29. ΜΥΣΤΙΚΌ

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29.     ΜΥΣΤΙΚΌ
Abbi

Me quedé viendo cómo Mary se metía a la piscina junto a Mau, los dos estaban intentando distraerme. Una punzada de dolor me vino de repente justo en los ovarios. Me llevé la mano para aplastar el dolor. Esto se estaba intensificando y sabía que pronto tendría que enfrentar el hecho que tenía un bebe dentro y que debía de cuidarlo.

Cada día me sentía peor del dolor de abdomen, lo cual me provocaba náuseas. A veces creía que era algo más que el bebe, pero al mismo tiempo pensaba que podía estar pasando algo terrible dentro de mí y estaba intentando ignorarlo por cobarde.

—Tranquilo —susurré a mi estómago—. Todo va a estar bien.

Dicen que hablarle al bebe funciona para calmar lo que hay dentro. Hablarle es la comunicación entre la madre y el bebe. Solo de pensar en esa palabra me da escalofríos.

Mi teléfono comenzó a sonar en ese preciso momento, el nombre de William Hamilton se iluminó con nuestra fotografía juntos en un atardecer. Era una selfi tomada por él en la que me daba un beso en los labios. La foto me gustaba mucho al igual que a él, por eso la teníamos de foto de contacto.

Dejé que sonara. Sonara y sonara hasta que mi contestadora fue la que contestó por mí. Suspiré despacio. Tenía que decirle cómo estaba, qué estaba pasando con el bebe y cómo lo enfrentaríamos. Era un cambio demasiado drástico que temía hasta la médula.

¿Cómo le explico si ni siquiera yo entiendo?

Bueno, igual es una llamada de chequeo, ver cómo estoy, qué estoy haciendo. Esas cosas. Normalmente, me cuenta cómo están todos, sobre todo Lui que al parecer se la está pasando mejor de lo que creíamos.

William: CONTESTA ESA MIERDA.

William: SÉ LO DEL BEBE.

Mi corazón dejó de funcionar. ¿Cómo diablos lo sabe? Mis manos temblaban sin control, las rodillas también dejaron de responderme. Me senté en la silla de playa dejando caer el teléfono. Levanté la vista para ver a Mary antes de gritarle.

—¡Ya lo sabe!

—¿Quién? ¿Qué?

—¡William! ¡Lo del bebe! ¿Qué voy a hacer?

Mary y Mau salieron corriendo para estar junto a mí. Mary tomó su toalla secándose a toda prisa.

—Tienes que llamarlo y explicarle. No puedes simplemente ignorarlo, Abbi.

—Nena, estoy con Mary en esto —Mau me tendió el teléfono mojándome un poco—. Tienes que llamar al hombre antes que le dé un ataque al corazón.

—¡No puedo! ¿Qué diablos le voy a decir?

—La verdad —susurró Mary.

Me rasqué la cabeza antes de marcar el número. Me puse más nerviosa y sentí otra punzada superfuerte en el estómago. Esto es horrible. ¿Y si me odia por esto? Para hacer un bebe se necesitan dos partes. ¿Cierto? Él puso el esperma por lo que es su culpa.

—¿Dime si es verdad o no? —dijo intentando calmar la voz.

—Will...

—Dime, Abigail. Ahora.

—Sí —fue lo único que pude conseguir sacar de mi boca.

—¡Mierda! Esas cosas no se ocultan, no corres de los problemas. Los enfrentas. No puedo creerlo, Abbi. Esas cosas no se hacen. Tienes a mi bebe en tu estómago. ¿Cómo no pudiste decírmelo? Siempre soñé con el día que tuviéramos bebes y resulta que a pesar de que no estamos listos, decides hacerte cargo tu sola y excluirme. ¿Te das cuenta de lo jodido que es esta mierda?

TENÍAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora