El Germano

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El Germano

Autora: Clusmykitty

Fandom: Marvel/AU

Pareja: Cherik (ErikxCharles)

Derechos: a soñar despierta.

Advertencias: una historia romántica, dulzona con final feliz. Día 7 y último del "Fantasy and Princess Stories" del #MarvelMultishipperWeek, con el tema Ave Fénix. Un poco de las mil y una noches para darle más sazón al asunto.

Gracias por leerme.



***


"Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr."

William Faulkner.



La caravana de hombres germanos se detuvo en el oasis que su guía encontró antes de que otro más se volviera a desmayar por deshidratación, corriendo junto a los camellos para beber agua fresca y lavarse la cara del sudor, el polvo del desierto y sus frustraciones. Eso de ser nuevos en el negocio mercantil en tierras no exploradas estaba comenzando a poner en duda su templanza y decisión. Todos sacaron una manta que tender para recostarse unos minutos bajo la sombra de las palmeras, quitándose sus capas y botas entre gruñidos, abanicándose por el calor. Ni estando ocultos bajo el sol los dejaba de castigar, era un clima del infierno y ni siquiera estaba a mitad de camino. Si querían llegar a las tierras de los guerreros nómadas debían cruzar ese desierto una semana más.

—Maximus, estamos jodidos.

—Tú lo estás, yo no —respondió Erik mirando alrededor las dunas que parecían cambiar apenas dejara de verlas.

—¿Realmente crees que lleguemos vivos para vender alguna maldita cosa?

—No tenemos otro camino, hemos vendido todo en Germania.

Erik no mentía, todos ellos, esa media docena de hombres rudos, apestosos y germanos habían dejado atrás su vida de caballeros cuando empezaron los problemas. La guerra entre religiones solamente hacía más pobre a la gente y menos tolerante. A ellos, los que habían peleado por el rey, ahora los veían como una amenaza. Erik Maximus había perdido a su familia apenas un año atrás, por la peste. Nadie había querido ayudarlos porque él era un caballero, uno lejos de casa para ver por ellos, sangrando por su rey. Una vez que quemó la casa, vendió los animales como lo poco que tenía de valor se unió a otros en su misma situación para largarse a probar suerte en otras tierras, esas extrañas y salvajes tierras más allá del enorme desierto de Genosha.

Más de una persona les advirtió que era una locura, porque en Genosha pasaban cosas inexplicables, había hechiceros, criaturas mágicas y con gente de costumbres blasfemas. Pero las ganancias prometían ser jugosas, viajar por el mundo era mejor que ser el blanco de una guerra de poder, así que Erik quiso apostar por un cambio. Ahora estaban en ese desierto que parecía querer matarlos con ese sol que hacía bailar frente a ellos espejismos inquietantes o darles sorpresas con animales venenosos envueltos en cuerpos escamosos. Una vez que terminaron de descansar, siguieron su marcha penosa por entre las dunas hasta que el sol comenzó a caer por el horizonte siempre igual para ellos. Durmieron entre rocas y continuaron a la mañana siguiente.

—Necesito un baño para rascarme los huevos —se quejó Alexander.

—Puedes hacerlo con la arena, no se pierde nada —bromeó Víctor.

De dragones y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora