La sabiduría del no aprendiz (Kakashi x Hinata x Naruto)

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Nota: Lo sé, no celebré encuesta esta vez, pero es la que quedó y quería hacerlo =). Siento que sea repetitivo >:

.

Hinata miraba el techo de la oficina del Hokage preguntándose si podría controlarse por más tiempo. Mantenía los labios apretados para no gritar y las manos aferradas al borde del escritorio para retener su cuerpo en cada movimiento en que él se hundía en ella, penetrándola hasta la parte más profunda de su ser.

Sentía el sudor correr por su nuca y su cuerpo y sus cabellos pegarse sobre la superficie. El sujetador y la camiseta estaban mezclados en una forma incómoda sobre sus senos, que se danzaban en cada movimiento a menos que su boca los apresara o sus dedos.

—Hinata, debes de relajarte o Naruto no comprenderá qué estoy haciendo bien o qué mal.

Bajó la mirada hacia la figura que estaba dentro de ella. Él sonrió como siempre, como si no estuviera completamente empalmado en ella y estuviera destrozándole el interior de placer.

—¡Eso, eso, Hinata!

Volvió la mirada hacia su derecha. Naruto estaba inclinado sobre ellos, muy atentos fijándose en cualquier reacción de su cuerpo. No pudo evitar fijarse en el bulto entre sus caderas: estaba excitado viendo cómo tenía sexo con su profesor.

La locura llegó cuando Hinata confesó no llegar al orgasmo cada vez que mantenían relaciones. Naruto era fogoso y demasiado... rápido. Kakashi les aseguró que era a causa de su juventud y que Hinata había mantenido su deseo sexual apagado por su timidez.

Tenía razón en todo.

Naruto expresó su deseo de que le enseñara y una cosa llevó a la otra y ahí estaba, con otro hombre revolucionando su cuerpo de una forma increíble.

Kakashi apretó uno de sus senos, acariciando su pezón antes de meterlo en la boca. Ella cerró los ojos para intentar obviar lo que el Hokage ya había descubierto: era su punto más sensible. Y si lo combinaba con dar una estocada justo dónde la derretía, era un caos.

Que Naruto estuviera mirándola, cada vez más cerca, más interesado en que mostrase lo que estaba sintiendo, la avergonzaba y excitaba por igual.

Tanto, que el orgasmo la venció como un efecto lejano.

Fue leve, inesperado y aunque la hizo estremecerse y agrandar los ojos no la colmó de todo.

—¿Qué ha pasado? —cuestionó Naruto mientras la veía recuperar el aliento. Ella enrojeció.

—Ha tenido un orgasmo fantasma —respondió Kakashi. Se había detenido en lentos movimientos—. No, Hinata, has de tener uno más intenso. Quizás necesites algo más.

Hinata llevó una mano hasta su vientre para detenerle, avergonzada.

Sí, su cuerpo vibró ante la idea de sentir eso de nuevo, de que hubiera algo más intenso, pero dudaba que realmente estuviera bien.

—Naruto —dijo Kakashi mirándole—. Parece que lo estás pasando mal. ¿Por qué no te unes?

Naruto les miró sin comprender, hasta que notó en un empujón, su nuca dio contra su miembro. Luego sonrió de esa forma tan suya y asintió, bajándose la cremallera y el cierre. Desde su posición, Hinata sólo necesitaba inclinar hacia atrás la cabeza para poder verle.

Erecto y enrojecido.

—Ponlo en su boca —indicó Kakashi—. Siente como te prueba mientras yo la penetro y va contra ti.

Naruto la miró y asintió.

—Hinata —nombró demandando permiso.

Ella abrió los labios.

Era la primera vez que lo hacía. Se preguntaba cómo sería, si se ahogaría, si sería difícil. Nunca pensó en el sabor, en la suavidad o la delicadeza.

Tampoco tuvo mucho tiempo de ello.

Kakashi volvió a moverse y esa vez, más fuerte, más firme y a su vez, su boca succionaba el miembro de Naruto, quien siseó.

De ese modo le era imposible contener su respiración, sus propios sonidos y aunque era vergonzoso también irremediable.

Del mismo modo que controlar su cuerpo, alejarse del placer que sentía, era una locura. Ella misma rodeó la cintura de Kakashi, invitándolo a más y levantó las manos hasta ponerlas sobre las nalgas de Naruto.

—Dios, Hinata —gruñó Naruto.

Kakashi jadeaba.

—Naruto, tienes que aguantar a ella. Siempre —indicó.

—Es difícil... ella siempre... siempre... es genial. Pensé que probar su boca sería imposible y ahora veo que es... todavía mejor.

Kakashi gruñó cuando su interior reaccionó.

—Puedo jurarlo —aseguró—. Pero has de comprender que las mujeres son más complicadas que nosotros. Si quieres que esto funcione entre vosotros, tendrás que aprender bien.

Hinata cerró los ojos, aferrando con sus uñas la piel de Naruto, arqueando su cuerpo contra Kakashi.

Justo cuando Naruto no podía más, un orgasmo increíble la venció. Kakashi no se detuvo y, sin esperarlo, otro siguió al primero.

No estaba segura de cuándo fue que perdió el sentido, pero cuando despertó, cargada en brazos de Naruto de regreso a su casa, estaba agotada.

—Kakashi nos enseñará más cosas, Hinata —le dijo Naruto cuando sintió que bostezaba—. Aprenderé y seré mejor amante.

Hinata sonrió, sintiendo que su interior latía ante la esperanza.

—Seguro que sí... Naruto-kun.

El placer pecaminoso de una HyûgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora