⊶ 41

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– ¿Como te sientes hoy?

– Como me sentía ayer, terrible.

Michael dejó una pequeña caja decorada en la mesita al lado de la cama de hospital de Paris. Ella vió esto y enarcó una ceja inmediatamente.

– No no no, ¿que haces? Dámelo.

El de cabellos ceniza negó y con un rápido movimiento apartó los bordes de su chaleco hacia atrás para así poder meter sus manos en sus bolsillos. – Na-ah. El doctor dijo que nada de postres hasta luego de que termines tu comida.

Paris puso sus ojos en blanco. – ¡Pero la comida de hospital apesta! ¡No puedo sobrevivir de pura sopa que no sabe a nada! – exclamaba como una niña pequeña, haciendo pucheros y apretando sus párpados – Mis papilas gustativas están sufriendo, no les hagas esto.

Michael suspiró y sonrió levemente – Eso te lo buscaste tu solita al entrar a ese edificio. – la culpó, y la castaña dió un pequeño salto en su lugar al no encontrar ningún argumento en contra de ese. – El doctor también me dijo que te estás recuperando a un ritmo impresionante.

Paris fingió no estar sorprendida por aquel comentario – Por su puesto. ¿Que otra cosa esperabas de mi?

– En realidad esperaba que uno de estos días te vendría a visitar, y me dirían que te escapaste del hospital. – comentó sinceramente, a lo que Paris rió.

– Detesto los hospitales. Y el hecho de que estoy en el constante riesgo de que descubran mi sello...

Michael la miró con compasión. Sabía que estaba nerviosa por exponer su secreto, pero también debía ser más responsable con su salud. Se dejó caer en el sofá al lado de la cama y cruzó sus piernas para luego enfrentar la mirada de la castaña. – Tenemos que hablar.

La chica enarcó una ceja, confundida – ¿De qué?

– No puedes seguir haciendo estas locuras Paris. ¿Y si la próxima vez que te suceda algo no estoy allí para ayudarte? ¿O no hay alguien como el teniente coronel Hughes para cubrirte? – explicó. Su voz sonaba seria y un poco preocupada – Si sigues saliendo herida así, tarde o temprano descubrirán tu sello de sangre. Y si de verdad no quieres que eso pase... deberás elegir tu propia seguridad sobre la de los demás.

A la chica no le gustó esa última frase que sus oídos escucharon – ¿Como puedes decir eso Michael? ¡No puedo ser así de egoísta!

– ¡Lo sé! Sé que te estoy pidiendo algo difícil, y posiblemente me ignorarás pero... – desvió su mirada hacia sus zapatos, triste – sabes que tengo razón.

La castaña abrió su boca para quejarse, pero nada salió. Deseaba con todas sus ganas decirle que estaba completamente equivocado, pero no era así.

Tal vez no tan radicalmente, pero definitivamente debía empezar a ser más cuidadosa... incluso si eso significaba solo salvarse ella misma.

Frunció su ceño y también desvió la mirada.

– Odio que tengas razón... – comentó en un hilo de voz. Michael escuchó su pequeña queja y sonrió levemente.

– Siempre la tengo... – respondió en el mismo tono de voz. Luego de unos minutos disfrutando de la compañía mutua, Michael tenía que irse de vuelta a su jornada laboral. El chico la visitaba todos los días cuando tenía un poco de tiempo libre.

Cuando Paris se quedó sola en la habitación, por su puesto que su primera acción fue tomar la caja que Michael había traído y cuidadosamente la abrió. Había un delicioso trozo de tarta de chocolate preciosamente decorado con una rosa hecha de chocolate blanco. La boca se le hizo agua solo con ver aquel celestial pedazo de tarta.

Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora