Cap.9.

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Al cuarto día Flavio ya se había levantado como perro por su casa, Samantha andaba nerviosa por el apartamento intentando organizar mínimamente el desastre que habían formado en tan solo tres dias. Faltaban menos 24 horas para que la valenciana volviera al trabajo y por ende, faltaban menos 24 horas para que ambos despertasen de la maravillosa realidad paralela que había creado.

- Ei, ei.- dice atrapándome en una de las tantas veces que paso fugazmente por su lado.- ¿Por qué no te relajas un poco?

Había sido sentir sus labios contra mi cuello y su particular voz recorriéndome todo el cuerpo y eso mismo había hecho, relajarme. Solo nos quedaban 24 horas para disfrutar de la absoluta compañía del otro y yo en realidad no podía para de pensar en que pasaría después, una vez de vuelta a la realidad. Sabía lo que quería y sabía lo que quería Flavio, pero no sabía lo que quería el resto del mundo.

Me dejo guiar por el chico hasta el sofá y me siento para abrazarme a él. Iba a echar de menos poder olerle cada vez que quisiera. Yo volvía a trabajar y el a la carrera que había abandonado por mi durante cuatro días. Lo que suponía reducir de 24 horas compartidas a apenas 3 o 4 horas al día. No podía negar que la rutina que había creado con Flavio en apenas cuatro días me fascinaba. Habíamos conseguido coordinar nuestras revoluciones como nunca y ahora que habíamos conseguido alcanzar el ritmo perfecto, debíamos frenar y parar.

-        ¿Quieres que prepare algo rico para comer?- me pregunta separándose un poco para poder mirarme.

-         ¿Vas a cocinar?- le pregunto sorprendida.

-          Yo tengo hambre.- parece que no necesita decirme nada más porque se levanta para dirigirse directamente a la cocina.

Cuando me noto con los ánimos suficientes, me levanto y me dispongo a hacerle compañía.

-             Mira, voy a hacer champiñones con huevo.- me dice orgulloso mientras me muestra la sartén que tiene en la mano derecha. No puedo evitar pensar lo adorable que es y lo mucho que voy a echar de menos el miedo que siento cada vez que decide cocinar algo.

-             Voy poniendo la mesa bebe.- me acerco para depositarle un beso en la mejilla, pero Flavio gira su cabeza lo suficientemente rápido como para que acabe siendo un beso rápido en los labios.

-            Ui.- dice como si fuera inocente de sus actos. Al final, yo solo cojo los cubiertos con una sonrisa tonta en la cara.

La valenciana estaba mirando orgullosa la perfecta mesa que acaba de colocar cuando sintió los brazos del chico abrazándola por detrás y apoyando la barbilla en su hombro.

- ¿Y si...comemos en la terraza?- me pregunta despacio y alargando la última sílaba. Me giro para mirarlo extrañada ante su propuesta.

- Hace sol.- me muestra sus dientes de la manera más dulce que puede y yo inevitable dirijo mi mirada hacia el ventanal que mostraba la piscina brillante bajo el sol. La verdad es que hoy hacía un sol de verano, pese a estar casi en Noviembre.

- Vale, pero voy a ponerme algo que aún así hará frío.- me doy la vuelta para ir a mi habitación pero el chico me frena rápidamente.

- A mi me gusta así.- dice para volver a atraerme hacia su pecho y dejando un par de besos en mi cuello.

- Llevo sólo una camiseta y tu deberías de ponerte algo también bebe.- me mira con resignación pero al final acepta mis indicaciones.

Samantha se había quedado más que sorprendida con los dotes culinarios que, al final, el murciano había conseguido demostrar. Flavio, por su parte, había comido tanto que cuando se tumbó al lado de la rubia no tardó ni cinco minutos en quedarse dormido, como era de esperar.

Canción Rota   //flamantha//Where stories live. Discover now