Capítulo 21

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Un ruido hizo que Lauren, sobresaltada, se despertara de lo que parecía ser un sueño profundo. Momentáneamente desorientada, se puso de costado y miró fijamente la oscuridad.Gracias a su magnífica vista, no le costaba mucho ver ni siquiera en una noche sin luna y,definitivamente, ése no era el caso en aquella ocasión. Una luz plateada bañaba su dormitorio,formando un foco de luz en el suelo frente al armario y proyectando bellas sombras sobre el tocador. Camila... Al recordar la conversación que habían tenido aquella tarde, tuvo la esperanza de que ella estuviese entrando a hurtadillas en su dormitorio. Se le cayó el alma a los pies cuando echó un vistazo a la puerta y vio que estaba firmemente cerrada. No era Camila.

Frunció el ceño.

Ligeramente y se incorporó sobre un codo, intentado adivinar la hora que era. Era medianoche,o quizá un poco más tarde, concluyó. Desde luego, se sentía como si no hubiera dormido mucho tiempo. Oyó de nuevo el ruido que perturbó su sueño, un golpeteo sordo y estrepitoso que procedía de la planta baja. Tras bajarse de la cama, se puso pantalones y botas en lugar de la bata. En caso de que tuviera que hacer frente a un intruso, quería estar vestida, aunque sólo fuese a medias. Pero no creía que nadie se hubiera atrevido a entrar en la casa. Había vivido en Jauregui Hall desde su nacimiento, y en todos esos años nunca se había presentado problema alguno. La gente de Hooperville y sus alrededores era muy honrada y temerosa de Dios, y los delitos eran prácticamente inexistentes. Chris había sido el más frecuente autor de crímenes en toda aquella zona, pero hacía tiempo que se había marchado de allí.

Chris... A Lauren se le aceleró el pulso. Luego, desechó esa idea. Su hermano tendría sus defectos, pero no era ningún tonto. No, probablemente fuese uno de los criados, se dijo. Shawn tenía problemas para dormir algunas veces y andaba de un lado para otro de la cocina haciendo ruido para calentarse un poco de leche a altas horas de la madrugada. De camino ala planta baja, Lauren se detuvo un momento en la habitación de los niños para cerciorarse deque Camila estuviese bien. Andando de puntillas, se acercó a su cama y se aseguró de que estaba profundamente dormida; luego, volvió sobre sus pasos y cerró la puerta con todo cuidado al salir al pasillo.

Los peldaños de la escalera crujían bajo su peso mientras procuraba bajar sigilosamente.Durante el día, Lauren nunca había percibido este ruido, y tomó nota mentalmente de la necesidad de hacer que un carpintero revisara el entarimado de la escalera. Una casa del tamaño de Jauregui Hall requería que se le hicieran obras de mantenimiento constantemente.

Al llegar al recibidor, Lauren se quedó inmóvil. En aquel ruido había algo que hizo que se le pusiera la carne de gallina. No se trataba del sonido despreocupado que solía hacer un criado en la cocina. Era más bien un ruido subrepticio, como si alguien estuviese buscando algo y tuviera mucho miedo de ser descubierto. Lauren siguió el ruido hasta llegar al comedor.

Abrió la puerta y entró. Penetraba suficiente luz de luna por las puertas acristaladas, cuyas cortinas estaban parcialmente abiertas, para iluminar la habitación. No era necesario encender una lámpara. Un hombre se encontraba agachado frente al aparador. Junto a él descansaba una bolsa blanca, en la que estaba metiendo los objetos que sacaba del mueble.Reconociéndolo enseguida por el tono oscuro de su pelo, Lauren no sabía qué sentimiento era más fuerte dentro de ella: la ira o la tristeza.

Después de haber querido tanto a su hermano, no era nada fácil despreciarlo del todo,independientemente de lo que hubiese hecho.

―Chris ―dijo finalmente―, ¿qué demonios estás haciendo? ―Su hermano se retiró del aparador tan bruscamente que se dio un golpe en la cabeza.

Maldiciendo en voz baja, se llevó una mano al lugar en que se había hecho daño.

―¡Lauren!

Camila's Song loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora