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El día estaba bastante soleado y la clase siguiente para Jisung era gimnasia, desgraciadamente debían tomar clases al aire libre.
— Bien, comenzaran a calentar trotando por diez minutos alrededor de toda la cancha, no sin antes hacer estiramientos. ¡Empiecen ahora!
De los labios del omega un gran suspiro escapó, él prefería el dibujo, no el deporte.
Comenzó a estirar como sus compañeros lo hacían, ya que su profesor había tomado vuelo directo hasta su bella asistente omega. Está de más decir que su profesor es un alfa pervertido necesitado de amor.
Sumergido en su mundo, Jisung no se dio cuenta el que sus compañeros ya habían comenzado a trotar, sino hasta que una chica golpeó su hombro y cayó al suelo.
— Aigoo —chilló para luego sobar su espalda baja.
— Lo siento mucho, estás bien, ¿cierto? Bueno me voy.
Jisung se indignó ante la falta de tacto, pero luego vio como la misma chica intentaba impresionar a otro de los pocos omegas machos en su clase. Sonrió un poco y luego se levantó, no se preocupó por el profesor y comenzó a caminar, ese era su estilo.
— ¡Han Jisung, sería bueno si trotaras también!
Tal vez si tuvo que haberle prestado atención al profesor.
𖤐
La clase había terminado y los pulmones de Han suplicaban por más aire. Desgraciadamente no sacó las habilidades de ninguna de sus madres.
— ¿Tienes sed?
Esa voz era conocida, especialmente por culpa de sus mayores. Nunca pensó que Minho por fin lograría hablarle. Se sentía feliz, su omega en especial.
— ¿Eres un ángel? ¡Muchas gracias, Minho!
Tomó la botella y bebió el agua como si por su cuerpo no hubiera recibido líquidos desde hace un año. El alfa le veía entre embelesado y sorprendido, amó la manera en que su nombre se oía en la grave voz de Jisung.
— Wow, tengo otra, ¿la quieres?
Jisung asintió eufórico, pero cuando la iba a tomar se le fue arrebata...
Claro, esa solo podía ser obra de una de sus hermanas.
— ¡No te acerques más a mi bebé! Largo de aquí, shu shu~
El agua de la botella fue a parar a la cara de Minho y Jisung no podía estar más avergonzado.
Minho se retiró como siempre suele hacer, su orgullo herido y su alfa lloriqueando por el lindo omega.
— ¡Han Miyeon, mamá se enterará de esto!
— Sabes que mamá me agradecerá por cuidarte de los alfas.
— ¡No hablo de mamá Yuqi, hablo de mamá Shuhua!
Ahora Miyeon tenía miedo de su hermanito, mientras que Jisung sonrió victorioso al ver como su hermana tragaba duro.
