Naturaleza muerta

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Naturaleza muerta.

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/Tierra 616

Parejas: ThorQuill (ThorxQuill)

Derechos: lo que me dejen.

Advertencias: una historia con un poco de angst pero nada qué preocuparse... mucho. Nombres y referencias pertenecen a la Tierra 616. Este es el segundo cuento del día 2 con el tema de elfos del #MarvelMultishipperWeek del evento "Fantasy and Princess Stories". Inspirado en el Silmarillion y otros cuentos.

Gracias por leerme.



***


"El amor es un símbolo de la eternidad. Barre todo sentido del tiempo, destruyendo todo recuerdo de un principio y todo temor a un fin."

Stendhal.



A raíz de la pérdida del Black Vórtex, Thanos, ese titán al que sus ancestros habían intentado encerrar sin conseguirlo, había perseguido a Thor Martillo Relampagueante por toda la tierra imperecedera queriendo torturarlo. El valiente hijo del rey Odín nada temía a las tretas de su enemigo, ni tampoco era un elfo que se estremeciera al encarar a la muerte. Había sido entrenado para proteger a su pueblo, cuidar del mundo recién nacido y vencer la oscuridad que seres como el titán buscaban imponer. La persecución tuvo su propia historia, que aquí no se contará. Basta saber que al final, Thanos consiguió llevar a Thor a una prisión cuya reputación hacía palidecer hasta el más templado. Se trataba de Klyn, al final del mundo desde donde se podía ver lo que pasaba y lo que iba a suceder.

Thanos no dejó encerrado al príncipe elfo como se pudiera pensar, esperando que la energía maligna de la prisión marchitara el cuerpo del valiente guerrero hasta transformarlo en algún monstruo. No, el titán quería destrozarlo por dentro, escucharlo suplicar. Algo que nadie jamás había conseguido, ni siquiera ese medio hermano del que se contaban otras historias no tan loables. Por ello, dispuso una suerte de trono en lo alto del muro de la prisión Klyn, de modo que los ojos élficos de Thor pudieran ver hacia la tierra a lo lejos, como un testigo que nada podría hacer frente a los acontecimientos a suceder. El príncipe nada temió, aceptando su suerte y posible muerte en lo alto de Klyn. Como un rey mirando un reino al que no puede alcanzar, con los pesados grilletes encantados sobre sus muñecas y tobillos.

—¿Así que el altivo Hijo de Odín osa desafiarme aun frente a su muerte segura?

—No suplicaré —Thor miró a los ojos al titán— No temo a la muerte y acepto mi destino. Los guerreros damos la vida por detener a la maldad que viaja en heraldos somo tú.

—Suplicarás —Thanos le colocó un casco maldito— Cuando veas lo que haré.

—Me habrás capturado, pero jamás doblegarás a mi pueblo.

El titán rio, sujetando su mentón. —No es a tu pueblo a donde dirigiré mi ira.

Un mal presentimiento inundó el corazón del príncipe elfo, obligado a mirar hacia la tierra más allá del mar sagrado que dividía la tierra imperecedera de la tierra mortal. Sus ojos fueron más allá de las costas, los valles y las montañas. Ahí, donde una batalla todavía se llevaba a cabo contra una hueste de orcos en unas ruinas de lo que fuera un antiguo reino de enanos ya extinto. Thor apretó sus puños, tensando su cuello al notar entre los combatientes una figura en particular: un hombre, un mortal como sus pares alrededor, peleando con destreza y gracia con su par de espadas de mango doble. Esos cabellos rubios ensortijados y rebeldes sobresaliendo por debajo de su yelmo igual que su barba insipiente, a veces sonriendo al patear uno de esos horribles seres al suelo y cortarle la cabeza. Thanos sonrió victorioso, porque había encontrado el único punto débil del príncipe.

De dragones y otros cuentosWhere stories live. Discover now