Tres: Seúl bajo la lluvia

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Define «lamentable».

Respuesta: yo justo en ese momento.

Después de un acontecimiento desgarrador como el que mi propia madre me echara de casa, había tenido que usar muy bien el cerebro para sobrevivir momentáneamente. Luego de un rato caminando encontré un baño para nada higiénico de una gasolinera de mala muerte a no muchas cuadras de distancia de mi hogar 一o lo que quedaba de él一, el hombre que trabajaba allí parecía particularmente acalorado con mi presencia, no era excesivamente mayor que yo, pero ese aspecto de potencial viejo verde que acosaba muchachas de preparatoria junto a su camiseta sucia de sustancias por las cuales no iba a preguntar por obvias razones no me dejaba pensar en otra cosa más que en lo asqueroso que podría ser, eso sumado a que no dejaba de intentar sacarme conversación 一y quizás algo más一 mientras me mostraba el camino hasta el asqueroso lugar donde al entrar una rata me miró fijamente antes huir con lo que parecía ser otra rata en su hocico, era la fórmula perfecta para desagradarme por completo.

Quería vomitar, pero me contuve.

Hasta vomitar sería mucho más asqueroso allí.

一Muchas gracias 一agradecí con educación, absteniéndome de hacer la conocida reverencia debido a que este se encontraba detrás de mi y sería muy incómodo.

一No te preocupes, bonito 一Contestó a la vez que se iba de regreso a su puesto de trabajo con una sonrisa.

Correspondí el gesto con una sonrisa tensa.

Incómodo.

Completamente incómodo.

Me encerré en el sitio que 一para mi fortuna一 al menos no olía tan mal, era soportable considerando que solo quería cambiarme de ropa en un sitio con mínima privacidad. Reemplacé mi pijama con la mayor rapidez que pude, tropezando algunas veces con mis propios pies o rodillas, pero sin caer gracias a mi buen equilibrio 一que nunca aparecía cuando me iba de cara en la cancha de educación física一 al que le agradecía en demasía. Siendo honestos no quería averiguar de cerca que era aquella sustancia blanca y babosa en el suelo.

No, gracias.

De la ropa en mi bolso tomé la que estaba en la parte superior, la menos arrugada que había, esta acabó siendo una camisa blanca de manda media y un pantalón negro de una talla menor a la mía, uno el cual me había regalado mi tía paterna una vez sin saber mi verdadera talla de pantalón, nada extraordinario. Tuve que hacer un movimiento extraño de baile para entrar en la tela casi entubada, pero al final lo logré sin cortar mi circulación, 一es decir一 un rotundo éxito.

Como pude me estiré para observarme en el espejo que quedaba por encima de la altura de mi cadera, obligándome a saltar de forma vergonzosa 一si alguien me estuviera viendo, gracias al universo no fue así一 solo para notar que dentro de mi bolsillo trasero había una envoltura de chocolate que debió haber tenido unos... ¿Ocho meses allí? ¿Más de un año? No lo sé, la última vez que me puse ese pantalón estaba bastante ebrio.

A pesar de todo me veía bien.

Disimulaba mi lamentable situación.

Volví a concentrarme en mi reflejo al tirar la envoltura, luego acomodé un poco mi cabello oscuro pasando mi mano entre sus raices. Hace un tiempo lo había teñido, borrando por completo el rubio que debía ir por naturaleza y luego de un tiempo algunos mechones comenzaban a reaccionar de forma negativa al químico, convirtiendo mi cabellera sedosa en una maraña negra algo rústica y frágil a medida del tiempo, imitando exitosamente un episodio completo de estrés y ansiedad hasta casi llegar a la pérdida del cabello.

A veces me preguntaba por qué era así.

No mi vida, sino yo mismo. Sintiendo todo tan profundo y obligándome a fingir que no era así, que estaba perfectamente bien y podría seguir adelante sin soltar una lágrima más, como si fuera solo una coraza con necesidades básicas, pero no con cerebro o sentimientos.

Divagué.

Al terminar saqué mi teléfono del bolso sobre el lavamanos seco, lo encendí, noté que tenía suficiente batería para sobrevivir el día así que no pensé mucho en mis próximas acciones y comencé a buscar entre mis contactos con desesperación interna para hacer una llamada. El apodo «Terry» fue lo primero que apareció en la pantalla de llamadas recientes, este siendo seguido por «NingNing» y algunos contactos aleatorios que ni siquiera recuerdo por qué agendé. Recordaba sus números a la perfección, pero no me sabía el mío por completo.

En mi defensa, mi número no parecía mío.

Y hasta el día de hoy, tres años después de haber cambiado de línea, sigo creyendo que ese número no es mío.

En fin, una acotación innecesaria.

En ese momento estaba dispuesto a marcar el número de Taehyun, pedirle la ayuda que tantas veces me había negado a recibir, quizás por vergüenza u orgullo, ya no estoy seguro realmente, pero antes de poder presionar aquella opción en la pantalla que pudo haber cambiado todo el curso de esta historia, un nuevo pensamiento cruzó mi mente.

¿Llamaría a los chicos para que me recibieran en su hogar como si fuera un perro abandonado?

Iba a llamarlo, de verdad iba a hacerlo, pero el pensar que él y Kai 一quienes parecían vivir entre la calma y esperanza del paraíso junto con las llamas del propio infierno一 debían tener sus propios problemas con los cuales lidiar, me abstuve por completo de hacer cualquier movimiento.

No quería ser una carga.

Por eso no llamé.

Al final guardé la pijama que dejé por un momento sobre el mesón de material barato, saqué mis viejos audífonos de cable 一los cuales por suerte siempre estuvieron en la mochila一, puse algunas canciones que tenía en una reproducción aleatoria, guardé el aparato en la mochila y colgué el bolso de nuevo sobre mi hombro para salir sin un plan real en mente, pero con «Chlorine» de Twenty One Pilots sonando fuertemente en mis oídos, que era lo importante.

Recuerdo bien que lo único que cruzaba mi mente era la tentativa idea de ir por algo de comer.

Mi estómago rugía como un león.

Me miré una vez más en el espejo, dispuesto a darme un poco de ánimos.

一Eres un idiota 一me dije con aspecto serio. Perfectos ánimos los míos ¿No les parece?一, pero todo va a estar bien. Lo hemos hecho antes, podemos sobrevivir una vez más.

Con la cabeza en alto salí del lugar, sintiendo de inmediato la diferencia del aire parcialmente sucio y encerrado con el aire también contaminado de la ciudad, pero menos molesto en mis sentidos. Allí fue cuando inflé mi pecho en supuesta seguridad y regresé a la zona más poblada de la ciudad, negándome a pasar un día tan miserable, caminando a paso firme y sin dejarme intimidar, ni siquiera por la mirada fija del hombre que me había atendido antes, mirada que me seguía desde su lugar dentro de la tienda en la gasolinera.

Aún así no me importaba, estaba empoderado.

Pero, como venía destacando por todo este rato, parecía que iba a llover.

Y al final sí.

En medio de mi momento de película y de forma repentina para todos los demás a considerable distancia que se sorprendieron igual que yo, comenzó a llover fuertemente de un momento para otro, el color gris que antes cubría el cielo solo de forma parcial se hizo más fuerte y el sonido que producían las gotas al reventar contra el suelo era realmente agresivo. El clima me obligó a correr en busca de algún lugar para refugiarme en medio de todo.

Maldito sea el momento y el lugar en el que decidí no comprar un paraguas cuando tuve la oportunidad porque parecía no ser necesario.

Porque quizás, si hubiese tenido uno, las cosas fueran diferentes.

⌠ Passage to happiness ⌡ » YeongyuWhere stories live. Discover now