Capítulo 37

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Me despertó un mensaje, pensé que era de Matt, pero me equivoqué. Cogí el móvil con los ojos todavía medio cerrados porque me acababa de despertar y miré, un nuevo mensaje del anónimo.

—¿Quieres saber lo que ocurrió con Pau Hist? Dile a Brandon que como no te lo cuente él, lo haré yo.

Vale, pero aún son las nueve de la mañana y no me voy a levantar todavía. Volví a dejar el móvil en la mesilla de noche y me giré, me tapé con las mantas y seguí durmiendo.

Me volví a despertar a eso de las once y media de la mañana, ningún nuevo mensaje, no había señales de Matt desde ayer por la tarde, ni siquiera un mensaje de buenas noches. Lo dejé pasar, ahora mismo iba a averiguar la verdad sobre Pau Hist. Me levanté de la cama, a pesar del frío que hacía, y caminé hasta el armario para vestirme algo que no fuera un pijama.

Después até mi pelo en una coleta bien alta, y salí de la habitación. En el piso de abajo, estaba Brandon, viendo una serie en la televisión. Elena y Laila no sabía dónde estaban, pero me daba un poco igual.

—Buenos días, Claudia. —dijo él con una sonrisa.

—Nuevo mensaje. —le dije.

Él se levantó del sofá y ambos nos fuimos a hablar a su despacho. Como siempre, él se sentaba tras su escritorio y yo enfrente de él. Le informé de que me había llegado un nuevo mensaje, sobre Pau Hist. Si él no me contaba la verdad, lo haría el propio anónimo.

—¿En serio lo quieres saber? —preguntó él.

—Sí. —contesté.

Él emitió un largo suspiro y me empezó a contar.

—Era una noche de verano de hace diecinueve años... —empezó la historia, yo atendí sin decir ninguna palabra.

Brandon Anderson, 19 años antes.

Era sábado por la noche, una de las pocas noches en las que podíamos salir a divertirnos. Mi hermano y yo ya estábamos listos, esperando a Elena y Valeria para irnos ya al pub.

Ellas bajaron las escaleras, ambas llevaban un elegante vestido que les realzaba las curvas. Elena tenía un vestido rojo que le quedaba estupendamente con su cabello rubio que le llegaba casi por la cintura. Valeria en cambio, llevaba un vestido azul marino, que le quedaba genial con sus ojos azules y su cabello negro. Miré a mi hermano, casi se le cae la baba al verla. Le di un suave golpe en el brazo y volvió a la realidad.

—Estás estupenda. —dijo él al verla.

—Lo sé. —dijo ella con una sonrisa y dándole un beso en los labios.

Yo mientras tanto, me acerqué a Elena, puse ambas manos en su cintura y la atraje hacia mí, le di un breve beso en los labios.

—Estás guapísima. —le dije con una sonrisa.

—Tú también. —dijo ella.

—Parejita, vámonos. —dijo mi hermano dándome una palmada en la espalda.

—¿No faltan nuestros queridísimos amigos los Smith? —preguntó Valeria con una sonrisa totalmente falsa.

A ella le caía mal Sam Smith, ¿por qué? Nunca se sabrá por lo visto.

—Cielo, oculta el odio que sientes hacia él. —le dijo Alan sonriendo.

—Si me cae mal una persona, que se me note, ¿no? —dijo ella con una sonrisa.

—Ya, pero, disimula un poco esta noche. —le dijo él.

—Lo intentaré, pero no prometo nada.

Peligrosa atracción ✔Where stories live. Discover now