Capítulo 23

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Al día siguiente, un rayo de sol me pegó de pleno en la cara. Me di la vuelta, abrí los ojos y miré a Matt dormir, con sus ojos grises cerrados, su cabello castaño desordenado... Parecía un ángel, una persona que nunca rompió un corazón, una persona que en su interior había tan solo bondad...

Decidí salir de la cama y vestirme la ropa de ayer, antes miré por la ventana el día soleado que hacía. Y pensar que ayer por la noche no paraba de llover y tronar... que hasta la luz se fue. En fin, cogí mi ropa y me cambié rápidamente en el baño.

Nada más salir, Matt ya estaba en pie, bostezando y estirándose.

—Buenos días. —le dije sonriendo.

—Buenos días... —dijo él.

Un claxon sonó, miramos por la ventana que era el chófer de Matt.

—¿No era que no vendría a no ser que lo llamases? —le pregunté.

—Al no llamarlo ayer, igual se preocupó...

—Y yo nací ayer. —le dije.

¿Habría organizado todo esto para que los dos nos quedáramos a solas aquí? ¿Toda la noche?

—Es verdad, no es nada planeado. —dijo él encogiéndose de hombros.

—Lamento dudar de ti querido. —sonreí.

—¿Por qué querría estar a solas contigo?

—Tú sabrás.

—Te recuerdo que fuiste tú quien quiso quedar. —me dijo él.

—Te recuerdo que era porque estabas mal, yo como buena persona quise saber cómo estabas y sí, quedamos porque por teléfono era todo muy frío. Tú propusiste la cabaña.

—No quiero discutir nada más levantarme, vámonos de aquí y si eso ya hablaremos de esto. —dijo él.

Asentí. Bajamos las escaleras y salimos de la cabaña, la tierra estaba mojada, las hojas de los árboles igual... como se nota que llovió toda la noche. Nos subimos al coche, Matt y su chófer se saludaron brevemente y nos pusimos camino a casa.

Pensé en el día de ayer, mucha tensión, todavía la había, esperaba llegar a mi casa para poder distanciarme de él un poco. Por lo menos hasta el lunes, que nos veríamos en clase.

Llegué a mi casa, el chófer de Matt aparcó delante de ella. Matt me miró, como yo a él, ¿y ahora nos despedimos con un simple adiós? Pues sí, era lo que tenía pensado hacer.

—Adiós... —dije y abrí la puerta del coche.

—¿No me das un beso de despedida? —preguntó él.

Sonreí.

—No. —salí del coche y cerré la puerta.

Caminé hasta llegar a la puerta principal de la casa, saqué las llaves y abrí la puerta. Ni siquiera me giré y vi a Matt irse, porque total ya escuché el coche arrancar e irse carretera arriba. Nada más abrir la puerta no sabía qué hacer. Brandon me preguntaría dónde estuve todo el día de ayer, probablemente se enfadaría...

En cambio, cuando él me vio no lo vi enfadado, ni siquiera preocupado.

—Hola Claudia, ¿cómo te fue?

—Bien, solo que ayer me quedé sin batería y...

—Ya me informó Max, no te preocupes.

—¿Qué te dijo él?

—Que te habías quedado a dormir en su casa, ¿no te lo contó?

Gracias Max, te debo una.

—Sí, pero conociendo a Max a saber qué te contó. —solté una pequeña risa nerviosa.

Peligrosa atracción ✔Where stories live. Discover now