona se enamora en solo días aparte de mí? —mis palabras salieron más duras de lo que pretendía. Quería ser fuerte, quería mantener mi distancia, pero cada fibra de mi ser ansiaba la verdad, ansiaba una explicación que pudiera arreglar lo que se había roto entre nosotros.

—Pues no soy yo —respondió, su voz temblorosa con el peso de sus propias emociones.

Silencio.

Vale, eso me dolió. Dolió demasiado, como una patada en el estómago, que confirmaba todas las sospechas que tenía.

—¿Entonces qué es lo que quieres? —pregunté, y esta vez ya no pude retener mi voz quebrada. Mis palabras se deslizaron entre los rincones oscuros de mi mente, buscando respuestas que temía encontrar.

Derek suspiró, el sonido llenando el espacio entre nosotros con una sensación de pesar. "Explicarte bien. Yo no me enamoré de ti en solo días porque yo estaba enamorado de ti desde hace un año".

—¡Okey, agárrame que me desmayo!

—Deja de mentir.

—Fue cuando fuiste al campamento de universidades.

Traté de recordar, y a mi mente vino el jodido campamento donde compartí cama con una chica muy maleducada y los mosquitos arruinaron mi noche.

—¿Quieres mentirme otra vez? Yo ni siquiera te vi —admití, diciendo la verdad.

No tengo ningún recuerdo que involucre a Derek, no en los casi dos días que me quedé.

—Pero yo a ti sí. Te había tocado con Laura, la compañera más odiosa y maleducada catalogada así por toda la Facultad.

—Eso no prueba nada.

—Sé que eso no, pero esto sí —

Hola, yo soy Juliet y espero que este campamento me enseñe diversas cosas que siempre he querido aprender, y una de ellas es hacer una fogata. Sé que no nos conocemos todos, pero espero que llevemos bien la convivencia —¡Derek, me había grabado un audio con mi propia voz!

Abrí la puerta y noté que él tampoco estaba bien, sus ojeras lo reflejaban, no había dormido bien y eso de alguna manera me preocupaba.

—Si hago esto, es solo porque estoy confundida —dije señalando el sillón, donde estaba Mimi.

Ese gato traidor estaba muy feliz, lo noté por cómo se tiró encima de él.

—Juliet, yo no quería mentirte, es solo que pasó de repente. Fue el día en el que yo ya sabía casi todo de ti, me refiero a tu casa y la universidad donde estudiabas. Hace quince días, yo había reunido todo el valor para invitarte a salir.

—¿Quince días? —interrumpí, sorprendida.

—Sí. Hasta que noté un papel fuera de tu casa, y tú no estabas. Decía que tu cupido venía dentro de quince días porque hubo un error. Yo no sabía a lo que se refería, pero cuando leí que el "cupido" iba a convivir contigo, no me importó y me arriesgué, aunque luego me arrepentí de hacerlo. Tú tenías que encontrar a tu verdadera persona, y se suponía que yo sabía quién era, y me dolió saber que no era yo. Tú estabas enamorada de Hans y saber eso me hizo sentir mal, pero yo preferí verte feliz a ti. Por eso me esforcé en buscar citas para ti. No soportaba ver tu carita después de que una cita no se concretaba o salía mal, pero el día en el que me besaste y correspondiste todo, sentí miedo. Sabía que tarde o temprano lo sabrías, pero no pensé que fuera de esa forma. Juro que traté de alejarme porque me lo pediste, pero no he podido, Juliet, no puedo —lloraba mientras decía todo eso.

Lo abracé. No podía hacer nada más. Ambos quizá habíamos fallado, ambos habíamos tenido la culpa, y teníamos mucho que aclarar.

Día dieciocho. Es fácil botar a las personas, lo que no es fácil es escuchar que detrás de todo hay una razón, y la razón de él me enamoró.


Veinte días con cupido©Where stories live. Discover now