🎋Odnoliub:

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Con unas patadas a la sábana, mandó que la tela retrocediera, cayendo al suelo. Desacopló un quejido, viendo el techo encielado de la habitación. Le dolía la espalda baja, ¿y cómo no hacerlo?

—¡Ah...! Más suave... Lan WangJi... ¡Ngh! —apretó los hombros del adverso, apreciando a lo lejos el sonido de la cama golpeando la pared y el choque húmedo de sus cuerpos. —Ah... Joder... Esto es tan bueno... Lan Zhan, ¿Por qué... Ah~... Eres tan bueno... ¡Más!

Llevó una mano hacia su frente, golpeándola en el proceso. Era indudable que cada vez que hacia el amor con su esposo el solo escucharlo le ponía.

—Cállate. —había alegado con un jadeo, acercándose al rostro de su amado para besarlo.

We WuXian decidió levantarse de un solo de la cama, no queriéndose sentar. Acarició con las yemas de sus dedos su cintura, caminando al cuarto de baño. Se dio una ducha rápida, buscando posteriormente en el armario una pijama negra con cuadros morados. Salió de la habitación con una toalla enrollada en la cabeza, ya que había lavado su cabello, el cual le tocaba un poco debajo de los hombros.

Con pasos perezosos llegó a la cocina, tomando asiento en un banco de la isla. Sonrió claramente feliz ya que su hermoso Lan Zhan le cocinó un poco de todo. Destapó los seis platos en la mesa: encontrándose tallarines con gambas y verduras, pollo agridulce, rollitos de primavera al horno, hotpot, fideos dan dan y ternera picante de Hunan.

—Hm. —saboreó los distintos sabores, perenemente prefería los platos extra picantes y su esposo ninguna vez le dijo nada cuando salían a comer a un restaurante y se pasaba con comer jalapeños. Pero recientemente comenzó a degustar platos menos picantes por sugerencia de Lan WangJi, ya que no deseaba que se enfermara gravemente con algo. —Lan Zhan... Lan Zhan tú no cambias.

Un rato más tarde junto los platos uno sobre los otros, dejándolos en el lavamanos. Lavó sus manos y se cepillo los dientes, pasando abrir la refrigeradora y buscar cierta botella de vino.

—Lo que faltaba. —chasqueó la lengua al no encontrar «La Sonrisa del Emperador». Pero antes de taponar la puerta de la nevera, percibió una pequeña nota pegada al fondo de la pared de esta. Alargó el brazo y con el dedo índice y medio la despegó.

«Wei Ying. Ayer te terminaste lo último.»

"Puff" salió de sus labios, arrugando el papel y cerrando. Fue a la sala, se sentó en el sofá largo y agarró los folder que se acertaban arriba de la mesita de centro. Examinó cada portada, deslizando cada una de vuelta en la mesa, hasta que uno le llamó la atención. Ojeó las páginas lentamente, tomándola de una esquina con los dedos pulgar e índice. «"Asesinato en la calle... "» plegó el entrecejo. Hace un par de meses en la misma zona aconteció vandalismo, más no muertes como hasta ahora. Analizó con detenimiento, observando el perfil del supuesto «asesino», y por alguna razón, el joven se le hacía familiar.

Fu Guo. Treinta años. De Luoyang, provincia Henan. Acusado de tercer grado. Continuó con la lectura, elevando una ceja a medida que descendía al final de las páginas. Al finalizar de leer el documento, se extrañó un poco con la investigación. El detective a cargo Li Xian puede que se le haya pasado por alto algo tan importante, posiblemente por una mala noche o porque de verdad no era tan buen agente como lo proclamaban: y si así fuera el asunto, no hubieran pedido de su ayuda.

En pie, caminó hasta el mueble que sostenía una enorme pantalla plasma con unas figuras de héroes que su hijo pidió, y el cual en este momento visitaba a su tío Jiang Cheng. Despojó el teléfono y marcó rápidamente el número que yacía escrito en la frente del folder.

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