Me and my broken heart

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      Acto II

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POV Universal

¡Ya llegué!— un chico de cabellos verdes entra a una casa vieja y descuidada con un olor fuerte a viejo y humedad.

Con algo de dificultad levanta un poco la puerta para que esta cierre a la perfección y no rechine. El pasillo estaba lleno de penumbra con papeles tapiz callándose por la humedad y basura por todos lados.

El chico se quita los zapatos, tenía la costumbre de saludar cada vez que llegaba no importaba las veces que no recibía ninguna respuesta, era una acción que le recordaba a su madre.

Camino entre la oscuridad que era desplazada por la luz del televisor de la sala.

Siguió caminando hacia las escaleras, no sin antes ver cómo su familia adoptiva no despegaba la vista del televisor, riéndose de programa estúpido de concursos ignorando su presencia por completo.

Él subió hacia su habitación y se dejó caer en la cama lanzando su mochila lejos. Su cuarto era en realidad el ático de aquella pequeña casa, pero a diferencia del resto de la casa, este se encontraba limpio y ordenado.

Tenía un colchón en el piso, una cama sin tender y cajas con discos de música repartidas por el cuarto. También tenía un ropero improvisado con palos de madera y una luces navideñas de led que colgaban por la ventana redonda tras su cama.

Pese a lo austero del lugar, se veía bien, y acogedor, una habitación de un adolescente normal, o eso quería pensar.

El chico suspira pesado para levantarse de su cama. Aún tenía el gorro, la estorbosa chamarra y una bufanda que se le enredaba por la posición en la que se encontraba. El otoño había llegado y con ello las molestas heladas antes de la nieve de invierno.

El chico suelta un suspiro y se levanta con pereza para tomar una silla a lado de su ropero.

Con cuidado traba su puerta con una silla de madera que tiene ropa sucia encima y se dispone a mover su colchón un poco y quitar una madera floja del piso, y así sacar una caja que contiene muchos billetes de altas denominaciones.

perfecto, con esto ya junte para el mes que sigue — aquel chico y con cuidado toma el dinero, lo amarra en una liga y lo guarda en su chamarra.

Se acomoda sus prendas nuevamente mientras se ve en un espejo roto que está sin colgar recargado en unas cajas de cartón y se dispone a salir de nuevo y volviendo a avisar, pese que nadie toma en cuenta su presencia.

Él ya tenía esta rutina muy marcada, él salida de la escuela, dejaba sus cosas en su habitación y corría al hospital del barrio para luego ir a trabajar, o cómo sus padres adoptivos decían, perder el tiempo.

El chico de cabellos verdosos entra por la puerta del hospital junto con un ramo de flores, y camina hacia una enfermera que le sonríe amablemente.

¡Izuku! tan puntual como siempre— la amable enfermera lo saluda e Izuku le devuelve la sonrisa.

wow ¿que veo ahí? ¿aretes nuevos?— Izuku empieza a elogiar a la enfermera que solamente se sonroja y ríe.

mi novio me los dio ¿a qué son hermosos?— la enfermera se llama Kendo, siempre ha sido muy amable con Izuku desde que sucedió aquel incidente.

te quedan preciosos Kendo, por cierto, traigo el pago del siguiente mes— dice Izuku sacando el fajo de billetes y la enfermera los recibe y anota en la computadora el pago.

Shall we Dance? *Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora