♨;; 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚖𝚘𝚝𝚎𝚛𝚌𝚎𝚛 𝚙𝚕𝚊𝚝𝚘

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Donghyuck

Había ganado. HABÍA GANADO. No podía creerlo. Bueno, sí podía creerlo porque el mismo presentador lo había dicho y todo el público me miraba asombrado como si no llegaran a creerse que yo, Lee Dong Hyuck, hubiera pasado la repesca. ¡Pues lo había hecho! Y lo mejor de todo era que estaba grabado y aquellos que no confiaban en mí tenían que tragarse sus palabras. Estúpidos.

Después de que dieran por finalizado el programa, Doyoung, uno de los directores, se acercó a mí para informarme sobre las siguientes emisiones, pues a partir de ahora yo también tendría que acudir. Oficialmente estaba dentro del programa de nuevo.

Tuve que pasar por camerinos para limpiar el destrozo que el idiota ese había causado. Por suerte las pocas personas que estaban ahí tuvieron la decencia de dejarme a solas en él, así que no tuve que esconderme de nadie cuando agarré una toalla y fui desabotonando mi camisa a medida que limpiaba el chocolate que cubría mi torso, tanto por encima de la tela, como por debajo de ella.

Toc toc

Me giré a la puerta que acababan de llamar y suspiré. ¿Qué tan difícil era leer el cartel de "OCUPADO" que había colocado yo afuera? Repetí esa palabra con mi propia voz en un intento de ahuyentar a la persona al otro lado de la puerta, pero no tuvo efecto, pues no pasaron ni dos segundos antes de que volvieran a llamar. En esta ocasión ni esperaron mi respuesta, simplemente abrieron la puerta. O mejor dicho, abrió.

—¡Que está ocupad-!

Me quedé petrificado ante la persona que acababa de entrar. Mierda. Mierda, mierda, mierda. Era Mark. Era él quien se encontraba dentro del camerino, debatiéndose a vida o muerte con el pestillo de la puerta para cerrarlo desde dentro. Desde dentro, conmigo. Solos. Mark y yo solos otra vez en un cuarto. Tenía que salir de ahí rápido. O él o yo.

—¿Por qué no pusiste el cerrojo?— preguntó una vez consiguió cerrarlo, suspirando cansando por su dura batalla contra el inamovible objeto.

—Hay un cartel en la puerta indicando que está ocupado— Mark me sonrió y fue acercándoseme. Yo intentaba mantener la calma, pero inconscientemente empecé a tartamudear y alejarme de él hasta chocar con unas taquillas, haciendo que el metálico sonido retumbase por todo el cuarto—. La ge-gente no entra cu-cuando ve ese cartel.

—Entonces, que suerte la tuya de que yo no sea como la gente.

—Es de mala educación...

—Oye, llamé a la puerta.

—Y dije que estaba o-ocupado...

—Pues precisamente por eso entré— rió y terminó por recorrer los pocos centímetros que nos separaban. Yo no podía alejarme más, estaba casi fusionándome con la puerta de las taquillas, y Mark parecía disfrutar enormemente mi nerviosismo—. Vine a felicitarte. Enhorabuena, Donghyuck.

—Gr-Gracias...

No podía mirarle la cara, la vergüenza me superaba. No era porque yo estuviera con casi toda la camiseta desabrochada o manchado de chocolate, el motivo se acercaba más a las estúpidas palabras que me salieron durante el programa. ¡Quién me mandó a mí decir que no quería que se cumpliera la apuesta! ¡Y encima delante de Mark! Todo por la excitación momentánea de la victoria. Se portó tan bien conmigo durante el programa, que inconscientemente las palabras salieron solas.

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2020 ⏰

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