♨;; 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚙𝚕𝚊𝚝𝚘

299 58 29
                                    

Donghyuck

Apenas quedaba media hora para que comenzase la emisión, y yo todavía estaba en mi coche, pitando histéricamente a los vehículos que se posicionaban delante de mí. Sí, tenía prisa, tenía una prisa enorme debido a que me había quedado dormido. Ya hacía veinte minutos que tenía que estar allí, y ni siquiera había llegado a la calle.

¡Estaba atrasando a la más grande oportunidad de mi vida! Y no exageraba, pues ese concurso de cocina podía ser lo que me abriera las puertas al mundo laboral que llevaba tantos años ansiando. En primer lugar, se emitiría en directo. En segundo, dos de los chefs más importantes del país harían de jueces, y como poco podría conocerlos. El tercer juez era secreto, ni siquiera los participantes sabíamos de quien se trataba, pero algo en mi interior me hacia pensar que sería una grata sorpresa, quizás algún chef internacional, que sé yo. Pero lo más importante de todo, en tercer lugar...

¡EL PREMIO!

Sí, el premio era lo mejor. Un puesto como sous chef permanente en el mejor y más lujoso restaurante de Seoul, además de, como es obvio, reconocimiento, fama, incremento de la popularidad y por lo tanto, beneficios económicos.

Definitivamente debía ganar ese programa fuera como fuese.

*Piiiiiiib* *Piiiiiiib* *Piiiiiiib*

Mierda, ya estaban llamándome de nuevo, siendo la cuarta vez en los últimos diez minutos. Tragué saliva e intenté aclarar mi garganta antes de descolgar y poner la función manos libres, pues no tenía tiempo para sufrir un accidente.

—¿S-Sí?

—¿Lee Donghyuck?— mierda, era uno de los directores, y por el tono, no parecía precisamente agradable.

—Sí señor, soy yo...

—Llevas media hora de retraso y aún no te veo aparecer.

—Ya lo sé, señor. Estoy en carretera.

—Emitimos en cuarto de hora, y si no estás listo, comenzaremos sin ti.

—Estaré ahí, se lo prom-

Pib.

Pib.

Pib.

Pib.

¡Será cabrón, que me ha colgado en toda la cara!

Suspiré con frustración, desabrochando los botones superiores de mi camisa y recargándome sobre el volante aprovechando que el semáforo permanecía en rojo, igual que los últimos mil años, al parecer.

No debía estresarme, no debía agobiarme en estas situaciones. Mi madre siempre me dijo que debía enfriar mi cabeza y respirar profundo antes de dejar que los nervios me carcomieran e impulsaran por un mal camino, y sobra decir que mi madre era la mujer más inteligente del mundo, así que no había motivos para dudar de su palabra.

—Tranquilo Hyuck, aún quedan quince minutos, si nos damos prisa hasta podremos llegar con tiempo de sobra...— me reconforté a mi mismo, como si fuéramos dos personas manteniendo una conversación y no una en camino a perder la cordura—. Todo estará bien, sólo tenemos que...

taste it || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora