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Narrador

Aproximadamente a las doce de la madrugada ________ y Albert se fueron cada uno a sus habitaciones a dormir, después de platicar de todo, menos de sus sentimientos hacia ellos.

- ¿Piccola? - preguntó________ buscando al felino que debía estar en alguna parte de la habitación.

________ sonrió al ver una colita blanca moverse bajo el escritorio. Se recostó sobre la alfombra cerca de éste, esperando a que Piccola saliera por sí sola.
En su espera, pensaba en qué pasaría  con Albert, no quería que se afectara su relación con él, además que era su tío. Ya una vez estuvo a punto de casarse con su primo hermano, así que si algo surgía tal vez no fuera tan malo como parecía. Sin olvidar que, era lo más común en esa época las relaciones incestuosas.

Viendo que la gatita se rehusaba a salir, se desvistió y puso su ropa de dormir para ya poderse acostar.

- Tal vez sólo me esté haciendo historias que ni siquiera pasarán. - se dijo en sus adentros para después entrar al mundo de los sueños.

Aunque realmente no soñaba, era esa pesadilla nuevamente: «caminaba en una habitación bien arreglada, su vista era un poco borrosa y por más que se frotaba los ojos con sus manos su visión no mejoraba.
Era entonces cuando miraba a alguien tras unas grandes cortinas. El miedo se adueñaba de su subconsciente al ver que era ella misma con una venda blanca que cubría sus ojos, con unas espesas manchas de sangre. Quería gritar, pedir ayuda pero su garganta no producía ningún sonido.»

- ¡Terry! - gritó desesperada, incorporándose agitada sobre su cama.

Por inercia gritó en busca del auxilio de Terry, pero él ya no estaba ahí para abrazarla y decirle que sólo era un mal sueño (sin antes no reírse tiernamente de ella), le fue imposible no soltar unas lágrimas.

- Aunque intento hacerme a la idea de que ya no me importas, te echo tanto de menos - decía abrazando sus piernas flexionadas -  Fuiste muy claro al decirme que no me necesitas, y así está mejor. Al menos tu estás mejor.

Piccola como si comprendiera su dolor se acurrucó a un lado de ella hasta que se tranquilizó,  decidió salir a caminar por la proa para tomar aire fresco y contemplar la luna y las estrellas, pues hace mucho tiempo que no lo hacía.

Mientras tanto, en otra habitación del mismo barco, posiblemente en otro piso Terry sin saber nada caminaba de un lado al otro sin poder dormir. Sentía una corazonada, una sensación de ardor en su pecho que parecía le indicaba que algo estaba pasando allí, aunque no lograba descifrar de qué se trataba.

Sacó el relicario de la bolsa de su pantalón y lo contempló en silencio, con un toque de coraje en su mirada.

- Soy un poco hombre, debí haberle dicho la verdad y no hacerle creer que nunca la quería - pensaba - No, aunque no lo parezca hice lo mejor. Es  mejor que yo la pierda a ella, a que ella pierda a su padre, así me muera por dentro.

Salió a aclarar sus ideas, tal vez platicar con el mar y el cielo le ayudarían. Caminaba por toda la orilla, cuando sus pies se quedaron estáticos y cada cabello de su cuerpo se erizó.
Frente a él, pero de espaldas estaba ella, tan sólo ella.

-_________- dijo sin apartarle la vista. La joven sintió su corazón latir más rápido que nunca y sus ojos se cristalizaron, era él.

- Terry - dijo en un hilo de voz mirando sus ojos zafiro, esos ojos que eran las olas del mar, y ella de estaba ahogando.

Sin que una palabra alguna saliera de la boca de ambos, Terry se acercó poco a poco hasta ella, tomando su mejilla a punto de besar esos labios que una vez fueron suyos y de nadie más.

- No Terry, por favor no sigas - dijo _______ desviando su cabeza en otra dirección reteniendo las lágrimas, con el dolor de la herida volviéndose a abrir. - ¿Por qué quieres volver? ¿Recorriste el mundo y no te dio nada? ¿Probaste otras piernas y no te dejaron nada, verdad?

- Yo... Yo te amo. Pero soy un cobarde y no merezco ni tú perdón. - decía con la mirada perdida hacia el oscuro cielo.

- Y yo te amo más, tanto que te perdoné antes de que me lo pidieras, pero ahora no puedo volver como si nada hubiera pasado. Ha sido la semana más compleja de mi vida...

- No, no quiero volver contigo, no pretendo hacerlo. - Ahora la voz de Terry se había vuelto fría y cortante, ya que recordó el trato que tenía con Anahí.

- ¿A qué estás jugando Terrence? Llegas y me intentas besar y ahora me dices esto. No sé que pase por tu cabeza, pero ahora no quiero saber nada de ti. Si el destino quiere en un futuro nos volveremos a ver, tal vez seas el amor de mi vida de mi futuro, pero estoy en el presente y aquí sobras - replicó ________ con coraje ante la actitud del chico.

- No me entiendes y nunca lo harás - respondió molesto.

- Tienes razón, no te entiendo por más que trato. Llámame masoquista o con el trastorno que tú quieras, pero te amo. Y nunca podré entender, por qué tu a mí ya no. - Tomó a Piccola del suelo y caminó tan rápido como pudo hasta su habitación.

Narra _________

Estaba deshecha, por más que me preguntaba una y mil veces ¿Cómo podía amarlo tanto? Yo pensaba que ya podía seguir como si nada sin él, pero aún me dolía, y este reencuentro hacía todo más complicado.
Azoté la puerta y me quebré en llanto, hoy no quería ser fuerte, no ahora.
Estaba tan abrumada que ni siquiera puse atención en qué estaba haciendo Terry en este barco, tampoco me importaba mucho descubrirlo.
Mi vida tenía dos facetas, en una estaba una mujer llena de valor, alegría y coraje para enfrentar las cosas. En cambio, por el otro lado había una niña frágil, con cuerpo de débil cristal que con el más mínimo movimiento se quebraría. Quería ser la primera, estaba actuando como la segunda. Y tal vez no era tan malo, pero tarde o temprano debía volver a armarme de valor y volver a la lucha por mis sueños.
Lloré hasta que perdí la noción del tiempo y volví a quedarme dormida.

Narrador

La noche había terminado y el sol ahora se adueñaba del cielo, creando un hermoso día claro y despejado. Una pequeña patita tocaba la nariz de _________ esperando a que se despertara. Abrió poco a poco sus delicados párpados y miró a la felina sobre su pecho.

- Buenos días Piccola ¿Ya tienes hambre? ¿Qué hora es? - dijo buscando el reloj sobre la mesita de noche. Era las once y media del medio día.

- ¡Dios mío! Ya es tan tarde, le prometí a Albert ir a almorzar con él y mira la hora que es. - Como si lo hubiera invocado, el rubio tocó a la puerta.

- _________ buenos días ¿estás ahí? - preguntó Albert del otro lado de la puerta.

- Un momento por favor - respondió agitada quitándose el camisón.

Hizo todo al mismo tiempo: sirvió leche en un plato a Piccola, se vistió con una falda floreada y una blusa color ladrillo al igual que sus zapatos. Arregló un poco de cabello y se dirigió a la puerta, se regresó a vertir un poco de perfume y ahora sí, a abrir la puerta.

- ¡¡Buenos días!! - dijo abriendo la puerta con más alegría que de costumbre.

- Sí que eres rápida en arreglarte - contestó Albert con una sonrisa.

- Oh, no llevaba una hora lista, sólo te estaba esperando - mintió, la desconcertó la risa de Albert - ¿Qué es tan gracioso?

- Tal vez te creería si no fuese que llevo más de una hora aquí, te escuché roncar, no quise despertarte hasta apenas ahora - Seguía riendo y ________ se ruborizó apenada. - Vamos eso no importa, pero vamos a comer antes de que muera de hambre.

Ambos fueron al comedor y pasaron un tiempo charlando, en espera a que pasara el tiempo y llegaran a Chicago. En su larga charla, _________ evitó contarle que había visto a Terry, recordó que le había pedido que se alejara de él y no quería arruinar las cosas.

Enredos De Amor (Terry Y Tú)Where stories live. Discover now