Prólogo: Tales of Kingdoms, un mundo virtual

410 26 19
                                    

23.10.2018

¿Por qué tarda tanto? El paquete tendría que haber llegado hace quince minutos. Y el tiempo no es que me sobre exactamente. Hoy, es un día especial. Sí, me refiero al estreno del primer juego de inmersión total del mundo. Será un evento, claro. Y sólo habrá un evento por país. En mi caso, España, será en Barcelona, y tengo la gran suerte de vivir cerca. Bueno, con cerca me refiero a  una hora de camino, pero será mejor eso que nada. 

Giro mi cabeza hacia la derecha, y diviso una silueta pasando por mi calle. Vivo en una urbanización, y siempre me ha gustado mi casa. Hay menos ruido entre vecinos, más solitario... mejor. Poco a poco, la silueta se acerca, y entonces sé por la bolsa que llevaba y la gorra que era el cartero. No un cartero cualquiera, al parecer. Tiene el pelo largo, rapado en la parte derecha, dos piercings en la parte superior de la oreja derecha, dos pendientes a juego en ambas orejas, y  otro piercing en la oreja izquierda. Además de eso, tiene un tatuaje que le cubría todo el brazo izquierdo, el cual se ve en su camiseta de manga corta, algo extraño en octubre. El tatuaje llegaba a la mitad del cuello. Y también tiene otro piercing en la boca. Lo más extraño de todo, es que su cara me es muy familiar. Tiene la gorra calada hacia abajo, así que no puedo verle bien sus ojos.

-Hola, ¿eres... Xavier Prellets? -pregunta. Su voz es un poco grave.

-Sí... soy yo. -Algo tembloroso, respondo.

-Vaya... otro que va al evento ¿eh? -mientras rebusca en su bolso, una media sonrisa asoma en su rostro

-¿Tú vas a ir? -digo, asombrado.

-Pues sí, tú eres el último al que le iba a entregar. Ahora toca ir a casa.

-Oh, vale. Espero verte ahí -sonrío-. Adiós, Samuel.

-¿Quién?

Mierda. Me he confundido. No sé para qué me hago ilusiones.

-Oh, perdón, me recordabas a una persona. Lo siento -digo, con una sonrisa. Mientras, doy pasos hacia atrás, y me meto a casa. 

Lo primero que hago, es abrir el paquete. En él encuentro una tarjeta de identificación, en la que sale mi nombre. No os he explicado que el juego va a ser un evento en el que los inscritos se van a pasar todo el juego en tiempo récord. Se estima una semana, por lo que los que vivan lejos vamos a tener que alquilar algún hostal. Yo ya alquilé una habitación con mis dos amigos de la infancia, Austin y Mark. Que, por cierto, debería llamarles. Justo en este momento, me suena el móvil. Genial, Austin me lee la mente. 

-¿Diga?

-Hey, Xav. ¿Qué tal estás? -una voz suena al otro lado del móvil. Sí, es Austin.

-Bien. ¿Te ha...?

-Sí, por eso te he llamado -me interrumpe. Es muy propio de él- Voy a avisar a Mark. ¿Quedamos en el Puente de Amposta? 

-Vale. ¿Tienes todo preparado?

-¿Te refieres a la maleta? Sí, claro.

-Bueno, nos vemos en media hora en tu casa.

-Bien. Hasta luego -se despide, y cuelga el teléfono.

Voy a toda prisa hacia mi habitación, y me ducho. Me quedo cinco minutos observando mi reflejo en el espejo. Una franja azul asoma en mi pelo largo, contrastando con el negro. Además de eso, un colgante de un reloj de arena con una S encima, diseñado por mí mismo. Abro mi armario, y me pongo una camisa blanca, una corbata negra estrecha (siempre me han gustado las corbatas), pantalones negros y mis zapatillas altas de color negro.

Cojo mi maleta, y salgo de casa. Mis padres se han ido de viaje durante unos días, y aproveché para ir al evento. Me voy a casa de Austin, que está a una manzana, y en cuestión de minutos estoy en su portal. Le llamo, y minutos después baja un chico con el pelo pajizo, estatura media y cara afilada, con unos ojos verdosos que te observan desde cualquier lugar. Detrás suya, otra figura aparece, más ancha y baja que el primero. Es Mark, mi otro amigo de la infancia, un chico de pelo castaño oscuro simpático y amigable. Los tres nos conocimos en la guardería, y desde entonces no hubo nada que nos separase. Ni nos separará. Espero.

-Hey, Mark, ¿qué tal? -saludo.

-Bien, ¿y tú, Xav?

-Bien también -me quedo un rato mirándole- No esperaba que estuvieses aquí. 

Sonríe.

-Yo tampoco me esperaba eso, pero como mis padres iban a salir, pues les dije que me llevasen a casa de Austin. Así no llegaba tarde.

Nos dirigimos hacia la parada de autobús más cercano, y mientras hablamos sobre nuestras cosas. Estaba discutiendo con Mark cuando al girar una esquina me choco con una chica de pelo castaño oscuro un poco corto, algo bajita, unos ojos color chocolate, y la piel blanquecina. Me quedo observándola durante unos segundos, luego me doy cuenta de que está en el suelo por mi culpa y reacciono. Me agacho, le tiendo la mano, y me fijo que tiene una maleta también. ¿También va al evento? Eso da igual, ahora tengo que pedirle disculpas.

-¿Estás bien? Perdona, no me he dado cuenta -me disculpo, con una cara de arrepentimiento. No es fingida, me siento fatal.

-No pasa nada... -dice, con la mirada baja. A continuación, sigue caminando. La observo, y pregunto:

-Perdona que te pregunte esto, pero... ¿Vas a ir al evento de Tales?

Tales of Kingdoms: ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora