Capítulo 18

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El tiempo, al menos tal y como los demás lo interpretaban, era un concepto que Camila no entendía. Para ella no existían los relojes, los horarios ni los calendarios para marcar los días,las semanas y los meses. Ella sólo sabía que los largos y lentos días de la época de las mariposas se habían vuelto más cortos, que las hojas de los árboles empezaban a teñirse de color y que el aire era cada vez más frío. La estación lluviosa se aproximaba y ella podía sentirlo en sus huesos. Pero por primera vez en su vida este pensamiento no la deprimió. La casa de Lauren, a diferencia de la de sus padres, era un lugar lleno de emociones y descubrimientos. Pasaba horas todos los días sentada en su cama, tocando la flauta. Cuando se aburría de esto, podía ponerse a dibujar todo lo que quisiera, pues Lauren se había enterado de que le gustaba hacerlo y le había regalado carboncillos y blog de dibujo. Por otra parte, su madre la visitaba con mucha frecuencia, por lo general por las tardes. Su madre estaba aprendiendo a leer sistemáticamente los labios y, por primera vez en mucho años,Camila había logrado establecer cierta comunicación con ella. Ocupada con todas estas actividades, ya no temía verse obligada a permanecer en la casa.

Pero en realidad no tenía por qué hacerlo. Además de los materiales de dibujo, Lauren le había regalado un artilugio de aspecto bastante extraño que ella llamaba paraguas, y que Camila comparaba con un techo con mango. Según ella, cuando llovía, uno abría el paraguas y lo situaba sobre la cabeza. El resultado era que llovía en torno a la persona, pero no sobre ella.Con el paraguas, ella podría salir a pasear en medio de la lluvia cada vez que quisiera, sin mojarse. Si es que aún podía caminar cuando llegara la estación lluviosa. Su vientre estaba creciendo tanto, que a ella misma le parecía que andaba como un pato. Bajar las escaleras era lo que más le angustiaba. Con aquella panza tan prominente, tenía que inclinarse ligeramente hacia atrás para no perder el equilibrio en los escalones. Era muy difícil. También se estaba volviendo preocupante. Gracias a lo que Lauren le había dicho, que los bebés nacían de una forma completamente diferente de los pollitos, ya no creía que podría poner un huevo. No obstante, no le cabía la menor duda de que había un bebé creciendo dentro de ella.

Algunas veces podía incluso sentirlo moviéndose, como si estuviera ansioso por salir. Dado su tamaño, Camila estaba empezando a preguntarse cómo lo lograría. No a través de su ombligo,con toda seguridad.

Quería preguntarle a alguien cómo nacían los bebés humanos, pero no sabía cómo hacerlo. Su madre apenas estaba empezando a leer los labios. Lauren lo hacía mucho mejor, pero no tanto como para entender todo lo que ella decía. Las pocas veces en que había intentado hacerle preguntas acerca de los bebés, Lauren no parecía entenderla. De hecho, Camila a veces tenía la sensación de que ella no quería entenderla. Esto le preocupaba y le hacía preguntarse si tener un bebé no sería una experiencia horrible para la madre. Aunque esto no le importaba.Quería un bebé y, así tuviera que pasar un momento desagradable para tener uno, estaba dispuesta a hacer todo lo que fuese necesario.

Un día, a última hora de la tarde, momento que Camila normalmente pasaba junto a Lauren, ella recibió un recado solicitando su inmediata presencia en las caballerizas. Poco después deque ella saliera de la casa, Camila empezó a sentirse aburrida y, puesto que últimamente le habían dado más libertad de acción y le permitían salir sola, decidió dar un paseo por la propiedad. Su vagabundeo la llevó justamente a las caballerizas.

Inmediatamente después de entrar, se paró en seco e inclinó la cabeza, subyugada por un sonido apenas perceptible que rompió el silencio que siempre la rodeaba. Puesto que eran muy raras las ocasiones en que ella podía percibir algún ruido, esto no era sólo un hecho novedoso,sino también insólito. Era un sonido agudo, muy distinto de todo lo que ella recordaba haber oído en su vida. Sintiéndose atraída por él, atravesó, vacilante, las caballerizas. Aceleró el paso ligeramente cuando se hizo más fuerte y fácil de seguir. A mitad de camino del oscuro pasillo, Camila llegó a la intersección de dos corredores. A su izquierda, vio el brillante círculo formado por la luz de una linterna, y unos hombres dando vueltas alrededor del disco luminoso.Fascinada, se dirigió hacia ellos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver lo que ocurría, se dio cuenta de que estaban reunidos frente al cubículo de un caballo. Estirando el cuello para poder ver un poco mejor, vio a Lauren arrodillada junto a una yegua que estaba tumbada dentro del recinto.

Camila's Song loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora