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Un día de descanso bastó para que te recuperarás. Habías despertado a mitad de la noche con el rubio eléctrico abrazado a ti, eso te volvió loca internamente.
A la mañana siguiente el se levantó aún algo adormecimiento y regreso a su habitación para hacer lo que debía antes de ir a las clases.
Saliste poco después de el, pero primero volviste a entrar a su habitación para dejar su obsequio de ese día junto a la carta en su cama una vez más. Saliendo de inmediato para no ser consumida por la curiosidad y tratar de usar tu nombre para desbloquear el celular.
Tras un aburrido día de escuela en el que el rubio eléctrico se había comprado raro, volvieron a los dormitorios.
Kaminari se la había pasado un poco serio y callado, algo más anormal en el, se veía algo evasivo con todos en sí. Y eso te preocupaba, decidiste dejarlo avanzar un poco y lo alcanzaste en su habitación para ver su reacción ante el regalo. Tocaste la puerta suavemente y abriste la puerta asomando la cabeza.
— Denki mi amor, ¿Que haces? —preguntaste entrando a la habitación.
— ¡Cartas! —sonrio mostrando el sobre y el libro que había sido el regalo de ese día.
Eso te sorprendió, ¿Se sentía tan animado por los regalos o por ti?, ¿Era real o solo fingía no tener nada?. Asentiste en silencio mientras te acercabas a el, tomando asiento ambos en la cama.
— ¿Quieres que te la lea? —ofreciste al ver que ni siquiera había abierto el sobre de la carta.
— Por favor —sonrio levemente entregando el sobre.
Tomaste el sobre y lo abriste con cuidado, el rubio se recostó apoyando su cabeza en tus piernas, sonreiste inconcientemente acariciando su cabello. Cerro sus ojos cansado esperando por poder escuchar tu voz.
»"Kami, hoy no tuve mucho tiempo de prepararme, pero quise darte un libro porque se que te gusta leer, te da flojera pero se que te gusta. En fin, hoy estoy algo ocupada, así que la carta es cortita.
Me gustas, me gustas mucho, me gustas más de lo que a ti te gustan las hamburguesas.
Con amor, para el chico más lindo que conozco."«
El rubio sonrió, le gustaba escucharte decir eso.
El momento era casi perfecto, el rubio estaba por caer dormido nuevamente, pero su celular comenzó a sonar. El rubio se levantó tocando sus bolsillos dando se cuenta de que no era el celular de siempre, su mirada y la tuya viajaron al armario.
Desbloqueas te tu celular fingiendo que no habías notado su tensión.
Abrió el armario sacando el celular y se alejo discretamente.
— ¡Hola! —saludo con tono enérgico para prender que todo estaba bien.
Escucho un reclamo del otro lado de la línea, tenso la mandíbula dándote la espalda tras verificar que estabas mirando la pantalla de tu celular.
— Mira, justo ahora no es un buen momento —murmuro lo más bajo que pudo—, alguien puede escuchar.
Miraste de reojo al rubio prestando atención, lo escuchaste resoplar y luego gruñir, como si algo realmente lo estuviera fastidiando.
Te levantaste en silencio y el rubio no se dió cuenta hasta que saliste de la habitación cerrando la puerta detrás de ti llamando su atención.
— [____] —murmuro afligido.
— Te estoy hablando, maldito mocoso —se escucho una queja del otro lado de la línea.
— ¡Te dije que no me llames así, sabes que no puedo atender el teléfono durante clases! —alzo la voz—, Acabas de meterme en un problema por tus cosas, así que espera mi mensaje y deja de ser tan molesto.
El rubio colgó la llamada, arrojó el celular dentro del armario y salió corriendo en tu búsqueda.
Pero te encontró con Mina y Katsumi, así que no intento acercarase.
La pareció curioso, las tres tenían un rasgo que las unía, el color rosa.
Tus ojos eran realmente algo especial, un color rosa bastante cálido.
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