拉屎 ; sexo y mafia

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Argentina caminaba hacia la escuela, lo hacía a paso lento y calmado, tenía tiempo. Había dormido poco y por eso tenía los ojos rojos, al despertar salió de su hogar lo más rápido posible, con el único propósito de no tener contacto con nadie.

No quería ver a México, tampoco a España. Sólo planeaba desaparecer por el resto del día y volver lo más tarde que fuese posible.

Mientras lo hacía, miraba el suelo y a veces el cielo. Parecía que iba a llover, torció los labios al ver esto.
Después de todo, el sol hacia que su piel tuviera algunos problemas, era una especie de alergia y aún así decían que debía tener "vitamina D".

Qué cosas ¿no?

La lluvia no le sería motivo para cancelar sus planes, estaba enojado con todos; con España por ser tan asqueroso, con México por no salvarse y con Italia por irse.

Todos eran unos malditos incompetentes, menos él, porqué era mucho mejor que ellos. Él nunca sería tan estúpido de hacer lo que ellos y eso lo hacía complemente superior, jamás podría igualarse al tipo de mierda que eran ellos, definitivamente podía hacer todo mucho mejor y ser más capaz que todos.

En su mente pensaba que debería tener un foco de luz apuntando cada paso que diera, personas halagando su forma de ser, esto para que aprendieran a ser buenas personas, aunque sea un poco, no le importaba que tan altanero podía ser ese pensamiento.

Es verídico. En su cabeza.

Siguió caminando hasta llegar al puente que debía cruzar, al estar lejos tuvo que achinar sus ojos para hacer nítida la imagen que tenía en frente, un chico de cabello blanco sentado con sus pies en el borde.

"Suicida" pensó al instante. Quizás era una suposición apresurada, pero se notaba desde lejos las intenciones de ese chico.
Movía sus pies como si estuviera midiendo la distancia entre el agua y la altura en la que estaba sentado, claramente sus deseos yacían frente suyo y al parecer no era capaz de tomar una decisión por completo, seguía pensando.

De no ser así, siquiera se habría cruzado con Argentina. Quién, sin expresión alguna, caminó hasta él, colocándose a su lado.

Casi tocandolo.

USA volteó la mirada desde el argentino al agua, esperando que se vaya, pero no lo hacía. Cómo no se movió ni un milímetro, volteó a verlo exasperado.

──¿Puedes irte? ──Preguntó irritado.

──No.

─ Intento suicidarme, por si no lo notaste.

Le dedicó una mala mirada, pensando que así sería como los demás y se iría.

──Y yo intento presenciar tu suicidio, con suerte quizás me culpen de homicidio y acabe comiendo gratis. ──Respondió con simpleza.

Al principio no lo reconoció, pero después pudo recordar haber visto ese rostro en su salón, por lo menos sentía que alguna vez estuvo en los pasillos de su escuela.

Estados Unidos, el loquito que habla sólo y tiene la hermana muerta. El mafia.

Argentina, el ególatra que fuma lo que venga, que siempre está molestando. El ninfómano.

Ambos eran lo peor que le podía pasar al curso, eran simplemente detestables. Realmente se hacían odiar.

¿Qué? ¿Te parece raro el apodo?
Que puedes esperar de verlo llegar día de por medio caminando raro y algunas veces con marcas en su cuello.
Claro los demás no eran conscientes de porqué mantiene ese estado , por lo cual, suponen que tiene una vida sexual activa, con consentimiento.

拉屎 ; UsArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora