Michael

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— ¿Estás segura de que se tomó las píldoras?

— ¡Claro! No despertará hasta que amanezca. Ya cuéntame, ¿Qué es lo que dijeron?

—Debemos seguir con lo acordado, esforzarnos y esperar una decisión. Aun no podemos decirle nada, no sabemos cómo podría tomarlo.

— ¿En serio? Entonces, dime algo Señor Regalo flores; ¿Qué le diremos cuando se dé cuenta de que su herida sanó como por arte de magia?

¡Lo sabía!

Sabía que ella sabía algo, lo que no esperaba era que Gabriel estuviera al tanto de todo.

Hubo silencio entre ellos. Yo me debatía entre enfrentarlos o esperar.

Mi atención regresó a la conversación que espiaba...

—No soporté verla lastimada... si no lo hacía yo, lo haría Raphael.

— ¡Son unos estúpidos! ¡Nuestro deber es mantenerla a salvo hasta el momento adecuado y ustedes no hacen más que complicar las cosas; primero Raphael hablándole de sentimientos y ahora tú usando tu poder! ¡¿Qué crees que dirá Michael de todo esto?!

¿Michael?

Mis pies comienzan a moverse solos al escucha ese nombre. Al estar frente a ese par, fingen que nada pasa. Yo los veía fijamente, no tenían escapatoria.

—Parece que me han estado ocultando muchas cosas... pero no esperaba que fueran mis nuevas niñeras.

—Luna... no es lo que crees...

— ¡Claro que lo es, Gabriel! Ahora mismo me dirán qué son, qué es lo que me ocultan y lo más importante; me dirán qué tipo de relación tienen con mi padre.

Ambos se quedaron en silencio.

La puerta se abre y tras ella aparece Raphael quien observa la escena, confundido. Se acerca y el ver su cara me hace sentir más furia.

—Tú y tú— Señalo a Raphael y luego a Gabriel —Espero hayan disfrutado esos besos, porque son los únicos que tendrán.

Raphael se acerca a mí con sus manos por delante como si estuviera tratando con una especie de animal salvaje a punto de atacarlo. Al tomarme por los hombros, aparto sus manos de mí con brusquedad.

—Michael nos envió a cuidarte, se preocupó cuando desapareciste. Él solo quiere que estés bien.

— ¿Por eso comenzaron su maldito juego de quien se queda con Luna? Creo que podían cuidar de mí sin tanto circo... o aún mejor ¡Yo pude haber cuidado de mí! ¡¿Así es como me ve mi propio padre, como una niña a la que tienen que cuidar por siempre?!

­—No es por eso, Luna. Ahora estás muy vulnerable y necesitas nuestra protección; la protección más poderosa que hay en este mundo, después de la de nuestros padres.

La voz de Raphael solo me enfurecía.

En mis ojos se acumulaban las lágrimas; pasé mucho tiempo sola gracias a que siempre estaban "ocupados" ¿eso era protección? Siempre me pregunte el cómo podían dejarme sin mirar atrás, sin llamar, sin escribir. Esa es la clase de padres que tengo.

Me cansé de buscar una verdad que no me darían. Me dirigí a la escalera para empacar mis cosas e irme de esa casa. Alguien me tomó del brazo, haciéndome girar, unos brazos rodean mi cuerpo en un abrazo forzado.

—No nos dejes. Te lo diré todo; somos arcángeles, hijos de los tres arcángeles más fuertes del Paraíso —La desesperada voz de Gabriel choca en mi oído—.

Mis ojos se abren y mi cuerpo se congela. Mi mente distaba de quedarse en blanco... no tenía idea de que seres como los arcángeles o ángeles existieran.

Raphael... Gabriel... Michael... el pensar esos nombres hizo que mis piernas se debilitaran, gracias a que Gabriel me sostenía no caí. Me levantó y me llevó en sus brazos hasta mi cama, minutos después entró Raphael, mencionó que Erina tenía que hablar con mi padre.

Estaba en shock, pero aun así decidieron que era hora de que supiera la verdad.

Gabriel y Raphael son hijos de los arcángeles de los mismos nombres, lo cual los hace arcángeles; algo así como los siguientes en la línea. Erina es un ángel común.

Mi padre es el arcángel más fuerte de todos, por lo cual, mi naturaleza es la misma que la de él. Pero yo, al ser la primera de mi especie fui sellada y alejada del Paraíso, creyendo que así estaría a salvo de quienes no estuvieran de acuerdo con mi existencia.

Para regresar, tengo que estar unida a un ángel o arcángel; por eso mi padre envió a los hijos de sus leales "amigos", a su parecer solo ellos; unos caballeros, tenían el derecho de tenerme. Ellos admiten realmente sentir algo por mí, la pureza de mi alma los atrae.

También mencionaron que mi sello no podría ser roto por nadie más que un ser divino... un ser divino que se llevara mi virginidad y con ella mi sello. Al escuchar eso, hice todo lo posible por no reaccionar.

Después de que el sello sea retirado, solo será cuestión de tiempo para que mis habilidades angelicales aparezcan.

Me dejaron sola para meditar y asimilar todo.

Analizándolo, esas habilidades de las que hablan ya estaban haciéndose presentes; cero contacto psíquico con criaturas sobrenaturales, saber cuándo alguien miente y la extraña barrera onírica que se había generado con la pérdida del sello. Pero algo aquí no encajaba... si solo un ser divino podía retirarlo... entonces, ¿Por qué un demonio lo hizo?

Mi cabeza comenzó a doler, dejé de pensar en todo y me recosté para dormir un poco más.

Han sido unos días muy pesados.

Di mil vueltas sobre mi cama, pero no podía descansar.

De pronto un cuerpo se hizo presente sobre mi cama y nos brazos me rodearon. Giré y vi a Raphael.

—Lamento mucho el que tuviéramos que ocultarte todo esto.

—Lo importante es que ya no lo hacen. Gracias.

Lo dejé abrazarme y con la cercanía que teníamos le di un beso en su mejilla.

Me sentía aliviada, muchas cosas se habían aclarado. Por fin sé qué es esa luz de la que tanto me hablaban.

Casi sin darme cuenta, la calidez de Raphael me ayudó a conciliar el sueño.

Sueño Lúcido [COMPLETA]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin